Putindemont quiere aligerar las leyes de enjuiciamiento para que todo vaya rápido. Los progresistas realmente existentes, que cambiaron la ley porque ellos jamás harían lo de la derecha, la quieren cambiar para ayudar a los nuevos progresistas supremacistas porque ahora lo consideran necesario para la concordia y la tranquilidad de los suyos.
Fuigdemont quiere que la amnistía, que ya le protege de alguno de los “tres per cent”, de las trapacerías del procés y de la valiente huida del capó quiere blindarse de todo, que no se fía.
Puigdemont quiere que el asunto quede claro, pero no tiene prisa, porque él quiere presentarse a las europeas, no tiene que volver, y menos pasar por una prisión y si el asunto se retrasa lo pagarán los de Esquerra que son unos blandos.
Puigborroka aún no sabemos si existe. Depende, en primer lugar, de una teniente fiscal, puesta a dedo por una fiscal del Estado puesta a dedo, que fue ministra del Gobierno, cosa que con la izquierda nunca pasaría, como se sabe.
Los fiscales del Supremo consideran que hay indicios de Puigborroka, pero eso depende de la teniente fiscal, del fiscal general y de los jueces de sala. Todo muy complicado.
Tan complejo que se observa cierto cansancio de izquierda. Ya hay demasiada gente en la “fachosfera” como para hacer adosados. El progresismo realmente existente observa que el asunto se le va de las manos, le ha regalado a la derecha relato y política y, a lo peor, a Putindemont no le gusta hasta dónde puede llegar la Constitución.
A la izquierda de verdad verdadera también empieza a cansarle el asunto. No hay Papa ni jesuita que les recuerde a los gallegos ni a los demás que la prístina blanca paloma fue a besar el anillo y lo que falta hiciera para ganar crédito y votos.
El cansancio de izquierda se acrecienta. Todo discurso fenece en la orilla donde el soldado Bolaños se ahoga lentamente, desaparecen todas las bagatelas que el gobierno reparte martes tras martes, y no hay política salvo la que determina Putindemont.
Éramos pocos en la “fachosfera” que tenemos que dejarle sitio a los fiscales del Supremo que han decidido desautorizar a sus jefes.
Le han hecho una pedorreta a la troika fiscal del progresismo realmente existente (Fiscal General –García Ortiz-, exministra y exfiscal general -Sra. Delgado– , Asociación de fiscales progres) dejando a la teniente fiscal, de la pandi del Gobierno, con la propuesta en su mano y dispuesta a dejarle al Fiscal General una decisión que, al final, depende de los Jueces da Sala, o sea al gobierno rezando.
Los de Sumar dicen que eso no va a ser aplicable lo diga Putindemont, Fuigdemont, Puigdemont o Puigborroka. Los del PSOE, que han visto cómo los tractores se acercan a Madrid, mientras el solidario president de la Generalitat los recibe, perciben el inacabable estruendo. Los jueces no reblan y los fiscales, haga lo que haga su teniente o tenienta, le han puesto al gobierno en fastidiada situación.
El agotamiento de izquierda con el tema no da para más, la insaciabilidad del fugado da aún para menos y los cabreos varios se acumulan en la mesa el Gobierno.
No son sólo los tractores. Es que tras la exoneración fiscal del salario mínimo, resulta que entre 22 y 30 mil euros (pura clase media) subirán los impuestos. El Parlamento Europeo no cede en tocar las narices al progresismo realmente existente, de los números de los fondos europeos no se sabe nada.
Y, por si fuera poco, a Feijóo le han regalado una oposición que no tenía y a la que se agarra como clavo ardiendo. ¿Quién puede estar así cuatro años?
¿Ésa es una pregunta de derechas o de izquierdas? Ustedes sabrán; el cronista y los de izquierda que no aplaudimos ya somos de la “fachosfera” y no nos atrevemos a hablar. Pero los fiscales es que no se callan… y de los jueces ni hablamos. Hay que fastidiarse con la separación de poderes. Pedro está en ello, igual mete a Montesquieu en la “fachosfera” y se acaba el problema.
