El pasado miércoles 17 de febrero, el vicepresidente segundo del Gobierno, Pablo Iglesias, consumó otra de sus provocaciones contra los medios de comunicación, y lo hizo en sede parlamentaria. Aprovechando una interpelación al respecto del diputado de Ciudadanos Guillermo Díaz Gómez, Iglesias repitió sus mentiras y manipulaciones sobre los medios y los periodistas que no le son afines.
Off The Record no puede seguir guardando silencio y no va a dejar pasar una acción como ésta, entendiendo que es una presunta vileza y miserabilidad de un responsable del Gobierno de España. Este periódico ha recogido la intervención inicial íntegra del vicepresidente segundo, añadiendo algunas notas que aclaran la cuestión. Así desmontamos las mentiras y manipulaciones de pablo Iglesias sobre los medios de comunicación
El señor VICEPRESIDENTE SEGUNDO DEL GOBIERNO Y MINISTRO DE DERECHOS SOCIALES Y AGENDA 2030 (Iglesias Turrión): Gracias, señora presidenta.
Señoría, le agradezco el tono de su intervención. Permítame que le proponga -usted dice que es liberal- que escuche mi intervención con espíritu liberal porque creo que puede estar usted de acuerdo en muchas cosas conmigo. Le agradezco enormemente que me dé la oportunidad de reflexionar en sede parlamentaria, en esta tribuna, sobre algo enormemente importante sobre lo que casi nunca se reflexiona en la sede de la soberanía popular: el poder mediático y el papel del poder mediático en la democracia.
No es habitual que se debata en esta Cámara y, en general, no es habitual que se debata en los espacios más relevantes de discusión política cuál es el papel de los medios de comunicación en la conformación de sociedades democráticas. Es, de hecho, un tema tabú del que parece que está prohibido hablar, y creo que eso es el síntoma de una carencia de nuestra democracia que es necesario superar.
Normalidad democrática es también, señoría, que se pueda hablar de todos los actores que tienen un papel relevante en el desarrollo de la política. Por lo tanto, creo que, efectivamente, es muy positivo que ustedes nos den la oportunidad de hablar hoy aquí de los poderes mediáticos.
Y me va a permitir que haga algunas reflexiones sobre el rol que están jugando los poderes mediáticos en España con nuestra democracia. Es evidente que hay algo que todo el mundo entiende, y es que el poder mediático tiene un papel determinante en el desarrollo de los procesos democráticos en nuestra época; siempre ha sido así, pero en sociedades tan mediatizadas como las que vivimos todavía mucho más, y no digamos ya en un contexto de pandemia y de restricciones de las reuniones físicas como el que estamos viviendo.
[En estas generalidades con las que se introduce en el tema, Pablo Iglesias obvia el papel de las nuevas TIC, unas tecnologías que él y sus grupos de extrema izquierda han utilizado profusamente y rentabilizado enormemente, como también lo han hecho, sensu contrario, grupos de extrema derecha afines a VOX, su polo opuesto].
Le doy un dato, en los meses de marzo y abril de 2020, durante el confinamiento, se registró el récord histórico de consumo de televisión en España. ¿Cómo no va a ser eso un asunto de reflexión política por parte de los representantes de la ciudadanía? Esa influencia determinante de los poderes mediáticos en la opinión pública y en la democracia se expresa en muchos sentidos. Los poderes mediáticos en buena medida deciden las agendas, los temas de los que se habla y los temas de los que no se habla; deciden qué voces y qué opiniones puede escuchar la ciudadanía y cuáles no.
[Es una verdad a medias, porque también aumentó considerablemente el consumo de internet: YouTube, redes sociales como Instagram, WhatsApp, Twitter, periódicos digitales de todo calibre y condición, youtubers, páginas webs, etc.].
Aquí, al fin y al cabo, las voces que se oyen las deciden los ciudadanos; en los poderes mediáticos no es necesariamente así. Deciden incluso, a través de los vínculos enormes que tienen con la industria audiovisual y editorial, buena parte de las películas y series que se ruedan e, incluso, los libros que se publican. Es decir, deciden buena parte de todo lo que se puede ver, oír y leer en este país.
