De los calzones del Tito Berni, en conveniente prostíbulo, a la señora de la camorra, acumulando videos sexuales de jueces. Estética del socialismo realmente existente, naturalmente, progresista. La cutreespaña ha vuelto. El Tito Berni (gracias, Tito Berni, contigo empezó todo) rescató los calzones de Roldan y la tal Leire (excompañera de los socialistas hasta hace dos días) la técnica del video sexual ochentero que banqueros, banqueras y demás utilizaron profusamente en modo dossier.
Esto no debería sorprendernos, dada la ruta ética que hemos emprendido, cuyos últimos episodios son un aforamiento exprés, una trama contra la UCO y jueces y un bulo inventado por el propio Gobierno y por el que no se ha disculpado aún, tampoco la ilustre televisión de “la verdad” (RTVE). Al parecer, según una de las profetas de la mañana, un medio no tiene que justificarse, por emitir un bulo, si no lo hacen con mala intención.
La frase “No hay estética sin ética” fue escrita por José María Valverde, que, en 1965, dimitió de su cátedra de estética de la Universidad de Barcelona como protesta por la expulsión de la cátedra de ética en Madrid de su maestro José Luis Aranguren.
En la época, el cronista tenía nueve años y no estaba para tan sesuda afirmación (pueden calcular y hacer comentarios; total, si es progre el video sexual, lo será también el edadismo). Mi padre, sí; la escribió en uno de sus papeles, que me entregó cuando supo, en el 73, que me había hecho militante de un partido ilegal.
La frase, que aquí he citado alguna vez, es, en primer lugar, un notable y generoso gesto de protesta solidaria. Llevó al bueno de Valverde al exilio. Pero tiene otra dimensión: el arte, la comunicación o la política sin ética no son ni arte, ni comunicación ni política.
Yo quiero usar aquí la expresión en los dos sentidos. Primero, protesto, estoy enfadado: cualquier persona de izquierda debe estarlo; de hecho, lo estamos todos: desde Page a la izquierda de verdad verdadera, pasando por la mitad de la “fachosfera”. El nivel de deterioro bordea no solo lo vomitivo, sino la simple decencia.
Pero es más grave la segunda dimensión del aserto: en democracia, la forma (la estética) es parte del contenido (la ética). Y hay una proporción directa entre el deterioro de la forma y la pérdida de contenido democrático.
El listado de asuntos que afean a La Moncloa son básicamente problemas éticos, a más de asuntos del código penal. Probablemente, las cantidades de las que hablamos no alcanzan otros procesos, como el caso de los ERE, por poner un ejemplo, pero hablamos de favores en la casa del presidente del Gobierno, muy enamorado, pero sospechosamente ciego; hablamos de nepotismo; de trampas administrativas, de manipulación del aforamiento parlamentario, de cloacas, de manipulación de wasaps.
Hablamos de secretarios de organización del partido del Gobierno enredando con compras, el inmobiliario o maletas, colocando “sobrinas” y “cositas” de ésas. Hay otro secretario del que se espera un disgusto. Pero no he venido a recordar los asuntos que ustedes conocen.
Me importa reseñar esa relación entre forma y ética.
Es terrible para un país como el nuestro, que transitó en los ochenta ignorando lo que pasaba a cambio de la modernización de nuestras vidas, volver a aquellos momentos.
Es terrible, para los de izquierda, que nos prometimos superar la caspa y lo cutre, comernos una señora diciendo “Me vale” un guardia muerto, haciendo público que guarda videos sexuales de un juez y, sospecho, que nos esperan grandes nuevos momentos. Yo les aviso: como aparezca la sombra de Villarejo en algún momento, me borro del todo compañeros y compañeras, que lo sepáis.
Hay algo que forma parte de la estética y la ética: la falta de explicación, la “bunquerización” de la Presidencia de Gobierno, la ausencia de toda transparencia. Dice el “manual de resistencia” que silencio hasta que escampe, excepto ministros y ministras, que deben andar en permanente griterío.
Hoy, el enamorado y secretario general, ha roto su silencio, no para dar ninguna explicación, sino para decir que “resistirá” y no habrá elecciones anticipadas, lo diga quien lo diga.
Hay otro drama, también, para la izquierda: la falta de estética y de ética, ambas, producen desafección hacia la política. La participación social, la sabiduría democrática por debajo de todo habría de ser la contribución de la izquierda a la Constitución y a nuestra democracia.
Sin embargo, estamos aportando una legitimación a los que odian la política, como recurso de los que no tienen otro recurso que la representación política de aquellos y aquellas a quienes han votado.
“Nulla aesthetica sine ethica”. La política democrática requiere que ambas vayan unidas.
Sin estética, una propuesta con un gran contenido ético no es más que un sermón, una justificación, incluso una distracción. Nadie se cree que la tal Leire prepare un libro o desarrolle una investigación, pero el numerito del hotel es suficiente para anular cualquier contenido que quiera vender la mafiosa.
Sin ética se pilla al mentiroso a la velocidad del rayo. Eso es lo que nos está pasando. O recuperamos la forma democrática o perderemos su contenido. No preveo gran éxito en mi demanda, para que engañarles: “Vino, mujeres y canciones”, escribió Johan Strauss (hijo): Tito Berni y Ábalos son un clásico. Lo demás, se nos dará por añadidura.