Oscar Puente, el déficit de belleza y la malversación en curso
Estimados y estimadas, debo hacerles una confesión: el cronista se considera más elegante y guapo que el ministro de Transportes y Movilidad. Por presumir que no quede. Por favor, no se lo digan al ministro que pondrá a sus funcionarios a perseguirme y es capaz de meterme en un lío.