Le propongo un ejercicio muy sencillo, que puede hacer cualquiera de ustedes o cualquier ciudadano que nos esté escuchando desde su teléfono móvil, que es estudiar o mirar cómo los poderes mediáticos determinan la agenda entrando simplemente en la web de un periódico y haciendo una búsqueda por palabras. Se puede comprobar cuántas veces se mencionan determinados asuntos y cuántas veces no se mencionan otros.
[Otra manipulación consciente de Iglesias: sabe perfectamente que existen lo que técnicamente se llaman ‘factores objetivos de la información’, utilizados para determinar el grado de la noticia. Es decir, para ver si algo es noticia o no. Y para esto no hace falta recurrir a complicados sistemas como la ‘pirámide invertida del periodismo de datos’, o similares].
Yo he hecho el ejercicio para preparar la respuesta a su interpelación en la web del diario El Mundo y los resultados son muy llamativos. La palabra Venezuela tiene 17.376 resultados. ¿Sabe cuántos resultados tiene la palabra desahucios? Tiene 1.668 resultados y la expresión puertas giratorias, dos palabras, 486 resultados. Y esto no solamente sucede en los periódicos digitales; esto también ocurre en las televisiones e incluso en la televisión pública.
[Remito a la nota anterior, añadiendo que en casos como ‘Venezuela’, es tal la dictadura ejercida en ese país, tal el asesinato de venezolanos desde el poder, tales las conexiones del gobierno bolivariano con el narco-terrorismo, tal el escándalo del ‘decylgate’ en España, etc., que efectivamente genera muchas más noticias que las ‘puertas giratorias’, las cuales, queramos o no, pueden utilizar muy pocos ex altísimos cargos públicos. Luego, se trata de otra manipulación de Iglesias, y, desde luego, sacada de contexto].
Le doy algunos datos de la plataforma Civio sobre cuántas veces se han mencionado determinadas palabras en los telediarios de Televisión Española desde 2014 hasta hoy: Venezuela, 3.663 veces; Maduro, 2.717; ETA, 2.433; desahucios, 244; Lezo, 153; puertas giratorias, 21. Impresiona, ¿verdad? Creo que cualquier persona que escuche estos datos puede comprender la enorme capacidad que tienen los poderes mediáticos para definir de qué se habla y de qué no se habla.
[Iglesias obvia que hay medios ‘podemitas’ que subsisten y que tienen mucho éxito, medios que, por ejemplo, han eliminado de su diccionario la palabra ‘Neurona’ –es decir, la supuesta enorme red de corrupción financiera que estarían haciendo los dirigentes de Podemos-, pero que tienen un público objetivo].
Y creo que digo algo evidente cuando afirmo que una de las causas principales del auge de la extrema derecha no es lo que han hecho los partidos políticos, es la normalización de las agendas de la extrema derecha en los poderes mediáticos. Si se habla de determinados temas, claro que se pone la pista de aterrizaje para que determinadas fuerzas políticas tengan éxito.
[De acuerdo a medias, porque la cuestión es mucho más compleja. Pero lo que Iglesias obvia es que si él y sus secuaces en la dirección de Podemos pudieron quedarse con los resultados del movimiento popular 11-M fue gracias al apoyo mediático, como lo demuestran las videotecas y hemerotecas. No vale, por tanto, criticar una parte pero justificar el resto].
Por otro lado, los poderes mediáticos han tenido históricamente y siguen tenido una capacidad enorme para ejercer presiones sobre los actores políticos. ¿Sabe quién dijo esto de manera clarísima en televisión, en directo? El presidente del Gobierno. Pedro Sánchez, en una entrevista memorable en el programa de Jordi Évole, Salvados, dijo que determinados poderes mediáticos -y el presidente del Gobierno mencionó al Grupo Prisa- le habían presionado en 2016 para que no llegara a un acuerdo con nosotros.
[Cierto, pero olvida Iglesias que Pedro Sánchez siempre dijo públicamente que con Iglesias no pactaría nunca, porque entre otras cosas no podría dormir por la noche. Lo cual significa que, en todo caso, Sánchez es un embustero –porque finalmente ha pactado con Iglesias- y que tales ‘presiones’ mediáticas ni eran muy poderosas ni resultaron muy eficaces, por lo que se ve, dado que el pacto PSOE-Podemos se produjo pese a todo. Así que el valor de tales presiones es inexistente, queda desnaturalizado].
