La vida privada de Fidel: su leche de búfala, sus vinos de Ribera del Duero, sus fincas y sus clínicas (y II)

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Fidel Castro ha fallecido, y con él ha desaparecido el último gran icono vivo de la guerra fría. Unos le lloran, otros brindan, pero su muerte no deja indiferente a nadie. He aquí el perfil más humano de uno de los grandes personajes del siglo XX.

Vida familiar de Fidel

Paralelamente, la vida familiar de Fidel Castro era realmente compleja, tormentosa, un poco como lo que da el carácter propio del Caribe: era padre de siete hijos -seis varones y una hembra- nacidos de tres matrimonios diferentes. El primero de todos era Jorge Ángel, al que le seguía Fidel Castro Díaz-Balart, hijo de Mirta Díaz Balart y reconocido como su primogénito pese a que Jorge Ángel nació antes, pero con otra mujer. Más tarde tuvo otros cinco varones con su siguiente esposa, Dalia Soto del Valle. La única hija de Fidel fue Alina, fruto de su relación con Natividad Revuelta.

Alina fue la hija díscola, la que más arremetió contra su padre empeñada en una magna obra de desmitificación

Todos, menos Alina, que huyó de la isla, poseían un apartamento y un coche, habían cursado estudios universitarios y trabajaban en la isla. Alina fue la hija díscola, la que más arremetió contra su padre empeñada en una magna obra de desmitificación del líder cubano.

Fidel quiso que sus hijos disfrutaran de una casa en Varadero -la F1, en Villa Cuba- con seguridad propia

Los informes revelan que Fidel exigió para esa prole una vida austera, al contrario que la desarrollaban sus primos, los hijos de Raúl Castro, que vivían con todo tipo de comodidades. De hecho, Fidel Castro Díaz-Balart estudió en la Unión Soviética y era ingeniero nuclear; Antonio era ortopédico; Alejandro, al que llamaron el otro hijo rebelde de Fidel, se había convertido en una eminencia en informática y era el único que se negaba a llevar escolta. Y Ángel, por fin, estudió Medicina.

Pero, en todo caso, Fidel era un padre cuidadoso y quiso que sus hijos disfrutaran de una casa en Varadero -la F1, en Villa Cuba- con seguridad propia, de la que se encargaba el Departamento de Seguridad Personal del Ministerio del Interior. Aunque no tuviera nada que ver con el carácter de su padre, dos de los hijos de Fidel, Alejandro y Antonio, eran unos posesos del soft-bol, una especie de béisbol que se juega en Cuba.

Sus residencias oficiales: seguridad y comodidad

Fidel vivió durante casi toda su etapa presidencial en su residencia oficial -en la que figuraba como votante electoral- en la calle 11, en el Vedado (La Habana). Sus más allegados le calificaban de trabajador incansable, y de ahí que en el Palacio de la Revolución tuviera durante su mandato como presidente de los Consejos de Estado y de Ministros de la República de Cuba -desde el 3 de diciembre de 1976 hasta el 24 de febrero de 2008- un apartamento completamente acondicionado en la tercera planta del edificio, justo donde estaba ubicada su oficina.

En la calle 11 de La Habana, Fidel disponía de un gimnasio con una cancha de básquet, una piscina climatizada y todo tipo de utensilios para su puesta a punto física. Le gustaba hacer deporte y mantenerse en una buena forma física… dentro de lo posible.

Fidel podía ser atendido en la Clínica 43 y en el propio Centro de Investigaciones Médicas Quirúrgicas

También en el edificio del Palacio se encontraba instalada una clínica exclusivamente para: durante muchos años, la clínica estuvo bajo el mando de Antia, la médico-jefe, aunque quien atendía personalmente a Fidel en aquellos años -principios del 2000, cuando aún estaba muy activo- era el coronel Selman. La clínica estaba perfectamente dotada para cualquier urgencia y contaba con cuatro ambulancias Mercedes Benz, de las cuales dos eran UVI móviles.

La salud de Fidel preocupaba mucho a la cúpula del régimen, sobre todo en los últimos años. Y así, además de en ese centro, Fidel podía ser atendido en la Clínica 43 y en el propio Centro de Investigaciones Médicas Quirúrgicas (CIMEQ). La Clínica 43 era exclusiva del bureau político y sus familiares y a su frente estuvo durante muchos años el coronel Nodarce, un hombre trascendental en el estado de salud del Comandante en Jefe. En el CIMEQ, Fidel disponía de una sala especial para su uso exclusivo, la Sala G, mientras que su hermano Raúl Castro disponía de la Sala F, y el bureau político contaba con la Sala E.

