El fugao llegó, dijo ‘Ja sóc aquí’ en el circo de sus íntimos y volvió a meterse en un maletero

El fugao, en Barcelona el 8 de agosto, jugando al gato y al ratón con los Mossos

El fugao, en Barcelona el 8 de agosto, jugando al gato y al ratón con los Mossos

Quería emular a Josep Tarradellas y no consiguió ni llegar a la altura de los hermanos Tonetti (José y Manolo Villa del Río), grandes entre los grandes payasos españoles. El fugao, que en otro tiempo, acaso, quizá, le hubieran podido aplicar la ley, volvió a su condición de tal fugao y, maletero o no de por medio, hizo de imitador de Houdine. Simplemente, desapareció tras soltar una parrafada.

Los Mossos, que horas después de la perorata aún no le habían detenido, activaron la operación jaula para cerrar las salidas de Barcelona por el riesgo de fuga del fugao. Pero nada de esto importaba ya a nadie: mientras el fugao se metía en una alcantarilla o en un maletero, que nadie lo sabe, el candidato socialista a la Generalidad de Cataluña, Salvador Illa (el que por fin pilla), se dirigía al Parlament para ser investido presidente catalán.

En sus primeras y clandestinas palabras tras su vuelta a España, el fugao arremetió contra el PP, Vox y la Justicia, pero, eso sí, sin citar a Pedro Sánchez. “Ni es ni era ni será nunca un delito hacer un referéndum”, proclamó el golpista para el que el sanchismo –es decir, lo que algunos llaman corrupción en estado puro- proclamó una insólita, temeraria y parece que inconstitucional ley de amnistía.

He aquí la interpretación –casi seis minutos de reloj- del fugao en el circo improvisado que sus representantes de Junts le habían montado junto al Arco del Triunfo de Barcelona tras su regreso clandestino a España después de 2.475 días fugao. Reproducimos íntegra la función por su indudable valor para los anales circenses y como podio de la mentira, el odio, la manipulación, el latrocinio y la maldad intrínseca del ser humano. Es decir, de lo que Malraux llamaría ‘la condición humana’ (en este caso, circense).

“Muy buenos días. Bienvenidos, compatriotas. Muy buenos días. Hace años que nos persiguen por querer saldar la deuda con el pueblo de Cataluña. Hace años que iniciaron una durísima represión que nos llevó a la presión del exilio, que ha afectado a la vida de miles y miles de personas por el hecho de ser independentistas, por el único hecho de hablar catalán, y han convertido el catalán en una cosa sospechosa”.

“La represión ha hecho muchos estragos y lo seguirá haciendo mientras no se detenga la politización de la Justicia, mientras cuatro jueces manden más que un Parlament, mientras se permita al Partido Popular controlar la Sala Segunda del Tribunal Supremo por la puerta de atrás y mientras se permita que Vox ejerza la acusación particular para perseguir disidentes políticos. Pero a pesar de sus esfuerzos, a pesar de que nos han querido hacer mucho daño, hoy he venido aquí para recordarles que seguimos aquí y seguimos aquí porque no tenemos derecho a renunciar”.

[Gritos, acaso pregrabados, de ‘president’, ‘president’, ‘president’].

“Y no tenemos derecho a renunciar, ¿sabéis por qué? Porque el derecho a la autodeterminación le pertenece a los pueblos, le pertenece a la gente que vive en esos pueblos, por lo tanto nadie desde la política tiene derecho a renunciar a un derecho que es colectivo, el derecho del pueblo de Cataluña a decidir libremente su futuro”.

“Mirad, hoy muchos quieren festejar que yo sea detenido y pensarán que el escarnio nos disuadirá, incluso se creen que merece la pena incumplir una ley aprobada por su Parlament. Se equivocan. Y su error arrastrará de nuevo la credibilidad de la democracia española, aunque sabemos que eso les importa bien poco”.

“Pero no nos dejemos confundir. Ni es ni era ni será nunca un delito hacer un referéndum ni es ni será nunca un delito obedecer el mandato del Parlament de Cataluña, al igual que se ha convocado ahora para elegir al president de Cataluña. Y no siempre ha podido escoger en libertad y en normalidad democrática a los presidents”.

“2,3 millones de personas votaron hace ahora siete años. Respondimos a la pregunta impulsada por el Govern que yo presidía y que fue posible por una ley aprobada por el Parlament de Cataluña. Y de aquella victoria, porque fue una victoria, surgió una represión feroz, una represión que ha interferido en nuestras vidas y en nuestras instituciones”.

“La Ley de Amnistía tenía que servir para devolver a la política aquello que nunca se había tenido que ir de la política, pero a unos cuantos señores del Supremo eso no les gusta ni les conviene. De manera que un país donde las leyes de amnistía no amnistían tiene un problema de naturaleza democrática”.

“En los días difíciles tenemos que estar juntos, como nunca, y hemos de saber preparar nuevas oportunidades porque las tendremos y nos las ganaremos. No sé cuánto tiempo pasará hasta que volvamos a vernos, amigos y amigas, pero, pase lo que pase, cuando nos volvamos a ver, espero que podamos volver a gritar juntos bien fuerte Visca Catalunya llibre”.

Y así acabó, inicialmente, la payasada.

 

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