¡Es impresionante! Un periódico, una empresa de comunicación, con la radio más escuchada del país, diciéndole al candidato socialista: cómo se te ocurra llegar a un acuerdo con Podemos, te vamos a dar pero bien. Y Pedro Sánchez lo contó en televisión, en directo. Creo que usted reconocerá conmigo el enorme poder para tutelar las democracias que tienen los poderes mediáticos y que eso al menos merece una discusión y una reflexión en la sede de la soberanía popular.
[Iglesias oculta que ese medio de comunicación al que critica ha recibido una importante financiación por parte de sociedades vinculadas a George Soros, el tipo que quiere imponer una globalización capitalista en defensa de los intereses anglo-norteamericanos y que, no obstante, ¡vaya paradoja!, se ha convertido en el referente del propio Pablo Iglesias, artífice de la entrevista que Sánchez mantuvo con Soros en la Moncloa. Y obvia también Iglesias que tras la entrada de esas sociedades vinculadas a Soros -a quien se acusa con muchos datos de estar rompiendo España con su apoyo al golpismo-separatismo catalán- en el accionariado de Prisa, el grupo ha prescindido de determinados altos directivos, así como de muy buenos periodistas a los que se les aplicó un ERE, quedando ‘descafeinado’ en cuanto a buenos periodistas].
Señoría, el poder mediático es un poder real, es el cuarto poder; la gente lo reconoce. Pero ¿sabe cuál es la diferencia del poder mediático con respecto al Poder Ejecutivo, al Poder Legislativo y al Poder Judicial? Que no hay ningún elemento de control democrático.
[Otra falsedad manifiesta de Iglesias. Sí hay un control democrático: que la gente escuche o lea a ese medio. Si no lo leen o escuchan no tiene ingresos y deberá cerrar, salvo que el Gobierno PSOE-Podemos vuelva a regalar 115 millones de euros a los medios de comunicación para comprar o sus informaciones o su silencio].
Al fin y al cabo, usted y yo nos sentamos aquí porque nos han votado millones de ciudadanos;
[Obvia Iglesias que ambos han sido votados entre otras cosas, por la publicidad gratuita que les han hecho los medios de comunicación, sobre todo a Podemos en su nacimiento tras el 11-M].
Al fin y al cabo, en cómo se elige un Gobierno o, incluso, en cómo desde la soberanía popular, con mecanismos llenos de defectos y llenos de problemas, se condicionan los órganos de Gobierno del Poder Judicial, al menos hay una suerte de fundamento democrático. Pero ¿cuáles son los dispositivos de control de la ciudadanía sobre un poder tan inmenso? Que, además, es un poder empresarial concentrado en pocas manos, fundamentalmente en manos de bancos, grandes empresas y fondos buitre.
[Otra media verdad de Iglesias: con las nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación, especialmente con el desarrollo tan intenso de las redes sociales, la cuestión que plantea como fundamental se diluye. De hecho, Podemos y VOX utilizan extraordinariamente bien esas plataformas sociales para crear fake news y ganar votos con un coste mínimo. En todo caso, hay medios que son propiedad de bancos, sí, y ahí están también, pero dependen de que los lectores y los oyentes los sostengan o no: si no son profesionales no tendrán lectores y, por lo tanto, estarán abocados al cierre].
En España, además, no se aplican los principios liberales, no hay libre competencia; hay básicamente un oligopolio en el que hay dos grandes grupos mediáticos, Atresmedia y Mediaset, que según datos de Barlovento Comunicación, alcanzan el 80 % de la audiencia de los consumidores y absorben el 83 % del mercado publicitario. Esto es tremendo.
[Verdad a medias, que es la peor de las mentiras: debido a la ‘reforma’ de RTVE que hizo María Teresa Fernández de la Vega, en el Gobierno de Rodríguez Zapatero, reforma siempre aplaudida por Iglesias que la mantiene incluso hoy en su gobierno de coalición, el Ente Público no admite publicidad por ley, por lo que la publicidad se ha tenido que dirigir obligatoriamente al 100 x 100 al sector privado. Por lo tanto, decir lo que Iglesias ha dicho es, simplemente, además de una mentira una sinvergonzonada].
