Hay quien se sorprende de que quienes acompañan a Sánchez en la cosa de la gobernanza cooperativa y prospectiva, les parezca bien todo lo que sucede y no tengan nada que decir. A estas alturas no debieran sorprenderse: debieran recordar, por un poner, que quien le preguntó a González por la “X del GAL”, acabó siendo consejera de uno de los presidentes de los ERE. Tras haber despedido de su partido, eso sí, a quienes afirmaban que se había pasado con la frasecita de marras. Advertencia que hago a las minorías del socialismo realmente existente para que se vayan preparando.
Pero ella era la más bella, como si fuera la blanca paloma de Sumar o la enfadica permanente de Podemos o los siempre elegantes portavoces vascos que igual la montan por una frase que no existía como guardan silencio, a cambio de unos eurillos en forma de cupo negativo.
Quiere esto decir que mantener el carguito y la presencia, más aún con las predicciones que van dando los sondeos, es más relevante que levantar la voz ante el escándalo o informes de la UCO que, en otro tiempo, hubiera dado para notable griterío de quienes hoy constituyen la colla de Pedro.
Otros no es que les preocupe el asunto. Es que les encanta. El “fantasma de Waterloo” ya nos ha dejado una memorable toma de posición: “Queremos a Sánchez en coma, pero no muerto”.
La posición del PSOE ha evolucionado a medida que los togados van dando golpe tras otro, la Guardia Civil escribe sus cosas, que hacía mucho que los de la UCO no tenían que escribir un libro, uno de los de la “pandi” (Aldama) ha sido detenido y sigue el runrún de la orquesta sobre su director (el hermano de Pedro) y todas esas cositas que ustedes saben.
A ver si me entienden, los antiguos dueños del griterío y la indignación pertenecen a una categoría especial de canallas elegantes.
No son radicales en cuestiones éticas, simplemente, su grado de tolerancia sobre los problemas de la calidad ética y democrática guardan relación con la capacidad del culpado o culpada de generarles fortuna. Política, de la otra, no puedo afirmarlo.
Cabría preguntarse lo mismo que Rakosi preguntó una vez al Comité Central de los comunistas húngaros: ¿Camaradas, hemos caído tan bajo que nos hemos creído nuestra propia propaganda?
Hablando de regeneración y calidad democrática, Sánchez ha reconocido que supo por Ábalos del viaje de Delcy, siempre se nos dijo que ni idea. El embajador de Zapatero ha reconocido que cobró de la petrolera venezolana… y así sucesivamente, que no s´plo de mascarillas vive el hombre.
No seamos nosotros los exagerados. Ninguna de las frases y mensajes que la UCO ha pillado al “One” (en este caso, al 1) -expresión de la que tiene derechos de autor Txiki Benegas, que la dirigió a Felipe González-, constituye en sí misma una acción delictiva.
Ahora bien, debilita su credibilidad: ¿Es posible que no se enterara de lo que estaba ocurriendo en su entorno? Serán abundantes quienes sospechen que no es posible, pero francamente, en este momento, eso no interesa al cronista: lo que ocurre, simplemente, es que lo desarma éticamente de forma notable.
El PSOE ha empezado el proceso de distanciamiento del manchado. Su portavoz, la inefable Esther Peña, autora ya de frases memorables a pesar de su corta experiencia, ha hablado ya de “esa persona de la Ejecutiva de la que usted me habla”. Esa persona de la ejecutiva “sólo” fue cuatro años secretario de organización, número dos del partido, confidente de Sánchez, encargado de compras en pandemia y ministro.
Total, una persona sin relevancia, cuyo nivel de trapacería era, al parecer, bastante conocido, a través de su persona de confianza, por el conjunto de los responsables de la Administración, incluidos algunos de los ilustres miembros de la “pandi” de “Ella”, que tiene un enamorado tan enfadado como irritable.
La portavoz del PSOE ha añadido un argumento de peso: “nos pide cuenta un señor que tiene de amigo a un narco”. Vaya por Dios, volvió el narco. Y mañana esperen que la señora de Feijóo sea objeto de ataque.
La cuestión es que esto durará lo que quiera que dure el prócer, que cederá todo lo cedible a su colla. Pero no les quepa duda: Koldo, Delcy, Ábalos, Ella, el hermano, Aldama, el rector de la Complutense y todos los demás han acabado con la política de la legislatura, si es que quedaba algo.
La legislatura que ya acumulaba notables signos de final de época, que empezaba a parecerse al final de Felipe en el 93, podrá durar lo que quiera el 1, pero ya todo será ruido y el progresismo realmente existente, si alguna vez existió, se disolverá como lágrimas en la lluvia.
Prepárense para las comisiones de investigación, para las batallas judiciales, para informes de la UCO. Para las batallas internas que desarmen a los disidentes.
Lo que todavía entenderemos menos que ese ruido, que el alargamiento imposible de la legislatura, es el silencio ético de la cofradía.