Veinte familias y una hija para Obregón ¿Por qué me preguntan por Grande-Marlaska?

Vamos a ver: el Sr. Grande-Marlaska, de quien se ignora el origen del guion en su apellido, no llevándolo su familia, ha tenido un día soberbio.El ministro ha venido a acusar, en sede parlamentaria, a un coronel cesado de usar venalmente fondos reservados. Ha ponderado el elegante comportamiento de la dimitida directora general de la Guardia Civil y sus momios: si he entendido algo de su confusa explicación, lo de los cuarteles y el amigo del Tito Berni es cosa del PP.

Iba a comentarles el asunto, pero un cronista sabe lo que, de verdad verdadera, es noticia. Y así, ente ustedes y yo, algo cansados de política, preferimos cualquier otro debate,

Y, de súbito, gracias a Ana Obregón – que haríamos sin ella- tenemos que debatir sobre la “gestación subrogada”, forma fina de llamar a los vientres de alquiler. Hay que decir que Ana Obregón no ha sido la primera.

Cerca de mil parejas españolas contratan cada año vientres de alquiler en el extranjero. Sin duda, muchas dirán que los trámites de adopción nacional o internacional son complejos y carísimos. Pero lo cierto es que ésa no es la razón. Se desean niños y niñas a la carta.

No nos engañemos, tener descendencia a demanda, en función de los recursos que uno tiene, pervierte cualquier noción de igualdad ciudadana a la hora de la paternidad o la maternidad. Ésta es una opción que no puede depender del dinero que uno o una tenga en la cartera.

La maternidad subrogada convierte la capacidad reproductiva de la mujer en un bien de mercado, un mercado que se alimenta de la feminización de la pobreza, en un contexto globalizado donde las mujeres se han convertido en un nicho de negocio en múltiples formas.

Lo que es evidente es que una mujer con recursos no parirá para otros u otras. El pronóstico es un nuevo contexto para utilización de las mujeres pobres, que en los países del este de Europa, donde es legal el embarazo mediante pago, conviven en auténticas granjas.

No es cierto que el debate ético se reduzca al altruismo, es decir a la ausencia el pago. El problema es la mercantilización del vientre de la mujer. No; no son vasijas,

El Gobierno ha mostrado su enojo sobre el asunto que, esta vez, sí une a casi todo el movimiento feminista. Pero sospecho que el problema es que, si se aprobara, es probable que la señora Belarra tuviera que ampliar el número de familias que con tanta brillantez ha definido.

Tras haber educado a una hija biológica de 42 años y a la hija de mi actual esposa de 36, yo me consideraba una familia normalita y corriente, de esas que han cumplido las obligaciones que cabalmente cumplimos los padres y, en nuestro caso, sin subvención alguna,

O sea, aquí donde me leen, yo me creía una familia de las de toda la vida, con tan poco glamur como la suya, seguramente. Pues no; a mis años, he pasado a ser una familia múltiple, ya que existieron dos nacimientos de distinto progenitor, vaya.

Mi padre, que generó seis hijos que parió mi madre, sin alquilar nada ni recurrir a otra señora, murió orgulloso creyéndose padre de familia numerosa. Ingenuo: legó una “familia con mayores necesidades de apoyo a la crianza”.

Pero si a ustedes no les gustan esas familias tenemos otras: monomarentales, monoparentales y jóvenes (sí; cuando uno empieza a construir familia suele ser joven, sagaz la ministra). El tener discapacidad define ahora a una familia, cosa que muy bien no se entiende y así sucesivamente: hasta veinte.

El Consejo General del Poder Judicial ya ha señalado que la cosa es jurídicamente confusa, para que luego no digamos que no estamos avisados.

El problema no es calificar a las familias sino construir una política de familia. Para que ustedes me entiendan. Me da igual cómo se llaman si tienen que pedir un bono de 200 euros para vivir. Por cierto, todos los que ahora tienen que pedir bonos iban a cobrar un ingreso mínimo vital, no es por molestar a Escrivá.

Legislar una familia no es bautizarla. Los jueces han reconocido ya hasta las pensiones de viudedad a personas casadas. Pero la cosa gubernativa es la que es: no sólo les dicen qué tienen que hacer en su cama, sino que tienen necesidad de bautizar a su familia.

Por cierto, me pregunto si pasar de ser familia múltiple me da derecho a algún bono. Ustedes atentos, a lo mejor les cae alguno.

 

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