Ustedes dirán: esto es plena normalidad democrática. Pues, mire, que los poderes mediáticos no puedan ser contrapoderes sino más bien brazos mediáticos de poderes económicos, yo creo que merece una cierta reflexión. Le pongo un ejemplo de cómo esos brazos mediáticos del poder económico presionan para que el Gobierno y para que esta Cámara, que es la sede de la soberanía popular, no apruebe determinadas leyes. Hace algunas semanas, el ministro de Consumo, al que usted citaba, Alberto Garzón, anuncia un decreto para restringir la publicidad de las casas de apuestas. ¿Qué hicieron las patronales mediáticas? Se organizaron para tratar de boicotear la norma.
[Verdad a medias: la publicidad de las casas de juegos, como antes del alcohol y del tabaco, es –o era- una gran fuente de ingresos publicitarios no sólo para los grandes medios de comunicación, sino para pequeños medios, redes sociales, youtubers, páginas webs, etc. Al suprimir esa publicidad afecta muchísimo más negativamente a los pequeños medios o páginas web personales que apenas subsisten que a los grandes medios, los cuales recogen casi toda la publicidad global, dado que RTVE no la admite por imposición, precisamente, de los socialistas vinculados a Zapatero, el mismo con el que se vincula el propio Iglesias a través del Foro de Sao Paulo y otros foros ‘bolivarianos’].
¿Qué es lo que van a hacer los brazos mediáticos de la patronal inmobiliaria para impedir que este Gobierno cumpla el acuerdo que firmamos y haya una ley que regule los alquileres? Presionar, presionar, presionar y presionar, cuando no les ha votado nadie, para que los representantes de la soberanía popular no puedan hacer lo que se han comprometido a hacer firmado en un documento.
[Pero, ¿qué hacen los progolpistas catalanes presionando como un potente lobby en Bruselas? ¿O qué hacen los sindicatos cuando alguna norma que restringe sus privilegios no les gusta? ¿O qué hace Podemos, cuando manda a la calle a multitud de personas para que protesten violentamente contra alguna ley o contra el encarcelamiento de delincuentes como el mal rapero Hasél? ¿O qué hace el mismo Pablo Iglesias, que ha creado un panfleto digital para atacar a periodistas y ha puesto a su frente a Dina Bouselham para, supuestamente, callarle la boca en otras cuestiones más supuestamente pecaminosas por personales? Cuando no se tienen argumentos se hacen afirmaciones que se vuelven en contra de quien las dice. A eso se llama el ‘efecto bumerang’].
Es un peligro para el periodismo que el sistema mediático esté dominado por los bancos y por los fondos buitre, tiene consecuencias sobre la libertad en el ejercicio del periodismo. Porque entonces, ¿usted cree que no tiene implicaciones el hecho de que los bancos sean propietarios de las televisiones? ¿Usted cree que un periodista puede escribir mal de un banco si el banco es en última instancia el propietario del medio de comunicación para el que trabaja? ¿Cómo cree que hablarán los profesionales -que en último término son empleados del banco que posee la televisión- sobre lo que hacen los bancos? ¿Cómo cree que hablarán de los partidos que defienden siempre los intereses de la banca?
[El problema hay que verlo desde otra perspectiva: si un periodista, o un medio, habla mal de Podemos o de Pablo Iglesias o de Irene Montero, los matones comandados por Pablo Echenique y Bouselham, entre muchos otros, ‘liquidan’ o ‘eliminan’ socialmente a ese periodista o a ese medio, insultándole o desacreditándole públicamente hasta que es rechazado y expulsado del cuerpo social. Es decir, que Podemos hace con prácticas gansteriles y de matonismo barriobajero lo mismo que acusa de hacer a los poderes fácticos, que, efectivamente, también presionan, aunque de otra manera].
