Las criptomonedas están invadiendo sin ningún tipo de control el mercado virtual, mientras crece la preocupación en las economías más avanzadas por el auge de una moneda virtual que está creando un mercado opaco con el que se pueden evadir capitales y blanquear dinero del tráfico de armas, de drogas y de la trata de seres humanos. Eso, además de financiar procesos golpistas como el protagonizado en Cataluña por Puigdemont. El PP pide la regulación del Bitcoin, pero el mercado de la moneda virtual crece: se han llegado a contabilizar hasta 1.400 denominaciones distintas de monedas bit. ¿Cuáles son las otras monedas parecidas al Bitcoin? ¿Cómo se puede regular este mercado?
El Partido Popular ya instó al anterior Gobierno de Mariano Rajoy a que llevara ante la Unión Europea y el G20 la necesidad de regular las criptomonedas; es decir, las monedas virtuales que ya están utilizando muchos ciudadanos en todo el mundo fuera de los circuitos oficiales del dinero. Los gobiernos de las economías más avanzadas están muy preocupados, porque se está generando un mercado opaco con el que se pueden evadir capitales y blanquear dinero, además de no cotizar en absoluto a las Haciendas nacionales.
Para hacerse una idea de lo que puede ocurrir, la Guardia Civil descubrió que una buena parte de los actos del proceso de rebelión llevado a cabo por los golpistas catalanes de Carles Puigdemont y de Oriol Junqueras fue pagado con Bitcoin, un tipo de moneda virtual que circula por las redes. Por eso no se detectó, por ejemplo, la compra de las urnas para el referéndum fake realizado en Cataluña.
Sin embargo, el Bitcoin no es el único tipo de criptomoneda existente en el mercado virtual: se han llegado a contabilizar hasta un total de 1.400 monedas parecidas al Bitcoin. ¿Cuáles son esas monedas? ¿Quiénes las emiten? ¿Se puede regular ese mercado? Es algo que parece harto difícil, porque cada día surgen nuevas oportunidades en mercados virtuales que se basan en el blockchain [literalmente, cadena de bloque: el concepto de cadena de bloque fue aplicado por primera vez en 2009 como parte de Bitcoin].
El éxito del Bitcoin ha traído consigo una auténtico maremoto de monedas virtuales, hasta más de 1.400, como decimos. Buscando a fondo en la red se puede encontrar un listado completo de esas 1.400 criptomonedas que se están intercambiando los internautas, generando importante dinero negro. Algunas de las más importantes, aparte del Bitcoin (BTC), son: Litecoin (LTC); DigitalCash (DASH); Monero (XMR); Ethereum (ETH); Ethereum Classic (ETC); Dogecoin (DOGE); Ripple (XRP); BitcoinDark (BTCD); PeerCoin (PPC); PayCoin (XPY); KoboCoin (KOBO); PetroDollar (XPD); GeoCoin (GEO); Asia Coin (AC); AmericanCoin (AMC); Argentum (ARG); BlackCoin (BLK); DigiCoin (DGC); ByteCoin (BTE); ByteCoin (BTE); Catcoin (CAT1); PayCoin (PYC); CheckCoin (CXC); CasinoCoin (CSC); CasinoCoin (CSC); Fuel2Coin (FC2); GlobalCoin (GLC); GoldCoin (GLD); Minerals Coin (MIN); NetCoin (NET)…
… Y hasta nombres tan curiosos como CannabisCoin (CANN); BottleCaps (CAP); CryptoBullion (CBX); CosmosCoin (CMC); ChinaCoin (CNC); Community Coin (COMM); CoolCoin (COOL); CrackCoin (CRACK); UFO Coin (UFO); Saturn2Coin (SAT2); SpainCoin (SPA)… y así hasta las 1.400, que funcionan cada uno en su mercado territorial.
¿Se puede regular un mercado tan virtual como negro?
El problema con el que se encuentran los gobiernos es que el término criptomonedas engloba a un conjunto basado en tecnología tipo blockchain; monedas volátiles, experimentales y aún en desarrollo, cuya emisión no viene regulada por organismos oficiales, como los bancos centrales, sino determinada por algoritmos matemáticos y cuya cotización ha experimentado una notable volatilidad en los mercados.
