La alarma suscitada entre los funcionarios de Policía Nacional sobre la posibilidad de contagiarse con enfermedades que pudieran portar las personas que llegan a nuestras costas en cayucos u otras embarcaciones, además de los que acceden a través de las fronteras de Ceuta y de Melilla con Marruecos, ha obligado al Servicio de Prevención de Riesgos Laborales de la Dirección General de Policía a insistir en las “recomendaciones” para el contacto con inmigrantes ilegales. Estas nuevas normas, que se añaden a las anteriores, se asientan sobre un documento elaborado por Cruz Roja de Canarias.
La alarma entre policías nacionales y guardias civiles en control de fronteras parece estar plenamente justificada: podrían contagiarse con enfermedades que pudieran portar las personas que llegan a nuestras costas en cayucos u otras embarcaciones. Así lo ha reconocido la Cruz Roja de Canarias, que ha elaborado un estudio sobre un total de 702 personas que llegaron a nuestras costas en embarcaciones en 2017; personas a las que exploraron y analizaron, dando como resultado diversas enfermedades.
En virtud de ese estudio, el Servicio de Prevención de Riesgos Laborales, encuadrado en la Unidad de Prevención de Riesgos Laborales y Acción Social de la Subdirección General de Recursos Humanos y Formación de la Dirección General de la Policía ha remitido a todos los puestos fronterizos con entrada ilegal de inmigrantes un documento titulado “Recomendaciones en el contacto con inmigrantes procedentes de África”.
Ese documento recoge los principales resultados del estudio elaborado por la Cruz Roja de Canarias, que señalaba que el 82,05% venían sin enfermedades contagiosas reseñables, pero que el resto, un 17,95% del total de los analizados, portaban infecciones entre las que destacaban las siguientes:
- – Hepatitis B: un 15,38% de los analizados.
- – Portadores del VIH: un 1,28% de los casos.
- – Hepatitis C: un 0,71%
- – También se ha detectado en ese grupo pequeño de analizados algún caso de tuberculosis, “pero su prevalencia es mínima”, dice el informe.
Hepatitis y tuberculosis
Ante esos resultados, obtenidos en una muestra sin duda menor (son decenas de miles los que entran anualmente de forma ilegal en España), el informe de la coordinación de la unidad básica sanitaria de la Policía alerta a los agentes especialmente sobre la hepatitis y la tuberculosis.
En cuanto a la hepatitis B, informa a los policías que se trata de una enfermedad vírica que afecta fundamentalmente al hígado, donde produce inflamación y podría desembocar en una necrosis hepato celular. Les advierte que la vía de contagio es fundamentalmente la sangre, aunque también puede hacerlo por la saliva o el semen, y que se puede contagiar por relaciones sexuales con una persona infectada sin usar preservativo, compartir agujas con personas infectadas, hacerse un tatuaje o una perforación en alguna parte del cuerpo con instrumentos sucios que se usaron con otras personas, o pincharse con una aguja contaminada con sangre infectada, que es lo más probable que puede ocurrirle a un policía o a un guardia civil.
“En personal de riesgo, se aconseja la vacunación contra la hepatitis B”, dice el informe, animando a todos los agentes con posible contacto con ilegales a tal vacunación. Y les señala además, que tengan especial cuidado con el virus del VIH y con la hepatitis C. “La vía de contagio es similar, aunque en ambos casos no existe una vacuna”, dice el informe.
En cuanto a la tuberculosis, se han detectado algunos casos entre los inmigrantes que acceden de forma ilegal a nuestras costas, y el informe del Servicio de Prevención de Riesgos Laborales le dice al personal policial que es una enfermedad causada por Mycobacterium tuberculosis, una bacteria que casi siempre afecta a los pulmones; que se transmite de persona a persona a través del aire (de ahí el uso obligado de mascarillas), y que tengan cuidado porque, cuando un enfermo de tuberculosis pulmonar tose, estornuda o escupe, “expulsa bacilos tuberculosos al aire a través de las gotas de saliva que quedan en suspensión”.
Sarna o escabiosis
El informe también previene sobre otras posibles enfermedades contagiosas, aunque se han detectado en casos mínimos, como la sarna o escabiosis. “No se ha confirmado fehacientemente el contagio de ningún funcionario policial por sarna”, dice el informe, que añade que “no obstante, se explica el medio de contagio para que con el conocimiento, disminuya en lo posible la psicosis que se ha producido”.
Informe a los policías que la sarna está causada por los ácaros de la sarna, pequeños parásitos que infectan la capa más superficial de la piel que provocan erupciones, irritación y mucha picazón. “La sarna -dice el informe- se contagia por el contacto directo de piel a piel. Esto ocurre usualmente durante el sexo, especialmente cuando los cuerpos están cerca o en contacto durante un tiempo prolongado”.
Pero, para que se extremen los cuidados, también advierte que “excepcionalmente el arador de la sarna puede encontrarse entre la ropa o mantas donde su supervivencia es de doce horas, por lo que debería evitar rozarse con ropa que haya estado en contacto con los inmigrantes”.
Sin embargo, también asegura el informe que es muy difícil contagiarse por un contacto rápido y casual, como un apretón de manos o un abrazo: “La mayoría de las veces, se requiere un contacto personal muy cercano con una persona infectada para que se transmita la enfermedad”.
Medidas preventivas
En el capítulo de medidas preventivas, el informe de la coordinación de la unidad básica sanitaria de la policía hace alusión a la Instrucción Operativa 010, que explica las medidas que deben tomarse ante la posibilidad de contagio de una enfermedad infecciosa.
En síntesis, la instrucción dice que por parte del funcionario debe conocerse el estado vacunal propio, para lo cual habrá de contactar con la Unidad Sanitaria correspondiente o con su médico asistencial. “Es recomendable la inmunización frente a las enfermedades más habituales, y en este caso que nos ocupa, contra la hepatitis B”.
Advierte también de la desinfección y protección de las heridas o erosiones que en las zonas descubiertas del cuerpo pudiera presentar el funcionario, antes de comenzar el servicio. “Se recomienda cubrir con tiritas o apósitos las heridas, incluso las de las manos”.
Es necesario el empleo de guantes de un solo uso en los contactos con detenidos o sus enseres, sobre todo si presenta un estado de salud deteriorado. “Para realizar la reseña, se recomiendan guantes largos, que cubran hasta el codo”.
En caso de contactos a corta distancia con personas sospechosas de padecer enfermedades transmisibles por vía aérea, “utilización de mascarilla desechable, de acuerdo con las instrucciones del fabricante. Se recomiendan las FPP2”.
En caso de cacheos o controles de seguridad, “no vaciar los bolsillos introduciendo la mano en ellos, sino que el portador de la prenda deberá volcar su contenido sobre alguna superficie, para su posterior inspección o manipulación. Igual procedimiento se seguirá con bolsas, bolsos y maletas”.
Se recomienda, igualmente, el lavado de manos antes de abandonar el trabajo, antes de comer o de fumar un cigarro. Y si se observa que alguien tose, “facilitarle una mascarilla para evitar que propague cualquier infección aérea”.
El informe señala también que es necesario que la Dirección General de la Policía dote a los funcionarios que van a estar en contacto con estos inmigrantes del material aislante “en cantidad suficiente para cambiarlo o reponerlo cuando se deteriore”: guantes desechables de látex, mascarillas FPP2-3 y monos desechables.