La traición de Sánchez a la RASD y a los acuerdos de Felipe González y Alfonso Guerra con el Frente Polisario en 1976

Con su cambio de posición sobre el Sahara a favor de Marruecos en abril de 2022, el aún presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, no sólo traicionó al pueblo saharaui a cambio de no se sabe qué, sino también a Argelia y a los acuerdos que, en nombre del PSOE, el expresidente socialista Felipe González firmó con el Frente Polisario en 1976 para crear la República Árabe Saharaui Democrática (RASD). El 8 de junio de 2022, Sánchez ratificó su apoyo a la propuesta marroquí para la apropiación del Sáhara ante el estupor de antiguos socialistas y mientras su socio en el Gobierno, Podemos, le acusaba de seguir la estela del ultraderechista presidente norteamericano Donald Trump.

En noviembre de 1976, siete meses antes de las primeras elecciones democráticas en España tras el franquismo, Felipe González, entonces secretario general del PSOE, firmaba con el Frente Polisario un documento por el que los socialistas españoles se comprometían a apoyar en todos los frentes la creación de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) en el antiguo Sahara español. Aunque con altibajos, esta posición política se mantuvo en el Partido Socialista hasta que el 8 de junio de 2022 Pedro Sánchez culminó un inesperado giro respecto al Sahara traicionando a los saharauis y entregándolos a la férula de Marruecos.

Con respecto a este giro siniestro en la política socialista sobre el presente y el futuro del pueblo saharaui que Sánchez mantiene firme aún hoy, Off The Record ha rescatado de la hemeroteca aquél acuerdo entre socialistas, argelinos y saharauis que Sánchez traicionó por motivos aún desconocidos. Ese acuerdo lo publicó íntegramente en su momento la prensa argelina y la española se hizo eco parcialmente años después, el 11 de marzo de 1983, con motivo de un importante viaje del entonces vicepresidente del Gobierno, Alfonso Guerra, a Argel que propició unos acuerdos comerciales muy beneficiosos para España, sobre todo con el gas argelino. La traición de Sánchez en 2022 a los acuerdos alcanzados por su propio partido ha echado por tierra los tratados preferenciales y las buenas relaciones entre España y Argelia y ha propiciado una era de inestabilidad comercial y de crisis migratoria sin precedentes.

Los acuerdos de Argel: 1976 y 1983

En la primavera de 1983, Alfonso Guerra giraba una visita a Argelia que significó el inicio del lanzamiento de relaciones políticas y económicas de un nuevo tipo entre Argel y Madrid. Previamente, una comisión del Frente de Liberación Nacional argelino visitó Madrid en la segunda quincena de marzo de ese año para preparar el acercamiento.

El nuevo estadio de relaciones con la Argelia del FLN fue posible gracias a la posición que el líder de los socialistas españoles, Felipe González, había mantenido con respecto a los territorios del antiguo Sahara español y que se resumían en el comunicado común suscrito por el propio González y el dirigente del Frente Polisario, Mohamed Abdelaziz, en noviembre de 1976, con motivo del viaje del entonces secretario general del PSOE a los “territorios liberados de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD)”.

Parte de ese documento lo desveló en España el corresponsal de El País en Argel, Manuel Ostos, el 11 de marzo de 1983, con motivo de la visita de Alfonso Guerra y después de que fuera publicado en Argelia por el diario pro gubernamental argelino El Mudjahid. En ese documento “el PSOE reconoce al Frente Polisario como el único y legítimo representante del pueblo saharaui, apoya la proclamación de la RASD y lanza un llamamiento a todas las fuerzas democráticas y progresistas para que se solidaricen con esta posición”.

El Mudjahid también había publicado el 31 de octubre de 1982, dos días después de la abrumadora victoria electoral de Felipe González con 202 diputados, un artículo titulado “Promesas a cumplir”, en el que recordaba que González “había efectuado una visita a los campos de refugiados saharauis situados en la región de Tinduf, en cuya ocasión firmó con el Frente Polisario un comunicado común en el que afirmaba que los acuerdos tripartitos de Madrid [el reparto del Sahara a favor de Marruecos] eran nulos e ilegales y que las responsabilidades del Gobierno español permanecerían comprometidas mientras que el pueblo saharaui sufriera las consecuencias de esa traición y no hubiera obtenido la liberación total de su territorio nacional”. Y precisamente ésa es la posición que el PSOE ha venido manteniendo hasta que Sánchez culminó su traición al Partido Socialista, a sus anteriores dirigentes, a Argelia y a los saharauis.

Según recogía Ostos, El Mudjahid agregaba que “Felipe González ha recordado recientemente que España tiene una responsabilidad histórica en el conflicto del Sáhara Occidental y que, en consecuencia, ‘no puede permitirse deslices, sobre todo en materia de política exterior’”, para añadir: “Hoy en día, el Partido Socialista Obrero Español se encuentra en el poder, y tiene enfrente el contencioso del Sáhara Occidental para corregir los errores del pasado. El pueblo saharaui espera del nuevo Gobierno español que uno de sus primeros actos sea la denuncia de los acuerdos tripartitos y sus cláusulas secretas”.

Ratificación del acuerdo

En noviembre de 1980, cuatro años después de la firma del acuerdo de Tinduf y dos años antes de llegar a La Moncloa, Felipe González calificaba aquel documento de “acuerdo muy interesante” en una entrevista concedida al órgano del Frente de Liberación Nacional, Revolución Africana. “Sobre el problema del Sáhara Occidental estamos totalmente de acuerdo con el Polisario. Hemos ido allí abajo, en 1976, y hemos hecho mucho para romper el muro del silencio que rodeaba la guerra. Luego hemos planteado el problema ante el Parlamento español y los foros internacionales. En algunos lugares hemos llegado a hacer que el Frente Polisario fuera reconocido, y admitido en la Internacional Socialista. Hemos adoptado resoluciones que estimo son razonables y próximas de las posiciones que defendemos”, subrayaba el dirigente socialista.

Además, Alfonso Guerra, vicepresidente del Gobierno y vicesecretario general del PSOE, en otras declaraciones al diario argelino El Mudjahid (publicadas el 24 de octubre de 1982), aclaraba también: “Somos amigos del Polisario. Hemos contribuido a que Europa y la Internacional Socialista tomen en consideración su legitimidad y su representatividad [del movimiento saharaui]. Conozco las dificultades que representa hallar una solución a ese problema, pero el PSOE, ahora que está en el poder, continuará siendo partidario de la autodeterminación del pueblo saharaui y el amigo del Polisario”.

Esta posición tradicional del socialismo español es la que traicionó Pedro Sánchez después de que se conociera en mayo de 2022 el espionaje a su teléfono a través el programa Pegasus, supuestamente utilizado por Marruecos. Los atacantes extrajeron 2,6 gigas de datos del teléfono del presidente del gobierno español y nueve megas de la ministra de Defensa, Margarita Robles, así como del ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska. La ciudadanía desconoce aún cuál es la información robada y su grado de sensibilidad para Sánchez y su mujer, Begoña Gómez, imputada por la Fiscalía Europea y por un juzgado de instrucción de Madrid por supuestos delitos de tráfico de influencias y corrupción en los negocios.

 

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