Los de entonces nos contaminábamos menos de populismos

Nosotros y nosotras, “los de entonces, ya nos somos los mismos”. Lo escribió Neruda y nuestros cuerpos suelen recordárnoslo con insanias de diverso tipo. Pero, como decía Ramon y Cajal, las arrugas que deben preocuparnos no son las del rostro, sino las del cerebro. No; los de entonces nos contaminábamos menos de populismos.

Me permito sugerir que las arrugas del cerebro son las de las ideas más que esos variados y temidos achaques. Y la pregunta que debiéramos hacernos es: ¿Son nuestras ideas las de entonces?

Sospecho que la respuesta es que no, para una parte relevante de la población. Vale; acepto que leerse los documentos de José Félix Tezanos, El Certero, a la hora de atribuir escaños es trabajo inútil: más que horquillas son peinetas y casi siempre erróneas.

Pero, desde hace décadas, las encuestas del CIS acumulan una extraordinaria base de datos que nos permite valorar qué pasa por nuestra mente en cada momento.

Una de las preguntas más interesantes de los sondeos, que se reitera mes a mes, es la que se refiere al autoposicionamiento ideológico de la ciudadanía.

Se califica uno o una a sí mismo de 1 a 10, donde 1 es lo más a la izquierda y 10 lo más a la derecha. Hace 23 años, en el dos mil, había un 8% de personas en las posiciones extremas (1 y 2, 9 y 10). Ahora estamos en más del 20%.

El aumento de la polarización ideológica se refleja en las decisiones del electorado.

Pero la pregunta es si las ideas han evolucionado en nosotros y nosotras o es que hay partidos que, ahora, nos empujan a los extremos del posicionamiento ideológico. Esto es propio de las culturas populistas que se han extendido por todo el mundo, Europa incluida.

Es notable que las ideas de los votantes del PP no hayan cambiado mucho en estos veinte años, sea sobre creencias, economía o convicciones.

Sin embargo, sí lo han hecho las ideas del electorado del Partido Socialista: desde los impuestos a sus valores, sus opiniones se han ido aproximado al de Podemos. En una palabra, parece que el PSOE se ha contaminado de populismo radical en mayor medida que el centro derecha.

Una cuestión que le da margen al PSOE para adoptar acuerdos políticos radicales en mayor medida que al Partido Popular.

Tampoco puede decirse que la separación entre izquierda y derecha sobre lo público o privado sea muy distinta, especialmente en sanidad. Éste es uno de los graves errores que suele cometer el discurso de la izquierda. No escuchan a los votantes del PP ni al PP. Solo VOX se desmarca de este alto consenso sobre lo público, aunque, no obstante, sus votantes están divididos por la mitad en esta materia.

La radicalización del PSOE, contagiado por el discurso de Podemos, en materia de laicismo y otros valores ideales, es lo más notable de lo ocurrido en los últimos 23 años. Este alejamiento está construyendo una barrera para nuestro entendimiento y consensos y alejándonos unos y otros.

El resultado de esta situación es la sobreactuación y el catastrofismo y, muy especialmente, el pensamiento emborronado.

Por el contrario, con un elevado grado de consenso en la gente en cuestiones fundamentales, ignoramos cualquier empatía con los que sufren de los populismos, sean quienes padecen el racismo o los escraches.

 

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