Un fascal de trampas y de pasta: argumentario contra la felonía, que no se la cuelen

Estamos viviendo una de “morro singular”, perdón quise decir de “financiación singular”. Al principio, era necesario salvar al soldado Illa y su Gobierno y en esas llegó Cerdán y los socios se dijeron: ahora o nunca. Y los de ERC ya han tenido su bagatela: una “reunión bilateral” para acordar la cesión del 100% del IRPF a Catalunya. Montero tan encantada que va, enseguida, a contárselo a los andaluces y andaluzas.

El asunto tiene un montón de aristas y elevados costes económicos. Pero también un montón de trampas. Empecemos señalando lo políticamente más relevante: el acuerdo con ERC cambia la lógica de la financiación de las Comunidades Autónomas. La filosofía del acuerdo y la “financiación singular” se basa en dos palancas, en Barcelona gusta mucho lo de las “palancas” para saltarse las reglas: el fuero y la (des)concertación tributaria.

Sobre el fuero es sencillo de explicar; la Constitución lo concede a País Vasco y Navarra, con efectos evidentes contra la equidad. Y punto. Conde-Pompidu será Cándido, pero no tan ignorante cómo para saber que no puede salvar el asunto. Será pues necesario recurrir a trampas que pongan a Catalunya en el fuero, por la puerta de atrás.

Existe evidencia empírica y científica, además de nuestra experiencia con País Vasco y Navarra, de que el sistema foral provee notable desigualdad y es obviamente desigual y que no cubre la solidaridad que se le reclama al sistema financiero de las Comunidades. Una evidencia que se extiende a países federales como USA o Canadá, donde existen alertas sobre esta renuncia al IRPF.

Sobre la (des)concertación tributaria deben señalarse que, además de que Catalunya se reclama toda la capacidad normativa, Junqueras acaba de añadir leña a la hoguera del desastre: la agencia catalana no puede supeditarse a la agencia tributaria española. ¿Será un gobierno de izquierda el que permita que el Estado no controle el 20% del PIB español?

Esta afrenta a cualquier encaje constitucional se basa en un discurso falaz: Catalunya esta infrafinanciada. Sí; esta Comunidad tiene un problema de financiación: el modelo de gestión económica de la Generalitat catalana.

Digamos lo que dice toda la evidencia empírica y científica: las comunidades infrafinanciadas son Valencia, Andalucía, Murcia y Castilla-La Mancha. Catalunya solo ha estado infrafinanciada (por debajo de la media de recursos por población ajustada) en cinco años, debido la caída de los ingresos tributarios estatales (criterio para la evolución de los recursos) que se desmoronaron tras la crisis financiera. Catalunya recuperó su posición por encima de la media en 2015, debido a las ayudas extraordinarias. Si no se cuentan estas, en 2017. Ahora anda en financiación por encima del 2% de la media estatal, ligeramente por encima de Madrid.

¿Por qué a pesar de ello no le alcanza? ¿Por qué los números macro de Catalunya le hacen comportarse como una comunidad infrafinanciada, a nivel de Valencia o Murcia? ¿Por qué con esa financiación tiene un déficit estructural del 2% (no confundir con saldo presupuestario) que es el doble de la media estatal (1,1%)?

Fácil de explicar. En los dos últimos años, esta comunidad ha aumentado el total de sus ingresos netos en 1,09% el último año (0,6 la media Estatal), es, con la excepción de Asturias, la que más ha aumentado su gasto (0,12%) mientras en la media estatal disminuye (-0,17).

Catalunya es la que más ha aumentado, desde 2003, su gasto por habitante (52%), para una media estatal del 33%. Mientras, las demás comunidades se esforzaban, Catalunya se ubicaba, junto con las infrafinanciadas Murcia y Castilla-La Mancha, entre las tres Comunidades más endeudadas, en relación con su PIB. Es, por cierto, buen momento para recordar que la condonación de la deuda se añadirá al asunto del IRPF. O sea, como diría Bill Clinton, “no es la financiación, estúpidos, es la gestión”.

