Lo que son las cosas, el Congreso de los Diputados se ha convertido en el verdadero foco de la política nacional sin haber generado un solo debate sobre los profundos y graves problemas que aquejan el país, tramitado una sola ley que mejore la situación o ejercido su función constitucional de controlar al gobierno por mucho que lleve ya casi dos meses en funciones.
Ello no quiere decir que sus actores, los viejos y los nuevos -como se hartan de repetir cansinamente las formaciones erigidas en salvadoras de esta nueva España- hayan desistido de presentar iniciativas de todo tipo para regenerar la vida política, económica y social, erosionada tras casi 40 años de democracia y ocho de colapso financiero.
Iniciativas para legislar
El registro de la Cámara baja tiene ya suficiente artillería preparada en forma de casi doscientas propuestas de todos los grupos para demoler parte del templo salomónico cimentado en los últimos cuatro años, además de la argamasa necesaria para mejorar y reconstruir los pilares corroídos o tapar los grandes boquetes que han agrietado una parte muy sustancial de la sociedad española.
Mientras se agilizan las negociaciones a todas las bandas para la consecución del nuevo gobierno con el intento de investidura del candidato Pedro Sánchez -que se votara la primera semana de marzo-, el Parlamento continúa convertido -mal que nos pese a periodistas y ciudadanos- en un gigantesco plató que retransmite mañana, tarde y noche las proclamas, arengas y hasta las amonestaciones de sus protagonistas. Muchas de ellas de manera cómica y repetitiva a fuer de conseguir espacio en cualquier medio de comunicación.
Afortunadamente, este batiburrillo de declaraciones en vivo y en directo, de propuestas y advertencias dirigidas sobre todo a los adversarios más que al espectador nacional, nada tienen que ver con la infame telebasura con que algún medio todavía entontece al personal. La transcendencia de lo que se juegan nuestros políticos, pero sobre todo el país, justifica con creces la presencia de otras cámaras y micrófonos desplegados en cualquier rincón del palacio de la Carrera de San Jerónimo por parte del casi medio centenar de televisiones, radios, periódicos, webs o medios digitales acreditados.
Filibusterismo de Rajoy
La gran pregunta es si los dos protagonistas principales, Mariano Rajoy y Pedro Sánchez, serán capaces de disipar el fantasma de nuevas elecciones que al menos en público nadie quiere repetir, salvo el actual inquilino de la Moncloa. Paradójicamente, el presidente del Gobierno en funciones continúa instalado en el filibusterismo de intentar obstruir la investidura de su rival.
Rajoy amenaza ahora con utilizar el Senado para bloquear las leyes y retrasar su entrada en vigor, algo imposible dada la prevalencia del Congreso. Después de su tancredismo inicial, tampoco descarta intentar una investidura imposible que la aritmética y sus rivales le niegan y hasta sus ministros caen en la deslealtad institucional de airear los fantasmas del pasado –crisis, terrorismo, economía, independencia, yihadismo- como vía para bloquear la alternativa gubernamental.
En opinión de muchos, incluidos votantes y miembros del propio PP, el presidente del Gobierno en funciones está incapacitado para liderar el cambio político que necesita el país, sobre todo tras los casos generalizados de corrupción que afectan a su formación. Así lo piensa incluso su hipotético socio de gobernación, Ciudadanos, que considera a Rajoy amortizado.
Sobre ello, la penúltima traca la acaba de prender la ex presidenta del PP de Madrid, Esperanza Aguirre, con su dimisión tras reconocer que la corrupción “nos está matando a todos”, lo que sitúa a su presidente nacional en una situación más que insostenible.
Sánchez, suma y sigue
Entre tanto, el candidato designado por el rey, Pedro Sánchez, avanza su negociación para ahormar un programa de gobierno ‘reformista’ con el que conseguir su alianza progresista de cambio, a la que pretende sumar tanto a Ciudadanos como a formaciones de izquierda, sin descartar a los radicales anti sistema, según el PP. Sánchez ha ganado de momento, la partida a Rajoy con su iniciativa de sumar tanto el consenso político y social con reuniones multibanda: con los agentes sociales, sectores científicos, culturales, ecologistas e investigación.
Ha bastado una semana para que los socialistas atisben ‘confluencias programáticas’ con C’s, IU y Compromis en torno al documento de mínimos sobre creación de empleo, lucha contra la desigualdad, regeneración democrática, educación y derechos sociales y reforma constitucional.
Aunque el PNV ve atisbos positivos también se reserva el posible apoyo a un gobierno de Pedro Sánchez, con quien el portavoz adjunto de Ciudadanos si vislumbra espacio “suficiente” para poder llegar al consenso en un plazo “no demasiado largo”.
Líneas rojas de Podemos
A la espera de la propuesta de gobierno de Podemos, la clave será comprobar si el partido de Pablo Iglesias mantiene su línea roja de defensa del referéndum, que al menos su confluencias en Cataluña –En Comú- pretende incluir bien claro en el texto negociador. El siguiente escollo, no menor, sería avanzar en la estructura de un gobierno copresidido por Pablo Iglesias –y rechazado de plano por Ciudadanos- con ministros propios en Economía, Educación, Sanidad, Servicios Sociales, Defensa, Interior e incluso el más castizo de la Plurinacionalidad.
Continuará…