Durante toda su vida, pero especialmente en los últimos años, la salud de Fidel Castro fue uno de los asuntos más secretos del gobierno de Cuba. En muchas ocasiones se habló de su delicada salud, pero nunca se informó de forma oficial de los achaques que sufrió durante los últimos años.

Las posesiones del clan Castro

Otro punto poco conocido de la vida de Fidel fueron sus residencias oficiales. Fidel siempre mantuvo su vivienda familiar en Jaimanitas, donde convivió con su mujer Dalia y uno de sus hijos, Alejandro, en una gran vivienda ubicada en un perímetro delimitado, escrupulosamente vigilado por guardias fuertemente armados y cercado por unas densas cortinas de pino con el único fin de impedir la visibilidad.

La familia Castro disfrutaba de muchas posesiones y de numerosas residencias oficiales

Algún tiempo después de la caída del bloque socialista y la desintegración de la Unión Soviética, la mayor parte de las propiedades que los hermanos Castro poseían fueron entregadas al nuevo Plan de Desarrollo Turístico del país, exceptuando las casas denominadas «A1» y «F1», de Villa Cuba, en Varadero, que permanecieron destinadas a los familiares de Fidel.

En Matanza se quedaron con un par de residencias, como Caleta del Rosario, situada al sur de la isla, en playa Girón, que había sido muy utilizada por Fidel para sus vacaciones. Otras residencias de las que disfrutó el Comandante en Jefe fueron La Chivera, al final del Parque Baconao, y una segunda en Camagüey. Pero una de sus propiedades más apreciadas era una finca en medio del mar, en la zona de Varadero y conocida como Rancho Cangrejo, próxima a Cayo Macho. Ese lugar de descanso se construyó en pleno mar debido a la afición de Fidel por la pesca.

Fidel delegaba en Raúl, de quien se decía que poseía un carácter frío y duro capaz de ordenar un fusilamiento sin dudarlo

A Fidel le gustaba pescar, y para desplazarse a Cayo Macho, ya fuera para practicar la pesca de altura o para acceder a la residencia de Rancho Cangrejo, utilizó durante un tiempo el yate Acuarama 1, rebautizado luego con el nombre de Megadolón. Dado de baja el anterior, utilizó otros dos yates: el Acuarama 2 y el Pájaro Azul.

Raúl Castro, la mano firme de Fidel

Fidel Castro dirigió Cuba con mano de hierro, pero siempre formó un dúo perfecto con su hermano Raúl: de hecho, cuando había que castigar a alguien -a algún traidor, en la terminología del régimen-, Fidel delegaba en Raúl, de quien se decía que poseía un carácter frío y duro capaz de ordenar un fusilamiento sin dudarlo.

Pocos lo sabían de verdad, pero Raúl tenía casi tanto poder en Cuba como el propio Fidel, y desde la sombra y junto con su yerno Luis Alberto Rodríguez ha representado -y sigue representando- el poder ejecutivo del régimen cubano. La prueba es que cuando Fidel ya no pudo más, sucedió su hermano en la presidencia.

Como colofón de este resumen del perfil más humano de uno de los hombres que ha levantado oleadas de odios pero también de amores habría que recalcar su carácter familiar, su relación peculiar, entrañable y hasta de socorro mutuo que mantuvo toda su vida con su hermano Raúl, tanto que hasta en los mejores tiempos de Fidel, el segundo más poderoso del régimen fue siempre Raúl, el hombre que dirigió con mano de hierro la Vicepresidencia Primera del Consejo de Estado y del Consejo de Ministros, y que ahora dirige como su sucesor los destinos de Cuba. Y, también, el hombre que se enriqueció a sí mismo y que enriqueció a Fidel.

Diversas fuentes hablan de propiedades de edificios, de residencias de verano, de cotos de caza y pesca, de controles de empresas. Pero ésa es otra historia que es muy difícil de demostrar.

En todo caso, con la muerte de Fidel desaparece un régimen, porque no puede haber castrismo sin Castro, como no pudo haber franquismo sin Franco. Ahora, pese a que Raúl sigue dirigiendo los destinos de Cuba apoyado en la gerontocracia del régimen, es inevitable un vuelco político. Y a eso parece que se dirige la isla.

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