Es más, ¿cómo hablarán de los partidos cuyas fuentes de financiación son préstamos de los mismos bancos que poseen las televisiones? ¿Usted cree que un partido es libre cuando tiene deudas con los bancos? ¿Que un partido puede hacer algo que afecte a los intereses de los bancos si esos bancos, además, son propietarios de las televisiones que van a definir la opinión de la ciudadanía sobre esos partidos? Es muy importante la interpelación que ha hecho usted porque me atrevo a decir que casi por primera vez en esta tribuna se puede hablar de estas cosas.
[Ahí sí pone Iglesias el dedo en la llaga: efectivamente, los que son prisioneros de los bancos son los partidos políticos, con sus innumerables créditos bancarios. Los bancos les han venido condonando partes importantes de esas enormes deudas, pero eso implica poner y asumir mordazas: eso significa que las presiones de los banqueros se traducen de hecho en la no promulgación de leyes que les puedan ser adversas. Así de claro. Ahora bien, Iglesias no habla, en todo caso, de la financiación que, según se ha publicado hasta la saciedad con pelos y señales y no se ha podido desmentir taxativamente, ha recibido sus propios grupúsculos desde países tan nada democráticos como Irán o Venezuela. Ni ha explicado todavía cómo funciona esa supuesta red de corrupción de financiación electoral a través de la red de Neurona. Una vez más, Iglesias dice una verdad a medias, que es la peor de las mentiras, ocultando sus propias miserias. Es el recurso de los más mentirosos].
Señoría, los poderes mediáticos son los espacios de socialización política más importantes, es sobre todo a través de ellos como la gente se educa políticamente. ¿Usted se imagina que todas las escuelas de España fueran propiedad de los bancos? ¿O que los bancos decidieran los planes de estudio, las asignaturas, qué se explica y qué no se explica en clase? Pues esto es lo que ocurre con buena parte de los medios de comunicación en España.
[Iglesias vuelve a incurrir en demagogia barata, porque la LOMLOE que acaba de aprobar el gobierno radical-estalinista de Sánchez-Iglesias apuesta por una educación pública controlada por el gobierno: desde planes de estudio, materiales, contenidos escolares, etc. Cuando se escucha a Iglesias hay que entender que lo dice es justo al revés].
Fíjese, en un informe de la Asociación de la Prensa de Madrid -que ya le digo que no es muy favorable en general a mi formación política- se decía que la mayoría de los profesionales, el 56 %, asegura haber recibido presiones provenientes de los directivos del medio en el que trabajan. De esto se habla muy poco, de las presiones que ejercen los directivos sobre los periodistas, y más del 56 % dice: a mí me han presionado.
[En eso lleva razón: en muchas ocasiones los ‘periodistas-directivos’ presionan a los ‘periodistas-plumilla’, y aún más a los redactores en prácticas. Sin embargo, no suele ser tanto por motivos ideológicos –que también los hay- como por ‘pruritos’ personales: «Yo mando y gano mucho más que tú y tengo que demostrar que por algo estoy muy por encima de ti. Por lo tanto, esta información se hace de una forma distinta a como tú lo estás haciendo: se hace como yo digo». Es cierto. Pero eso ocurre en mucha mayor medida en los panfletos digitales que la propia Podemos controla de una forma directa o indirecta, sólo que en esos panfletos digitales lo que domina es la censura directa hacia cuestiones negativas de Podemos y la prédica de mentiras abyectas hacia los demás].
Además, hay algo enormemente llamativo, que es el sesgo territorial. Los estrechos vínculos entre esos poderes y el poder mediático hacen que el proceso de concentración del mercado de la comunicación en la capital esté siendo prácticamente simultáneo. Esa concentración otorga un protagonismo excesivo a los sucesos que ocurren en Madrid y las opiniones propias del ámbito madrileño, mientras no se presta ni de lejos la misma atención a aquello que sucede en otros lugares.
Creo que no miento si digo que hay muchos ciudadanos en Canarias, en Castilla-La Mancha, en Cantabria o en Extremadura que, cuando ponen un canal de televisión de ámbito estatal, ven que se habla permanentemente de Madrid. Utilicemos otra vez el contador de la plataforma Civio sobre cuántas veces se mencionaron determinadas palabras en los telediarios de Televisión Española. La palabra Madrid, 519 veces; la palabra Andalucía, 79 veces; País Vasco, 65; Málaga, 36; Bilbao, 29.
