Rivera se abstendrá en una segunda votación de Rajoy, pero en la primera Ciudadanos votará en contra, lo mismo que el PSOE, con lo que Rajoy no sería investido presidente del Gobierno y se le sometería a un gran desgaste político y personal. Es lo que se deduce de la ronda de contactos mantenida por el presidente del Gobierno en funciones con los líderes parlamentarios y que ha finalizado con un encuentro de 80 minutos entre Rajoy y Sánchez. El socialista le ha dicho al popular que no quiere una repetición de elecciones, pero que votará “no” a su investidura en una primera ronda y le ha recomendado que se una con las fuerzas de la derecha en España, incluyendo a los independentistas catalanes de Francesc Homs, algo que ha descartado radicalmente Rajoy.
Dieciséis días después de las elecciones generales todo es un cúmulo de contradicciones a la hora de formar gobierno. Pero si hay algo claro es que Mariano Rajoy no ha conseguido sumar en un gran proyecto ni a Ciudadanos ni mucho menos al PSOE, partido en el que su líder, Pedro Sánchez, respira por la herida abierta por su fiasco en la investidura en la anterior legislatura: “Yo votaré como votó el PP en mi investidura; es decir, no”, según afirmó categórico Sánchez tras su encuentro con Rajoy en el Congreso de los Diputados.
Las espadas siguen en el alto. Todos dicen tener claro que la ciudadanía no admitiría unas terceras elecciones generales en menos de un año, pero no se vislumbra la fórmula para que se llegue a formar un Gobierno estable. A Sánchez se le llegó a preguntar en la rueda de prensa tras su encuentro con Rajoy si, en el caso de que no se pongan de acuerdo socialistas y populares y no se pueda formar un gobierno estable, estaría dispuesto a irse con Rajoy de la política para que vengan otros líderes y negocien lo que ellos no quieren o no saben negociar. Sánchez obvió la pregunta, pero obviándola contestó sin lugar a dudas que no piensa dejar el sillón y que en todo caso “no habrá gran coalición” entre PP y PSOE.
“Las discrepancias no son personales; son políticas, son de proyecto”, llegó a decir el socialista tras repetir por enésima vez que “nosotros no vamos a negociar nada con el señor Rajoy”, a pesar de que el popular les ha entregado un documento con los asuntos que se deberían negociar para alcanzar un gobierno estable para los próximos cuatro años.
Ahora bien, si Sánchez se ha aferrado al sillón de la Secretaría General socialista, parece como si Rajoy empezara a comprender que lo que está ocurriendo es un problema entre personas. Es decir, que el presidente en funciones, que compareció en rueda de prensa de forma solemne en el Escritorio del Congreso y no en la Sala de Prensa como hizo Sánchez, reconoció que “repetir las elecciones sería un disparate” y que “yo tengo interés en ir a la investidura si el rey no tiene inconveniente”, pero que “si yo tuviera la conciencia de que era imposible el ser elegido tendría que hablar con el resto de los grupos políticos para ver qué salida le daríamos a esa situación”.
Esa frase de Rajoy ha sido, quizá, la única gran novedad en la aparición pública de los líderes de los dos grandes partidos tras finalizar la primera ronda de contactos para formar gobierno. ¿Está Rajoy dejando la puerta abierta a una retirada personal si se retiran también los otros líderes, Rivera y Sánchez? ¿Es ésa la fórmula para que vengan otros y negocien lo que estos tres dirigente políticos son incapaces de negociar?
Las contradicciones en el campo socialista
En realidad, la posición de los socialistas es contradictoria. Sánchez dice que “yo no soy el aliado de Rajoy” y, por tanto, que no habrá una gran coalición como demanda el PP, que votará en contra de su investidura y que lo que el popular tiene que hacer es buscar los 39 escaños que le faltan para la mayoría absoluta (cifrada en 176) entre la “derecha en España”; es decir, entre Ciudadanos, el partido de Albert Rivera, y los nacionalistas de derechas del PNV, de Andoni Ortuzar, junto con la Convergència (CDC) catalana de Francesc Homs. Algo que descarta radicalmente Rajoy: “Yo voy a seguir hablando con todos, pero es difícil negociar con quien atenta contra la Constitución y la unidad de España”, en clara alusión a Homs.
Esta primera ronda de contactos de Rajoy con los líderes políticos se ha cerrado, por tanto, con más incertidumbres que cuando se inició, pero el líder del PP no pierde el optimismo: “A la vista de esta ronda, yo quiero gobernar, tengo muy claro lo que hay que hacer y voy a seguir dando la batalla con los que quieran el bien común para este país”. Sin embargo, una cosa es el deseo y otra la realidad, así que Rajoy reconoce ya abiertamente que “yo no puedo gobernar si Ciudadanos se abstiene y el PSOE vota en contra, como ha dicho hoy su secretario general”.
En el campo socialista, tampoco quiso Sánchez despejar dudas sobre si él mismo se presentaría a una investidura en el caso de que Rajoy fracasara y no pudiera formar gobierno. El líder socialista sabe que esta vez tiene aún menos oportunidades de lograr los 176 votos necesarios para su candidatura que cuando se presentó meses atrás, pero parece querer dejar entrever que ni apoyará a Rajoy ni tirará la toalla para sentarse él mismo en el sillón presidencial.