Hay quienes creen que las enormes tensiones entre los miembros del actual Gobierno de coalición van a acabar con él y, por consiguiente, habrá elecciones anticipadas. Craso error.
En primer lugar, porque la aritmética parlamentaria no cuadra. Sumando todos los opositores al tándem Pedro Sánchez–Pablo Iglesias no alcanzan para derribarlo en Las Cortes Generales, que sería la opción más lógica y democrática. Al respecto, la moción de censura de Vox no es ninguna tontería pero, obviamente, no está destinada a desbancar al Gobierno, dada su fragilidad numérica.
Lo único que pretende Santiago Abascal con su propuesta es una notoriedad que le niegan repetidamente los demás partidos y la mayoría de los medios de comunicación. La prueba es que nada más plantearla, Sánchez se vio obligado a dirigirse a él, aunque fuese sardónicamente, en vez de ningunearle, como tiene por inveterada costumbre.
Además, en su momento, aunque no le sirva para otra cosa, Abascal tendrá un protagonismo mediático cuando presente su moción y conseguirá difundir su mensaje, constante e interesadamente manipulado por sus oponentes.
O sea, que no hablamos de la pintoresca e inútil moción de censura, sino del real interés, ése sí, de todos los enemigos del régimen constitucional español (y democrático, no lo olvidemos) de mantener a Sánchez como sea en el poder.
Tampoco sirve para romper el Gobierno la distinta política presupuestaria de los socios del Ejecutivo, ahora que habrá dinero de la Unión Europea para parchear la maltrecha economía española. Es verdad que las asignaciones de la UE son finalistas y que las pretensiones de socialistas y podemitas están muchas veces en las antípodas. Por eso, y pese a ello, los socios de Gobierno tendrán que tragar muchos sapos y aceptar que mejor es estar en el poder consiguiendo algo, que en la oposición sin lograr nada de nada.
Así, pues, habrá problemas gubernamentales, tensiones, insólitos apoyos parlamentarios y demás parafernalia de la habitual política partidista, pero a Sánchez no le despegan de su actual poltrona ni con dosis crecientes de agua caliente.