La Policía teme que Cádiz estalle socialmente mientras las mafias del tabaco y la droga se adueñan de Algeciras

El Campo de Gibraltar está en llamas: la Policía y la Guardia Civil no se atreven ni con los narcos ni con los contrabandistas de tabaco. Los abogados se forran defendiendo a los delincuentes que son detenidos, y los tribunales apenas dictan sentencias condenatorias. Mientras tanto, desde 2012 el Estado ha incautado en Cádiz 59 millones de cajetillas de tabaco valoradas en 250 millones de euros. Pero ni se conoce el volumen total de ese contrabando ni muchísimo menos del de la droga. La Policía afirma que está ocurriendo como sucedió en Galicia: los contrabandistas se están pasando al narcotráfico, mucho más violento y peligroso.

“Lo que ocurre en el Campo de Gibraltar no nos coge de sorpresa. Veníamos pidiendo ayuda a la Dirección General de la Policía desde hace años. Constatamos ya hace mucho tiempo que las detenciones que se practicaban a contrabandistas no llegaban a ningún puerto judicial, y veíamos cómo se pasaba del contrabando de tabaco al narcotráfico a gran escala. No nos han hecho caso, y ahora puede estallar el polvorín social en el Campo de Gibraltar. Puede que ya sea tarde para frenarlo, pero, además, no hay voluntad política, debido a que no existen planes económicos para la zona, una de las más depauperadas de España”.

Quien así habla es un inspector de Policía que conoce ampliamente la zona, pero que quiere seguir en el anonimato por razones obvias: “Los contrabandistas ya eran duros, pero con los narcotraficantes te juegas, además, la vida”. Este policía, y otros compañeros suyos en sindicatos como la UFP o el SUP, llevan años denunciando la situación en el Campo de Gibraltar, pidiendo refuerzos, pero los sucesivos ministros del Interior hicieron oídos sordos. Los informes decían que del contrabando masivo de tabaco se estaba pasando a la droga, en un proceso muy similar a lo que ocurrió en Galicia. Pero “nadie nos escuchó”.

250 millones de euros sólo en tabaco aprehendido

Las peticiones de refuerzos policiales han caído siempre en saco roto, y los contrabandistas de tabaco han hecho, literalmente, su ‘agosto’ como demuestran las cifras de aprehensiones en la zona.

Así, según los datos sobre aprehensiones de tabaco realizadas en todo el territorio nacional, en Andalucía (especialmente Cádiz) se ha producido desde finales de 2016 un aumento de las aprehensiones de tabaco procedentes de Gibraltar. El informe policial detalla que “las aprehensiones de este tipo de productos son un indicador claro de la intensidad de la actividad contrabandista en este ámbito”.

Eso es así, claro está, porque, como es sabido, las aprehensiones significan en realidad un porcentaje ridículo de lo que realmente se evade a la acción de la justicia. Pero aún así los datos son sumamente elocuentes.

En 2012 se aprehendieron 8,7 millones de cajetillas de tabaco, con lo que el fraude fiscal evitado ascendió a 28,1 millones de euros. En 2013 se aprehendieron 10,3 millones de cajetillas, con un fraude fiscal evitado de 35,67 millones de euros. En 2014 se aprehendieron 9,6 millones de cajetillas, que hubieran significado un fraude fiscal de más de 39 millones de euros. En 2015 se aprehendieron 11,38 millones de cajetillas, con un fraude fiscal evitado de 49,73 millones de euros.

Lo peor es que en 2016 se aprehendieron 14,05 millones de cajetillas de tabaco, que representaban en el mercado 97,16 millones de euros. Pero, además, desde finales de ese año se observó un doble efecto: aumentaba el contrabando de tabaco y hacía lo propio el de la droga, lo que suponía que cada vez ‘trabajaban’ paralelamente más contrabandistas y narcotraficantes, al tiempo que se producía un mayor efecto de apoyo social.

Los cárteles de la droga se instalan en la Bahía de Algeciras

Lo peor es que, como ya ocurrió en Galicia antes de 1985, los cárteles de la droga han aprovechado las estructuras del contrabando de tabaco -como hemos visto por las cifras precedentes- para instalarse en el Campo de Gibraltar. La Guardia Civil ha detectado una treintena de bandas que operan en toda la bahía y que están organizadas con una estructura similar a los cárteles colombianos. Policías y guardias civiles han podido comprobar cómo cuentan con una amplia red de personas a su servicio y, desde luego, más medios y recursos económicos que las fuerzas de seguridad del Estado.

Las cifras, facilitadas en este caso por fuentes de la Guardia Civil, también son elocuentes: en 2017 se aprehendieron 145.372 kilos de hachís, frente a los 100.423 kilos contabilizados en 2016, y posteriormente se incautó un alijo de 8.700 kilos de cocaína interceptado en Algeciras, considerada la mayor aprehensión realizada hasta ese momento en Europa. “Nadie se atreve a introducir tal cantidad de droga si no tiene seguridad de que llegará a su destino”, dicen en la Benemérita.

En todo caso, al igual que ocurre con el tabaco, las cifras cantan: el 80% de la droga intervenida en España se incauta en el Campo de Gibraltar, aunque se estima que esa mercancía intervenida es apenas un 20% de la que entra en el país. La cuestión es tan preocupante que la importancia de Algeciras como puerta de entrada de la droga ya es superior incluso a Galicia o Amberes (Holanda).

Asociaciones de la Benemérita como la Asociación Unificada de la Guardia Civil (AUGC) estiman que en los 19 kilómetros cuadrados que ocupa La Línea de la Concepción, con apenas 63.000 habitantes, actúan algo así como 30 bandas integradas con 600 familias, que tienen a unas 3.000 personas a sueldo: ceden viviendas para almacenar la droga, vigilan cuando se descarga un cargamento en la playa, cargan con los fardos hasta el coche o pilotan las embarcaciones con las que cruzar a Marruecos a por la mercancía.

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