Es la última novedad: los Comités en Defensa de la República (CDR) han salido ya de Cataluña y, además de en la Comunidad Valenciana y en Baleares, donde ya ejercían su violencia, se han instalado ahora en Aragón. El CDR Aragón se ha puesto en funcionamiento hace tan sólo unos días, y es el primero instalado en territorio más allá de la Franja de Ponent (el área catalanohablante). Pero, ¿qué son los CDR, quiénes están detrás? Un informe de la eurodiputada de UPyD Maite Pagazaurtundúa elevado al Parlamento Europeo, junto a otro informe de la Unidad de Policía Judicial VII Zona de la Guardia Civil en Cataluña, pone al descubierto el entramado neofascista que se esconde detrás de las siglas CDR.
Desde primeros de octubre, el CDR aragonés, que retuitea a grupos independentistas aragoneses como Puyalón de Cuchas, viene poniendo lazos amarillos ante el Pilar de Zaragoza y en otros lugares de la ciudad. Pero esos lazos infames e infamantes duran poco tiempo, porque los aragoneses no se andan con ‘bromas’. El 1 de octubre, mientras los CDR de Cataluña hacían arder literalmente a Barcelona, el CDR Aragón [@cdraragon] se ponía en marcha por primera vez: “Esta noche”, decía el primer tuit de este grupo de neofascistas catalanistas desplazados a Zaragoza, “no podíamos dejar de homenajear a quienes se jugaron el tipo en Catalunya hace justo un año [durante el referéndum ilegal que impidió la Guardia Civil ante el desprecio de los Mossos d’Esquadra] y por eso hemos querido que Aragón tuviera sus lazos amarillos”.
Un segundo tuit daba las instrucciones precisas a los violentos: “Empezamos con una característica vista del Pilar y el puente de piedra desde el Balcón de San Lázaro”, decía una voz en off mientras se mostraban imágenes del famoso puente adornado con los infames lazos amarillos. Continuaba con una explicación auténticamente surrealista: “En Aragón no hemos querido quedarnos a fuera [sic] de la revolución que está por venir. No hemos querido quedarnos al margen y hemos destapado nuestro lado más solidario, nuestra cara más reivindicativa y más democrática porque, no nos engañemos, todo eso va de democracia. Hoy Zaragoza y Fraga se despiertan con lazos amarillos en señal de solidaridad con los presos políticos catalanes [sic] y con el pueblo de Catalunya, y no serán las últimas plazas en hacerlo”.
Poco duró la broma: los maños se echaron a la calle y arrancaron los absurdo lazos amarillos que reivindican la figura de políticos presos por supuesta corrupción y por golpismo. Los aragoneses han frenado a los neofascistas de los CDR que querían apoderarse de las calles aragonesas, como han hecho con Barcelona. Pero es que en Zaragoza los neofascistas catalanistas no cuentan con la protección de los Mossos d’Esquadra.
Los CDR: 390 más uno
Con todos los datos conocidos hasta ahora sobre los CDR, la oficina de la eurodiputada de UPyD Maite Pagazaurtundúa ha elaborado el informe “Comités de Defensa de la República. Organizados para alterar el orden democrático y la libertad de conciencia en Cataluña” que, junto a otro informe de 139 páginas elaborado por la Unidad de Policía Judicial de la VII Zona (Cataluña) de la Guardia Civil, ha sido elevado al Parlamento de Estrasburgo para que los eurodiputados de los Estados miembros de la Unión Europea conozcan la verdad sobre los golpistas catalanistas y sus grupos violentos, los cuales siguen técnicas etarras y, en definitiva, neonazis.
Ambos informes contienen las evidencias que relacionarían a los CDR con los cuperos (los más radicales y violentos de los antisistema de la CUP, siglas de Candidatura d’Unitat Popular) y las dos organizaciones sociales que estuvieron en el origen de las grandes movilizaciones antes del referendo ilegal del 1 octubre de 2017: la Assemblea Nacional Catalana (ANC) y Òmnium Cultural.
Aclaran esos informes que “el objetivo de la movilización social para la consecución de la república catalana es común para ANC, Òmnium y los comités, contando estos últimos con una mayor eficacia y repercusión en términos de llamamientos a la población para movilizarse y emprender su estrategia de resistencia y desobediencia civil”.
El informe de la Unidad de Policía Judicial VII Zona de la Guardia Civil en Cataluña identifica a 22 de los cabecillas de los CDR, que serían los encargados de coordinar el conjunto, sin que cada CDR tenga por qué saber qué función juegan los demás. Una evidente táctica de clandestinidad como la que siempre han desarrollado movimientos terroristas como la sanguinaria ETA. Ahora bien, de esos cabecillas identificados, cinco están directamente vinculados a los partidos u organizaciones sociales que promovieron el procés.
Se trata, según Pagazaurtundúa y la Guardia Civil, de Rubén Wagensberg, diputado de ERC en el Parlamento autonómico; Marcel Mauri de los Ríos, vicepresidente de Òmnium; Joan Vallvé, vicepresidente segundo de Òmnium; Ariadna Isem, de ANC; y Antonio Baños, exdiputado de la CUP.
Lejos de considerarlos “esencialmente pacíficos”, ambos informes afirman que los cabecillas de los CDR alternan la “desobediencia civil y la resistencia, tanto activa como pasiva”. Se afirma taxativamente que los CDR derivan de la CUP, Òmnium y la ANC para dirigir la movilización social tras el 1-O, y destapan que su estrategia es promover una resistencia activa, que ya mostró su verdadero rostro neofascista el 1-O contra la Policía que les llevó a figurar en el sumario del juez del Tribunal Supremo contra la cúpula secesionista de Cataluña.
En este punto, el informe de la Guardia Civil destaca el papel de una plataforma con curioso y contradictorio nombre, “En peu de pau” (En pie de paz), a la que se hace “responsable” de impartir talleres para enseñar a los ciudadanos cómo practicar la “resistencia pacífica” que, en realidad, se trata de una violencia soterrada que contradice el propio nombre de la plataforma.