A la Guardia Civil le pierden el respeto: el Cuerpo ha contabilizado más de 12.628 agresiones hasta 2017

La reciente agresión de radicales de Alsasua a guardias civiles, cuya condena hemos conocido hace unas fechas, no es ni mucho menos la única que soporta la Benemérita, aunque mediáticamente haya sido la más espectacular. Las cifras que se manejan en el Ministerio de Interior demuestran que los guardias civiles ya ‘no asustan’ como antes: desde 2012 hasta 2017 hay contabilizados nada menos que un total de 12.628 casos de agresiones. Sorprende especialmente el alto nivel agresivo hacia la Guardia Civil en Navarra, sobre todo cuando se contabilizan muy pocas agresiones en el País Vasco (cero en Guipúzcoa). En definitiva, que a la guardia civil se le está perdiendo el respeto.

El pasado 1 de junio se dio a conocer la sentencia por la agresión de dos guardias civiles y de sus novias en un bar de Alsasua (Navarra); una sentencia que descartó la vinculación con el terrorismo callejero, según concluyó la Audiencia Nacional, aunque, en cambio, sí se reconoce probada la paliza a las cuatro víctimas por el citado grupo radical. Un ataque “movido por la animadversión y menosprecio” a los efectivos del instituto armado, según detalla el tribunal, que condena por ello a los ocho acusados a penas que oscilan entre los 2 y 13 años de prisión. La fiscalía pedía hasta 62 años y medio de cárcel.

En la gravísima agresión de Alsasua, los magistrados consideraron probados los delitos de atentado a los agentes de la Autoridad, lesiones, desórdenes públicos y amenazas. Pero la Sección Primera de la Sala de lo Penal rechazó que la finalidad fuese terrorista. “No podemos dar por probado en este caso que exista una vinculación real y verdadera de los procesados con ETA”, recalcaron los jueces, que también tenían en cuenta en su valoración la edad de los acusados. “Ni siquiera eran mayores de edad cuando, en el año 2011 o 2012, la banda terrorista manifestó que abandonaba la lucha armada”. “Es difícil imaginar que hubieran asumido este ideario con dicha edad y, manteniéndolo en el tiempo, tuvieran alguno de los propósitos que describe el artículo 573 del código penal [relacionado con el terrorismo] cuando realizaron los actos”, reza la sentencia.

No hay terrorismo, sino pérdida de respeto a la Guardia Civil

Esa sentencia, que ha levantado ríos de tinta, sobre todo porque desde algunos sectores se pedían penas por terrorismo para los agresores navarros, forma parte de algo mucho mayor que estaría ocurriendo en toda España: la pérdida de respeto del ciudadano de a pie hacia la Guardia Civil. Eso demostrarían, al menos, los datos de agresiones recopilados por el Ministerio del Interior a los que ha tenido acceso este periódico.

Resulta que entre los años 2012 y principios de 2017 -última fecha con datos oficiales cerrados- los guardias civiles han tenido que soportar en el conjunto del Estado español un total de 12.628 agresiones de todo tipo; violencia física que, aunque ha ido descendiendo lentamente con los años, podría demostrar que o aumentan los casos de delincuentes cada vez más despreocupados por agredir a agentes, o que se ha perdido el miedo que se le tenía a la guardia civil, o ambas cosas a la vez.

Pero los datos, que son dignos para un estudio sociológico, son terroríficos para la fama de la Benemérita. En 2012 se registraron 2.964 denuncias por agresiones a agentes de la Guardia Civil, según los datos en poder de este periódico; en 2013, la cifra fue de 2.798 agresiones de distinto grado; en 2014, las agresiones fueron de 2.373; en 2015 bajaron a 1.819 agresiones, cuyo número se mantuvo en 1.835 en 2017 y se quedó en 839 en el primer trimestre de 2017, último año para el que se tienen datos oficiales tan precisos.

Ahora bien, analizando aisladamente los resultados globales de este cuadro se demuestra cómo las agresiones hacia los guardias civiles eran mucho mayores (casi 3.000) en la época en la que entró el PP en el Gobierno; es decir, que el Ejecutivo de Rajoy -que no se formó hasta principios de 2012- arrastraba ya una mala imagen de la Benemérita que se había creado en toda la etapa del gobierno de Rodríguez Zapatero, entre 2004 y 2011. De ahí que en 2012 continuara una línea ascendente de digamos desprecio hacia la Guardia Civil, pero que se cambiara en sentido descendente por las sucesivas políticas de los ministros de Interior para acabar con esa situación. Eso explicaría que la cifra de violencia hacia los agentes se fuera rebajando paulatinamente a lo largo de los últimos años.

No hay agresiones por cuestiones territoriales

En cuanto al elevado número de las agresiones, un análisis territorial de las mismas ofrece datos realmente preocupantes. Por ejemplo, podría pensarse que el mayor número de agresiones se hallan ubicadas en el País Vasco o en Cataluña por razones territoriales obvias, pero no es así, como demuestra la estadística a la que hemos tenido acceso.

Por ejemplo, en el periodo de tiempo considerado, en Guipúzcoa, zona abertzale por excelencia, no se produjo ni una sola agresión a ningún miembro de la Benemérita, y en las otras provincias vascas, Vizcaya y Álava, apenas se contabilizaron en esos años un total de 23 agresiones en el conjunto de las dos provincias. Sin embargo, en Navarra se dieron 108 agresiones como la que sufrieron los dos guardias civiles y sus novias citados arriba.

Ése es un dato importante, que demuestra que las agresiones a la Guardia Civil no lo son en los sitios conflictivos. Por seguir con el ejemplo, en Cataluña, antes del referéndum progolpista del 1-O, sólo se habían registrado en total 43 agresiones a agentes desde 2012, infinitamente menos que en Madrid, donde el total de esos años fue de 1.242 ataques sufridos por miembros de la Guardia Civil por parte de los ciudadanos. Y en Madrid, obviamente, no existen tensiones separatistas.

Esos datos son similares en otras zonas de España que tampoco promueven ninguna problemática territorial, lo que demuestra que a la Guardia Civil se le está perdiendo el respeto, o incluso el miedo.

Por ejemplo, el miedo parece que se está quitando en Ciudad Real, donde se mantenía un nivel de agresiones a guardias civiles que iba de los 36 casos de 2012 a los 22 de 2016. Pero algo ha pasado, que sólo en el primer trimestre de 2017 los ciudadrealeños parecen haberse desquitado de tanta ‘bonanza’ y se enfrentaron en 90 ocasiones en tres meses a la Guardia Civil. Son cifras que destacan mucho, como la de Huelva, con 56 enfrentamientos en esos mismos tres meses, pero con una situación especialmente conflictiva desde 2102.

La existencia de furtivos, contrabandistas y narcos podría explicar el caso onubenses, lo mismo que en Cádiz, cuyas cuotas de peleas con los guardias alcanzan límites históricos: 197 agresiones a la Guardia Civil en 2012; 165 en 2013; 163 en 2014; 97 en 2015, y 118 en 2016. Ahora, las cifras incluso han aumentado al incrementarse exponencialmente el contrabando de tabaco y el tráfico de drogas en todo el Campo de Gibraltar, especialmente en la bahía de Algeciras.

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