Los acuerdos del Comité Federal del PCE del pasado mes de enero, que de alguna forma habían sido asumidos por la dirección de IU, han quedado en papel mojado: Alberto Garzón ha decidido aplazar la tesis de la confrontación social propuesta por el PCE para centrarse en la negociación electoral con Podemos. Creen ahora en IU y en sus núcleos de Unidad Popular que la propuesta de ruptura democrática como instrumento para una salida de la crisis en favor de la mayoría social trabajadora es un camino demasiado lento y que ahora de lo que se trata es de conseguir más escaños en el Congreso. Como diría el podemita Juan Carlos Monedero, han vencido en IU las posiciones tácticas sobre las estratégicas: valen más los sillones que las políticas sociales.
No es que los postulados del PCE, cuyos dirigentes, como José Luis Centella, conforman el bastón de apoyo de Alberto Garzón en IU, hayan sido ahora rechazados; de lo que se trata, según confirman fuentes de IU a El Satiricón es de aparcar la lucha social para centrarse en la negociación con Podemos y conseguir el famoso sorpasso (adelantamiento, en italiano) que pregonan los líderes podemitas Pablo Iglesias e Iñigo Errejón. Dicen en el PCE, al respecto, que las políticas aprobadas en enero eran estratégicas, que necesitan tiempo para su aplicación y desarrollo y que ahora nos encontramos con un confrontación electoral.
Hay que centrarse, por tanto, en lograr a toda costa un acuerdo con Podemos, aunque eso signifique que las siglas de IU no aparezcan, siempre y cuando se garanticen determinados puestos seguros en las listas conjuntas. «No hemos olvidado nuestras posiciones estratégicas, sólo que ahora las hemos tenido que aparcar por el adelanto electoral», aseguran desde el PCE, y añaden que «seguimos haciendo un llamamiento a los colectivos sociales, sindicales y ciudadanos para que mantengan la movilización y defiendan que frente a la estabilidad está la coherencia, frente a quienes defienden un pacto de Estado hay que defender un pacto con la gente que sufre las consecuencias de la crisis y las políticas autoritarias aprobadas durante la pasada legislatura».
Es decir, que la idea que sigue siendo válida es la de conformar un frente anti-PP, pero ya no sólo social, como se establecía en enero, sino también electoral y postelectoral. En definitiva, una nueva versión del cordón sanitario que se estableció en Cataluña a partir de 2004.
En todo caso, desde el PCE e IU han aparcado la propuesta de ruptura democrática como instrumento para una salida de la crisis en favor de la mayoría social trabajadora que se aprobó en el Comité Federal del PCE del pasado mes de enero, ya que ahora prima lo electoral. Mantienen, sin embargo, que ya llegará el momento de provocar una movilización social que organice a los afectados directamente por las consecuencias de una crisis que está cambiando la realidad y configuración hacia una economía y sociedad sustentada en la precariedad.
Los medios de comunicación, alineados con el IBEX 35
En ese sentido, desde el PCE se sienten muy cómodos con Pablo Iglesias cuando ataca a los medios de comunicación, porque enlaza con el propio documento político que aprobó el PCE en enero pasado. En ese documento ya se advertía que sólo con la movilización social se podía «compensar la movilización de las fuerzas del sistema, desde el IBEX 35 a los medios de comunicación actualmente en campaña para abrir paso a la nueva transición».
En todo caso, medios de IU mantienen que las propuestas estratégicas están presentes en la negociación con Podemos, y que se harán patentes después de que se llegue a un acuerdo para cerrar la forma en la que IU estará en unas listas conjuntas. Por lo demás, dicen que están de acuerdo en casi todo: en el discurso político con propuestas a desarrollar en materia económica, social, de libertades y modelo de Estado; en la idea misma de ruptura democrática y social como salida a la crisis de régimen; en desplegarse en la calle desde el conflicto social que ponga en evidencia a los verdaderos culpables de la crisis: la patronal, el Ibex 35, y los gobiernos cómplices; en ampliar la base social de los que están por la ruptura democrática con una nueva fase de la estrategia de unidad popular basada en la confrontación social, y, finalmente, en activar la lucha cultural contra el «pensamiento único desde una cultura insolidaria, consumista que dé soporte a la dictadura del capital desde el dominio de los medios de comunicación sobre el pensamiento crítico».