El gobierno español está suficientemente preparado para responder a un ataque terrorista con armas biológicas, especialmente las equipadas con el peligroso virus de la erradicada viruela. Los planes diseñados para esta contingencia están actualizados tras las amenazas detectadas en las redes yihadistas ordenando a sus sicarios de “asesinar a occidentales, incluyendo a civiles, a través de cualquier medio posible, incluyendo inyectarles veneno”.
Las medidas contempladas por el gobierno se han sabido como consecuencia de la respuesta escrita solicitada por el diputado del Grupo Mixto Jordi Xuclà i Costa, miembro del Partido Demócrata Catalán, la antigua Convergència Democràtica de Catalunya. Su interés se derivaba de una comparecencia ante la comisión de Interior del Congreso de los Diputados del que fue secretario de Estado de Seguridad, Francisco Martínez Vázquez, en la que informó de las señales recibidas de las organizaciones terroristas del Ejército Islámico (ISIS) en las que revelaba su interés por utilizar armas biológicas en su cruzada contra Occidente.
En concreto, el llamamiento a utilizar el veneno hecho por Abu Mohammad al-Adnani, que fue el portavoz oficial y número dos del ISIS, líder en Siria y jefe de operaciones exteriores, hasta su muerte bajo un bombardeo de Alepo en el verano de 2016. También, comunicaciones interceptadas de Ansar al-Islam, franquicia de Al Qaeda en el Kurdistán, en las que se informaba a los dirigentes terroristas de “sus actividades en el laboratorio, trabajando con posibles venenos químicos y biológicos, productos químicos mortales, y su historia en ataques terroristas innovadores”. Y, finalmente, las especulaciones en foros terroristas islamistas sobre las posibilidades de utilizar el virus del ébola “como un arma venenosa contra Estados Unidos y contra Occidente”.
No obstante, el peligro que entraña la manipulación, transporte y diseminación del terrible ébola, que además exige contacto directo para provocar la infección, hace desconsiderar a los servicios occidentales que haya posibilidades reales de utilización de este virus. En cambio, señalaba Xuclà en su pregunta, “hay otros agentes, como el virus de la viruela, que se transmite por el aire y puede ser propagado rápidamente”.
La viruela, uno de los virus más letales en la historia de la humanidad, se considera erradicada mundialmente tras el importante programa de vacunación que emprendió la Organización Mundial de la Salud en el último cuarto del pasado siglo. Sin embargo, las amenazas crecientes de ataques bioterroristas aconsejaron a los Estados Unidos y Canadá, entre otros países, almacenar suficiente stock de vacunas para afrontar el riesgo; recientemente, la Unión Europea ha emitido una directiva obligatoria para que los países miembros hagan lo mismo, a fin de poder proteger a la población desde el primer momento en que se detecte el ataque.
El gobierno, preparado
En la respuesta al diputado Xuclá, el gobierno informa que se dispone de una reserva de vacunas contra la viruela que “se consideran suficientes para la primera respuesta, de acuerdo con las estrategias de control establecidas en el plan de respuesta ante la amenaza de reintroducción del virus de la viruela” y que las dosis almacenadas en la actualidad “están custodiadas por el ministerio de Defensa”, que es el órgano designado, en el marco del Grupo de Armas Biológicas liderado por el ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación, para recibir información de las amenazas conocidas y de las medidas adoptadas por otros países en el ámbito del bioterrorismo.
La coordinación de España en esta materia, ejercida mediante el ministerio de Defensa, se corrresponde en el ámbito exterior tanto con la OTAN, que engloba la amenaza bioterrorista en el Comité de Proliferación de armas de destrucción masiva, con el que se comparte información sobre esta materia, y su doctrina para la defensa Nuclear Biológica, Química y Radiológica (NBQR), como con el Comité de Planeamiento de Emergencia Civil, que desarrolla y mantiene un inventario de capacidades nacionales para proteger a la población civil contra riesgos por armas de destrucción masiva.
En el ámbito interno, el ministerio de Defensa creó la Iniciativa de Seguridad contra la Proliferación (PSI), siguiendo el esquema inclusivo de la OTAN del bioterrorismo como un elemento de la proliferación de armas de destrucción masiva. La PSI participa en la red de laboratorios de Alerta Biológica (RELAB), instrumento del Sistema de Control de Crisis Nacional, mediante la integración del Laboratorio de Identificación Rápida Biológica (LABIR) y comparte información con los países vecinos.
A la vez, el PSI prepara planes de prevención y respuesta con las Comunidades Autónomas en el marco de las comisiones y ponencias del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud, que se actualizan para establecer las actuaciones sanitarias a realizar en caso de riesgos biológicos. Todo enmarcado en una acción de ámbito más amplio que incluye, entre otras acciones, la seguridad, la protección civil, la gestión de riesgos ambientales y la atención médica de afectados, todo ello coordinado con los diferentes planes y normas de Protección Civil.