Además, su valor no se basa en la evolución de la economía, sino que depende de la escasez de dicha moneda (con un máximo de emisión total acumulada en algunos casos o con un máximo de nuevas emisiones cada año), con algoritmos matemáticos que reglan la medida en la que la moneda se va incorporando al mercado. Así, no hay costes de transacción y traspasan fronteras sin ninguna restricción.
Nacidas como dinero virtual, se han convertido en objeto de deseo de inversores amantes del riesgo, y en forma de pago en operaciones electrónicas, donde destacan por su gran opacidad, lo que ha supuesto la oportunidad, para algunos, de facilitar prácticas en muchos casos ilícitas preservando el anonimato de comprador y vendedor.
Tienen ventajas, como su mayor eficiencia y el ahorro de costes derivado de la no necesidad de intermediación, o la dificultad de manipulación dada la perfecta trazabilidad de las transacciones, pero existe una gran polarización por el elevado riesgo que implica una moneda de estas características, tanto para el pequeño inversor (por el exceso de volatilidad) como para los Estados en su conjunto (dada la falta de control derivado de su carácter anónimo), y que podría incrementar el riesgo de economía sumergida e incluso actividades ilícitas como el tráfico de divisas o de drogas, el blanqueo de capitales, la evasión fiscal o la financiación del terrorismo.
Regulación en los BRIC y el G20
Desde países como Estados Unidos, Rusia, China o Corea y el G20 en su conjunto, se quiere avanzar en la regulación de las criptomonedas. Las propuestas reguladoras que se están barajando tienen diferente grado de rigor: unas propugnan la prohibición absoluta, como es el caso de China [donde ya existe una peculiar moneda virtual específica, ChinaCoin, como hemos reseñado en el breve listado ofrecido arriba] o Corea del Sur; otras limitan su prohibición únicamente en mercados regulados, permitiendo su contratación en mercados no regulados. Algunas propuestas permiten su uso bajo estrictas regulaciones en aspectos de transparencia para evitar el blanqueo de capitales y fuga de capitales, y aspectos fiscales (para gravar las ganancias).
Rusia, por su parte, mira a las criptomonedas con cautela, pero al mismo tiempo se plantea el desarrollo de su economía digital apoyada en nuevos productos diseñados con blockchain. El caso australiano destaca por su estricta regulación de la ICO para evitar excesos de volatilidad.
Regulación en la Unión Europea
En el ámbito de la Unión Europea, se está discutiendo ahora la Propuesta de Directiva del Parlamento Europeo y del Consejo, de 5 de julio de 2016, por la que se modifica la Directiva (UE) 2015/849, de 20 de mayo de 2015, relativa a la prevención de la utilización del sistema financiero para el blanqueo de capitales o la financiación del terrorismo.
Es decir, que se trata de incluir en su ámbito de aplicación como sujetos obligados a los proveedores de servicios de cambio de monedas virtuales por monedas fiduciarias y a los proveedores de monederos electrónicos que ofrezcan servicios de custodia. Asimismo, en el texto se pretende incluir una definición de las monedas virtuales.
Por todo lo anterior, el Grupo Popular propuso a la Comisión de Economía, Industria y Competitividad del Senado a que inste al Gobierno a que traslade en los ámbitos y foros internacionales pertinentes (especialmente en el G20) la necesidad de estudiar y valorar la adopción de una regulación supranacional que permita generar confianza y fiabilidad en nuestros mercados, advierta a los inversores y usuarios de criptomonedas de sus riesgos y regule las entidades que lo comercialicen.
Las principales propuestas en ese sentido son:
1.- Promover la difusión de las advertencias acerca de los riesgos que entraña su emisión y utilización, ya que el componente especulativo de las criptomonedas dificulta su uso como medio de pago y no están sujetas a ningún tipo de regulación ni supervisión.
2.- Considerar a los proveedores de servicios de cambio de moneda virtuales por monedas fiduciarias y a los prestadores de servicios de custodia de claves (monederos virtuales) como entidades sujetas a la regulación de blanqueo de dinero quedando obligadas a la identificación de sus clientes.
3.- Regular los aspectos fiscales del uso de las criptomonedas para evitar cualquier tipo de evasión, y seguir apoyando en los grupos de trabajo creados en el seno de la CNMV y del Banco de España para el estudio de las implicaciones del uso de las criptomonedas.