Tras los Reyes, el lío: ruido en el lado progre del muro

La Unión Europea pidió una norma para enviar los fondos europeos, lo que venía a ser la renovación del escudo social y algunas precisiones sobre el asunto de la amnistía. Cosa que puso los pelos de punta a Junts, a quienes lo del escudo social se les da una higa, pero resulta que lo de la amnistía puede retrasarse y complicarse.

Por su parte, la señora Calviño dejó como herencia un recorte: la baja de la cotización del subsidio de los mayores de 52 años, para animar al personal a buscar empleo, tramo de edad en el que, como se sabe, sobran las posibilidades de buscar trabajo. Podemos ha dicho que no está por la labor de votar un decreto tal.

O sea, que tras los Reyes llega el lío: como era evidente, los aliados no están por la labor de comprometerse en proyecto progresista tan cacareado por el Gobierno que se supone justificaba el apoyo al Gobierno. Es bien cierto que los únicos que apoyaban la idea de gobierno progresista eran los del PSOE, los demás estaban en otro negocio.

El progresismo realmente existente vuelve a la casilla de partida; las discusiones con Junts. que pide la retirada y la renegociación del asunto de la amnistía: lo demás le da lo mismo. Tiene que negociar con Podemos, mire usted, que la prístina luz blanca del Gobierno no se entiende con las huestes de Saulo, que con mulo o sin mulo, no está por la labor.

El PSOE tendrá que negociar con sus socios de investidura. No les quepa duda de que se hartarán de negociar, aunque los límites de estos decretos tienen que ver mucho con Bruselas. Es por ello que se han dado un paseo por el otro lado del muro a ver que había.

Así que Bolaños ha dicho que, vale, que acepta pulpo y negocia con el PP, cosa que a Bolaños le apetece un apetecer. También la señora Yolanda Díaz se ha puesto a charlar con el lado oscuro a ver si sonaba la flauta.

Los del PP han aprendido a hacer clientelismo y piden un potosí: la rebaja del IVA del pescado y la carne, y la vuelta al IVA menor a la luz y el carburante, un rojo que es Feijóo.

La cosa es que los 5 mil y pico millones de la renovación del escudo social ya le hacía torcer el morro a la Unión Europea y, más aún, cuando cayeron en la cuenta de que si eso no crea déficit es porque la inflación va a subir y, con ella, la recaudación. Más reducciones les harán temer lo peor.

La cosa es que los costes del embrollo de Gobierno seguirán subiendo, más allá de lo que suponíamos. Si en el primer decreto viene la bronca que viene, cabe imaginar lo que irá viniendo hasta que el señor Puigdemont salga de su huida y los de Podemos de su chiringuito.

Y eso que no han llegado las gallegas o vascas, ustedes se lo van pensando.

Si creen que Bildu y ERC han puesto su voto de apoyo al Gobierno por su lealtad al progresismo realmente existente es que no han prestado atención: El PSOE ya ha comprometido los respectivos gobiernos de ambas Comunidades.

Bipartitos o tripartitos que pondrán los pelos de punto a los del PNV y, si me apuran, a los de Junts que o se hacen fuertes en los primeros envites o verán a Aragonés, Illa y la correspondiente señora de Sumar caminar por el Palau de San Jaume, mientras el gran patriota seguirá en Waterloo, esperando una amnistía más lenta que el caballo del malo.

Ya apuntan en algunos rincones de Junts que Pedro les ha engañado. Algo impacientes parecen las afirmaciones, pero cierto es que más vale que asuman cierta firmeza. De eso, podrán aprender de Pablo e Irene, que luego pasa lo que pasa.

Este cronista cree que, con una caída de cana más, Bolaños sacará los decretos en un par de días o a la semana que viene. La cosa será si dejando nuevas plumas, borrando disciplinas judiciales o cosas parecidas.

También puede ocurrir alguna de esas maniobras elegantes propias de este Gobierno: si no negocias, te subo los impuestos, las cuotas, los salarios, me meto en los accionariados y cosas de ésas tan bonitas si no cumples con la disciplina.

El Gobierno las va a pasar canutas, seguro, pero la culpa no es nuestra: es cosa de hablar con los socios, digo yo que para eso se han firmado acuerdos de progresismo progresista. Pues nada, hay ruido en el lado progre del muro.

 

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