Duro informe de los guardias civiles en fronteras: Ceuta y Melilla, dos polvorines que las mafias de trata de personas quieren hacer estallar

Más de 6.000 porteadores marroquíes cruzan diariamente entre dos y cinco veces la frontera de Melilla para dedicarse “frenética y caóticamente” a trasladar bultos hasta Marruecos. “Compiten atropelladamente entre sí por realizar el mayor número de portes posibles”, pero representan también un cauce incontrolado de entrada de ilegales, según un amplio informe elaborado por la Asociación Pro Guardia Civil (APROGC) al que hemos tenido acceso. Melilla es ‘un coladero’ y solo por su Puerto Comercial, en 2017 se registraron casi 20.000 intrusiones de extranjeros.

El documento de la Asociación Pro Guardia Civil (APROGC) refleja los intereses sociales y profesionales de los Guardias Civiles que desarrollan sus funciones en las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla. En concreto, expone las medidas que podrían tomarse para mejorar las condiciones de los agentes que realizan labores de Resguardo Fiscal del Estado en los Puestos Fronterizos y de Protección de Costas y Fronteras en las vallas y el mar territorial. Sin embargo, su informe ha caído en oídos sordos, pese a que fue presentado al Gobierno y a los grupos de la Cámara Baja.

En el documento se explica que si hay un factor decisivo que incida en la entrada y salida masiva de personas y vehículos entre Melilla y Marruecos es el denominado “Comercio Atípico”, que consiste en sacar la mercancía que llega legalmente al puerto de Melilla, mediante pequeños portes realizados por personas que la transportan en bolsas o “bultos” a Marruecos, bien a mano por los pasos de “Barrio Chino” (Melilla) y Tarajal (Ceuta), bien ocultas en vehículos tipo turismo principalmente por el paso de “Farhana” (Melilla).

En definitiva, que la “permeabilidad de las fronteras” es uno de los factores que más ponen en riesgo la seguridad de ambas plazas. Por ejemplo, se estima en más de 19.200 las intrusiones de extranjeros, muchos de ellos menores de edad, detectadas en el Puerto Comercial de Melilla en 2017, siendo el objetivo de todos ellos viajar a la península como polizones, “lo que para nosotros debe calificarse como inmigración ilegal pura y dura y sería un claro indicativo de que el Puerto Comercial de Melilla a día de hoy, parece absolutamente vulnerable”, se lee en el documento.

En todo caso, los guardias afirman que las intrusiones se deben en parte a una “inaceptable permeabilidad de nuestros puestos fronterizos”, motivada por el caos generado por la entrada masiva de porteadores del comercio atípico que posibilita que “otros tantos extranjeros puedan vulnerar los controles de documentación mediante el uso de la picaresca y con la colaboración de grupos mafiosos”. En este sentido, informan de que la entrada y salida masiva de vehículos que se dedican al transporte de bultos en ambas ciudades no es sino más de lo mismo, lo que produce una “situación desbordante”.

Ceuta y Melilla, punto de mira de los traficantes de personas

la Asociación Pro Guardia Civil ha informado al Gobierno de que la aparente facilidad para entrar ilegalmente a Europa desde Ceuta y Melilla las coloca en el punto de mira de las organizaciones que se dedican al tráfico de personas, “manteniéndose un permanente efecto llamada”. Esta situación repercute sobre los guardias civiles que “se ven sometidos a un inaudito nivel de estrés tanto en el interior del puerto comercial interceptando intrusos, como en los pasos fronterizos, canalizando el comercio atípico o en el perímetro fronterizo y costas impidiendo la entrada ilegal de extranjeros”. Y eso sin contar con los asaltos violentos a las vallas, como los protagonizados a lo largo de este verano.

El documento al que hemos tenido acceso es desgarrador: “Además de sufrir todo tipo de lesiones y agresiones relacionadas con el servicio que prestamos en el puerto comercial, pasos fronterizos, vallas y costas, muchos guardias civiles hemos sido acusados públicamente en medios de comunicación de cometer delitos por el mero hecho de cumplir con nuestras obligaciones profesionales, y en otros muchos casos hemos sido imputados por delitos como Homicidio de Inmigrantes, Lesiones, Trato Degradante, Prevaricación, Cohecho, etc.”.

APROGC cataloga esta presión de “violencia permanente ejercida contra nosotros”·como “absolutamente intolerable”, pagando las consecuencias el ciudadano corriente, que “sufre una falta de atención por nuestra parte, ya que dedicamos demasiados recursos a regular el comercio atípico”.

Las medidas que proponen los guardias civiles

Por todo ello, desde APROGC proponemos la adopción de una serie de medidas, que resumimos aquí:

  • Reducción drástica del “Comercio Atípico” tanto de porteadores como de vehículos, ajustando dicha actividad al número de efectivos del Cuerpo Nacional de Policía que realizan labores de comprobación de la documentación en los Puestos Fronterizos y a los de la Guardia Civil que realizan las labores de “canalización” de dicha actividad.
  • Blindaje del puerto de Melilla a las intrusiones mediante la construcción de dependencias dignas que posibiliten la presencia de guardias civiles en los puntos por donde habitualmente se producen esas intrusiones.
  • Actuación conjunta de los agentes de la Autoridad Portuaria Policía Nacional y Policía Local con los guardias civiles, de manera que se todas las personas que sean interceptadas puedan ser debidamente identificadas, ya que la actual situación de desbordamiento no lo permite.
  • Actualización y aplicación sistemática del Acuerdo de readmisión hispano-marroquí de 1992. Este acuerdo no sólo permite la readmisión de extranjeros de terceros países entrados ilegalmente, sino que regula la circulación de personas y vehículos entre Marruecos y España.
  • – Empleo de un efecto palanca eficaz dirigido hacia Marruecos para gestionar conjuntamente las migraciones y mejorar la cooperación en materia de retorno y readmisión. Tendrían que aplicarse medidas como: reducción del comercio atípico, traslado a los Puestos fronterizos de Tarajal (Ceuta) y Benienzar (Melilla) de los inmigrantes interceptados entrados ilegalmente para la realización de los trámites de Readmisión (Asistencia médica, letrada y asilo) y mientras durase el proceso, cierre de los puestos fronterizos dada la excepcionalidad de la situación.

En cuanto a las medidas a medio y largo plazo, los guardias civiles piden:

  • Aumento de la plantilla en al menos 300 efectivos.
  • – Implantación de sistemas inteligentes de identificación en los puestos fronterizos que permitan el control de acceso y salida de los extranjeros que accedan a ambas ciudades, porque “actualmente no se puede conocer si un trabajador transfronterizo ha retornado a Marruecos ni cuantas veces ha entrado o salido en un mismo día, lo que posibilita que las mafias, aprovechando momentos de caos favorezcan la entrada de personas con la documentación de terceras personas…”.
  • – Implantación de sistemas de escáner de vehículos en los puestos fronterizos para detectar la posible entrada de drogas, de inmigrantes ocultos y la realización del resguardo fiscal efectivo.
  • – Firma de un pacto de estado en inmigración que “blinde la actuación de los guardias civiles e impida que se nos utilice como arma política arrojadiza”.
  • – Inclusión en el Acuerdo de Readmisión firmado con Marruecos en 1992 de un procedimiento acelerado de readmisión, que permitiría la inmediata puesta en frontera de los inmigrantes, una vez hubieran recibido asistencia letrada, médica y estudiado posible asilo.

 

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