¿Qué es apología del franquismo?

He escrito tantas veces sobre mi activismo contra el régimen de Franco, que ya no tiene gracia. Aun así, sigo temiendo qué me puede deparar la próxima ley contra la apología del franquismo. ¿Será delito decir que era General?, que sí lo fue, o ¿que mandó construir pantanos?, que sí lo hizo.

Es lo malo de las leyes que son más totalitarias que aquello que pretenden combatir y, además, hechas ad hominem, para mayor inri.

Según ella, todos tendríamos que decir que el franquismo nos condujo a un páramo cultural, al estar todos los intelectuales en el exilio y no quedar en el país más que los malos y los tontos. Y no es verdad.

Ya las décadas de los 40 y 50 contaron con vibrantes debates y la estancia en el país de Ortega y Gasset, Marañón, los Baroja, Azorín, Gabriel Miró, Blas de Otero, Buero, Celaya y varias docenas más de escritores que publicaron, conferenciaron y polemizaron dentro de España. Actividad que en los 60 y 70 se enriqueció con la generación de hijos de la guerra, casi todos ellos opuestos al franquismo.

En lo personal, y tardíamente, a causa de mi edad, pude entrevistar para los medios, entre otros, a Dalí, a los premios Nobel Aleixandre, Cela y Severo Ochoa, a Hugh Thomas, autor del más famoso y largamente prohibido libro sobre la guerra civil,… y pude publicar asimismo artículos de Vázquez Montalbán, Goytisolo, Semprún, Haro Tecglen, Marsé y no sé cuántos más.

Pues bien, me temo que si cuento todo esto, así como que en determinada época los oponentes al Régimen hallaban menos dificultades para su trabajo que los contrarios a lo políticamente correcto hoy día, me vayan a empapelar.

Por eso, creo que todo es relativo y que los mandarines culturales de ahora deberían hacérselo mirar.

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