Le doy otro dato, menciones a vicepresidentes autonómicos en los telediarios de Televisión Española: Ignacio Aguado, 63 menciones; Mónica Oltra, una mención; Juan Pedro Yllanes, cero menciones. Creo que se echa en falta en España una televisión pública que no sea una televisión pública solamente madrileña.
[Es curioso que Iglesias arroje tanta basura verbal contra los profesionales de RTVE, cuando el Ente Público lo dominan casi plenamente los podemitas. Ya viene diciendo Iglesias desde 2013 que él sólo pediría al PSOE el control total del Ente Público para apoyar a un gobierno socialista. ¿Por qué, para qué, para hacer el equivalente al Pravda o al Granma? Se trata, sin duda, de una estrategia –la de ahora- para desviar las miradas. Cualquier periodista de TVE –y hay grandes profesionales ‘no vendidos’ a nadie- puede hablar de las insoportables presiones podemitas para emitir o no emitir determinadas informaciones, o para comprar determinados documentales o series o programas a precios estratosféricos, o para colocar en antena cualquier reportaje o con qué orientación, así como para eliminar otros documentos cuya difusión no interesa a su ideología e intereses en cuestión].
En definitiva, señoría, y voy terminando, creo que es una evidencia que es necesario democratizar los poderes mediáticos en España para que haya más pluralidad -esto es puro liberalismo- en los grupos mediáticos privados y para que haya más medios públicos que, ojo, no deberían ser correas de transmisión de los partidos políticos con poder institucional sino estar regulados mediante concursos públicos, como nosotros siempre hemos defendido para la radiotelevisión pública. Y también para que haya medios comunitarios, porque el derecho a la información es un derecho de la ciudadanía, tal como establece la Constitución, y eso significa que no puede ser solamente un privilegio de millonarios, como es ahora. En este país…
[Resulta también curioso que Iglesias no haga ninguna referencia en sus críticas o peticiones de cambio de modelo a la TV3 catalana –y otros medios públicos gobernados desde el podemita Ayuntamiento de Barcelona o la Generalidad de Cataluña, con apoyo podemita-, ni tampoco a la ETB vasca, que constituyen un auténtico muladar de la manipulación, especialmente la TV3 catalana, como tenemos ocasión de comprobar todos los días. Tampoco se ha referido a los canales públicos de la Comunidad Valenciana, o de Baleares, por poner otros ejemplos].
La señora PRESIDENTA: Señor vicepresidente, tiene que terminar, por favor.
El señor VICEPRESIDENTE SEGUNDO Y MINISTRO DE DERECHOS SOCIALES Y AGENDA 2030 (Iglesias Turrión): Termino ya, señora presidenta.
En este país ha habido una cloaca mediática. ¿Usted cree que no han tenido influencia en las elecciones las cosas que se han dicho sobre nosotros y que después, en sede judicial, se han revelado como falsas? Termino ya. Señoría, aunque los poderes mediáticos nos den muy duro por decir lo que estoy diciendo aquí, le aseguro que nosotros vamos a seguir diciendo la verdad sobre cómo funciona el poder en nuestro país.
[Otra mentira del vicepresidente segundo del Gobierno: todos tenemos la sensación más o menos real de que Iglesias no ha dicho una verdad en toda su vida, sino que ha recurrido siempre a la manipulación y demagogia más groseras. Así que cuando dice que ‘vamos a seguir diciendo la verdad’ está mintiendo. Por otro lado, tampoco es verdad que él, su pareja Montero -colocada como ministra precisamente por ser su pareja- u otros podemitas encumbrados estén ganando todos los juicios: hay periodistas que aún se relamen de las comilonas que se han dado gracias a lo que Iglesias ha tenido que pagarles por acusarles falsamente y de forma torticera, casos sobre los que hay sentencia judicial. Además, Podemos, Monedero, Echenique o el propio Iglesias no sólo han perdido juicios, sino que han estado o están inmersos en procedimientos judiciales sub iudice].
Muchas gracias. (Aplausos).