Un sistema que deja la solidaridad en manos de un “cupo” es un sistema sin solidaridad. El mantra es “el ordinalismo”, dicho en Román paladino la “no reordenación”. Lo que quiere decir que las subvenciones de solidaridad no pueden modificar el ranking de las Comunidades ricas.

Para que me entiendan: si uno es el tercero en ingresos fiscales, tiene que ser el tercero en cobrar transferencias del sistema. O sea, es como decir que si Amancio Ortega es el más rico, tendría que ser el que más cobrara del Estado. Principio excelentemente socialdemócrata, como se ve. Por otra parte, digámoslo de una vez: el IRPF no está diseñado para corregir desigualdades territoriales, sino personales.

La no reordenación le reportaría a Catalunya, además del IRPF, 4 mil millones más –equiparación a La Rioja-. Si se acepta el llamado statu quo, que nadie pierda, que siempre se ha utilizado, haría falta que el Estado pusiera para el sistema unos 20 mil millones. Con la ordinalidad, perderían La Rioja, Extremadura y Canarias.

Además del cumplimiento de la ordinalidad, el acuerdo con ERC incluye dos trampas adicionales: vincular la solidaridad a nivel de esfuerzo fiscal y sustituir el criterio de población ajustada por población real.

Sobre el primero hay poco que añadir. El Constitucional (STC 31/2010 limitó las facultades de la Generalitat en materia fiscal, estableciendo que el esfuerzo fiscal debe ser uniforme para toda España y no puede ser establecido de manera diferenciada por las comunidades autónomas.

Sustituir la población ajustada por población real es rechazar la idea implícita en el actual modelo de que hay mayores costes de prestación de servicios según, especialmente, estructura de edad, dispersión o zonas vacías. Hay que señalar dos cosas: que cambiar la equidad por la población tampoco supone muchos más ingresos. Y que el acuerdo entre ERC y PSOE quita la población ajustada para todos, excepto para Catalunya, ya que se dice en el acuerdo que “En el cálculo de las necesidades de gasto a financiar en Cataluña se tendrá en cuenta la población en edad escolar o el factor envejecimiento, para reflejar adecuadamente las singularidades propias de Cataluña” (página 8, Acuerdo 2024). Para los demás no, porque no somos “singulares”.

Junqueras quiere gestionar 30 mil millones de IRPF, entre 15 y 20 mil más que ahora. No existe nada parecido en países federales de nuestro entorno. De hecho, en España la autonomía fiscal de nuestras Comunidades es más elevada que en Austria, Alemania o Bélgica. Es menor que en Canadá, Australia y Suiza, porque estos países no están sujetos a la regulación del IVA y sociedades que impone la Unión Europea.

Ningún Estado que no quiera suicidarse renuncia al IRPF. Este impuesto es el que regula política y económicamente la distribución de la renta personal, permite el conocimiento de la renta de los hogares y, con el estado de bienestar descentralizado (educación, salud y bienestar), la única política posible para los gobiernos sería la de las subvenciones.

No veo qué hay de izquierda y socialdemocracia en este propósito. Por cierto, sin él impuesto es dudoso que el Estado pueda endeudarse para sostener a corto plazo el sistema de pensiones.

Detrás de esto vendrán más peticiones: la condonación de deuda a los vascos, la financiación de su déficit. Y así que la solidaridad (nivelación, fondo de suficiencia) la pague el Estado. O sea, nosotros, excepto forales y catalanes. Mola, suena a igualdad tipo jorobado Torroba: “Igualdad, grita el jorobado Torroba, nos quiere con joroba o nos quiere jorobar”

Un fuero por la puerta de atrás, un debilitamiento de la solidaridad, la equidad fuera de la definición de necesidad, la renuncia al control de la quinta parte del PIB, la ausencia de Estado en políticas relevantes. Qué no le tomen por tonto, la felonía es inmensa: hay un fascal de trampas y de pasta en juego.

 

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