Consejos inútiles a periodistas brillantes

El cronista, llevado por su vocación de servicio público, lanza, con frecuencia, inútiles consejos, en este caso a periodistas. Estimados y estimadas, brillantes e ilustres comunicadores y comunicadoras, premiados o no, no vengo a anunciaros que vais camino de ser “las putas, más putas”, eso es cosa de Pablo Iglesias, amante de vuestro trabajo y vuestra formación.

Como sabéis, los hechos son incontrovertibles y las opiniones muy libres. Así que ustedes mismos y mismas con sus palabras. No impide el asunto de su libérrima opinión para que les transmita algunos consejillos.

Me atrevo a molestarles para, por ejemplo, solicitarles que sus titulares sean comprensibles, sus contenidos certeros y que sus frases determinantes sean desprovistas de muletillas callejeras. Al fin y al cabo, sus padres y madres han pagado elegantes centros formativos.

Sé, no me cabe duda, que la conquista de las audiencias reclama anunciar diariamente el apocalipsis y, más aún, advertir de malvadas pócimas o anunciar salvadores bálsamos para nuestros males.

Es cierto, antes había redactores jefe que limitaban vuestra creatividad y persistían en que utilizarais un castellano tan viejo que ningún “influencer” entendería.

En su ausencia, ya que probablemente habrá sido despedido debido a su edad y su elevado sueldo, me atrevo a sugerir algunas ideas, sin otro objetivo que mejorar mi castigado desayuno a causa de vuestros titulares y declaraciones ante las cámaras.

Estimados y estimadas, si habláis en público o ante las cámaras, no es necesario, por muy ilustres que hayáis sido nombrados o nombradas, finalizar con un “vale” o cualquier otra muletilla. Este viejo idioma nuestro tiene un truquito sencillo: alargar algo la respiración, tras un punto y final. ¿Vale?

Me alegra infinito vuestra preocupación por nuestra salud y la del planeta. Pero veamos, camaradas, el Omeoprazol no es un protector estomacal; hasta en la Wikipedia lo saben: es un inhibidor de la acidez, gástrica cosa que tiene que ver con el PH, como se podría haber aprendido en la ESO, salvo que estuvierais haciendo escraches para liberar el mundo de sus muchos males y abundantes fascistas.

No; el Omeoprazol no ha sido retirado del mercado y, menos aún, un protector estomacal. Solo un lote de pocas unidades de un único laboratorio ha sido retirado del mercado. Cosa que puede decirse en el primer párrafo de vuestra crónica y no al final. Así evitaríamos que suegras, vecinos, amigos y demás manden amenazadores guasap alertándonos sobre nuestro botiquín o alentando teorías conspiranoicas.

Estas recomendaciones son pejigueras recomendaciones de periodismo antiguo. No dan clicks, es cierto.

Lamento, camaradas, estropearos vuestro titular, pero no; tampoco el núcleo de la tierra se ha parado; no necesitamos a Julio Verne, ni el día cambiará su longitud, por ahora, ni en las próximas décadas. Ya tenemos apocalipsis diarios para añadir alguno más de gratis.

No me cabe duda, por un poner, que la mala cabeza y su intolerable comportamiento han llevado a Dani Alves a una situación de mal arreglo y, peor, todo sea dicho su presunta víctima.

Ahora bien, no debiera ser noticia cómo viste, qué come, qué lee, en qué gasta sus cien euros de pecunio carcelario, el sufrimiento de su madre, la evolución del Instagram de su esposa. No; eso no es periodismo, es puro amarillismo.

Que sí, que da audiencia, de acuerdo, pero tanto los condenados como los presos provisionales mantienen su derecho a la intimidad. Un bien poco apreciado en el periodismo actual, lo sé, pero que conviene respetar.

Debo manifestarme sorprendido, y esto no es culpa de periodistas de nuestra afamada patria, porque un periódico del progresismo global internacional, para alimentar el bienestar de las señoras, se haya visto obligado a comentar el efecto de los huevos de jade en las vaginas de las mujeres o, más aún, a evaluar los tratamientos faciales con semen, cosas de transcendental importancia.

Sí; ser periodista es duro, la competencia de las redes insoslayable, pero amigas y amigos, casi prefiero que hagáis escraches a que me castiguéis de este modo. Lo que es, es.

 

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