El rumano Lagarder Danciu, traductor de los tribunales españoles y responsable del área de Inmigración y Minorías del Observatorio de la Ciudadanía Contra la Corrupción, ha puesto una denuncia contra la policía por denuncia falsa. A Danciu le han aplicado la ‘ley mordaza’ del ministro Fernández y le han propuesto para dos sanciones de 600 euros cada una por supuesta desobediencia a la autoridad y por supuestamente negarse a identificarse. Ambas cosas son falsas, asegura Danciu, quien cuenta con una testigo que se encontraba con él en el momento de los hechos.
Los hechos tuvieron lugar a las 00.30 horas del viernes 21 de agosto cuando, cerca de la Plaza de Armas de Sevilla, el responsable del área de Inmigración y Minorías del Observatorio de la Ciudadanía Contra la Corrupción y una amiga presenciaron desde un bar próximo la detención por dos policías de una mujer de pequeña estatura. La mujer era violenta, pero, no obstante, una vez que había sido inmovilizada con grilletes en una señal de tráfico uno de los dos policías seguía golpeándola.
Según confesaron los propios policías, la detenida es hija de otro policía, pero tiene una orden de alejamiento, y aunque fuera violenta, eso nunca justifica la violencia ejercida sobre ella una vez inmovilizada, como apreciaron Lagarder y su testigo. Al observar esa escena, Lagarder intervino y fue identificado, empujado y maltratado -según su propia versión y la de su testigo- por un policía que obviamente no estaría capacitado para resolver este tipo de incidentes.
Al sitio llegaron otros cuatro policías, mientras los dos primeros le exigían la documentación a Lagarder. El multado dice que ni desobedeció ni se negó a identificarse, como ratifica Lola, la compañera con la que estaba, quien se dirigió al bar desde donde presenciaron el incidente a recoger la documentación de la mochila donde la tenía. Lagarder es traductor de los juzgados y esas dos multas son como tres o cuatro meses de trabajo: hay meses que no ingresa nada, y otros ingresa sólo 200, 300 o 400 euros, según las traducciones que tenga que realizar. Para más señas, Lagarder suele acudir a realizar su única comida del día en el comedor social de Macarena, en Sevilla.
Tras los hechos, Lagarder fue seguidamente a la comisaría de la Alameda a denunciar, pero quien lo atendió en la oficina de denuncias no tramitó una denuncia judicial sino una queja: le preguntó qué hacía en el Observatorio con José Manuel Sánchez Fornet (¿en qué base de datos policial figura eso?) y realizó algún otro comentario improcedente.
Desde el Observatorio de la Ciudadanía Contra la Corrupción se le va a dar a Lagarder todo el apoyo que precise para que se haga justicia y a estudiar las acciones que proceden.