El Tribunal Supremo, la trabajadora solidaria y el pescado caducado de Mercadona

Por la carta de desdido muere el pez. Foto: Neptuno.

Por la carta de desdido muere el pez. Foto: Neptuno.

La Sala de lo Social del Tribunal Supremo ha declarado firme la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña que acordó la improcedencia del despido disciplinario de una empleada de Mercadona, gerente de la sección de pescadería, que tuvo la osadía de regalar a una clienta una pescadilla que iban a tirar a la basura. No es que Mercadona y su amo, dueño y señor, un tal Roig, sean insolidarios, es que se preocupaban por la salud de la buena gente (o eso es lo que cree este Duende que últimamente se muestra muy optimista con el género ¿humano?).

Resulta que del resultando de los resultados ha resultado que el 5 de octubre de 2013 el supermercado ése citado despidió por una falta laboral muy grave a la dependienta, que llevaba trabajando diecinueve años en la tal Mercadona, acusándola de actuar de forma fraudulenta y con abuso de confianza por regalar a una clienta un artículo destinado a las roturas.

La empresa del susodicho Paco Roig -no confundir con Paco El Chocolatero– consideró que la dependienta había incumplido el artículo 34 de su Convenio Colectivo que contempla «el robo, hurto o malversación cometidos tanto a la empresa como a los compañeros de trabajo, sea cual fuere el importe (…), la apropiación indebida de productos destinados a la basura o promoción (…)» (sic). La trabajadora admitió los hechos y reconoció que actuó de ese modo para aprovechar el producto y evitar que se acabara tirando [¿en qué estaría pensando esta alma perdida?].

El Tribunal Superior de Justicia de Cataluña confirmó la sentencia de un juzgado de lo Social de Barcelona que consideró improcedente el despido de la trabajadora al entender que en su conducta no hubo robo, hurto, malversación o apropiación indebida. La sentencia señala que en todo caso podría haber cometido una falta grave por desobedecer a sus superiores en el ejercicio de sus funciones.

Los leguleyos de Mercadona interpusieron recurso de casación para la unificación de doctrina en el Tribunal Supremo, alegando que había una sentencia sobre otro caso idéntico cuyo fallo había sido distinto. Se refería la empresa a una sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía que declaraba la procedencia del despido de una trabajadora de la misma cadena de supermercados -es decir, de la susodicha Merca_no_sé_qué-, gerente de la sección de carnicería, despedida por falta muy grave.

Aquella sentencia declaró probado que la empleada regaló seis kilos de cochinillo [del cual cochinillo este Duende no conoce su filiación ni cualquier otro dato identificativo] a un cliente y que lo intentó ocultar anotando que la carne había sido retirada por no ser apta para la venta, aunque no se encontró en los bidones de cebo, donde acaban los artículos perecederos… y es de suponer que es donde metió las narices algún esbirrín -de esbirro; no confundir con esmirrín, de esmirriao- para acreditar que la pusieran de patitas en la calle.

Además, sin consentimiento ni conocimiento de la empresa, según dicha sentencia, la empleada cogió una bandeja de pollo con la fecha cumplida y, después de mezclar su contenido con otros productos, los puso en el mostrador para su venta, cosa la cual sí parece ser grave, pero en todo caso distinta a lo del pez que relatamos arriba.

Como no podía ser de otra manera, la Sala de lo Social da un palo en su Auto al leguleyo de Mercadona e inadmite el recurso de la tal empresa por falta de contradicción entre ambas sentencias –la recurrida y la de contraste- y, aunque reconoce que hay ciertas semejanzas –trabajadoras de la misma empresa, el mismo color blanco de los ojos de ambas, igual categoría a las que se les imputa transgresión de la buena fe contractual, color de uñas parecido, etc., bueno, esto lo dice El Duende-, señala que las imputaciones, los hechos acreditados y las circunstancias valoradas por los tribunales sentenciadores son distintos.

El tal Auto tiene fecha del 9 de septiembre pasado, pero El Duende no lo ha tenido íntegro hasta ahora. Pues eso.

Moraleja: esconde el pez, que viene la vieja.

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