Vaya por Dios, dicen que a Pedro ya no le vale ir al cine con la amada, jugar a la petanca o jugar baloncesto en silla de ruedas. Así, entre ustedes y yo: la estrategia de humanización ha fracasado, la Audiencia no responde, los jueces alargan las varias amnistías y hemos vuelto a los días de aquel tal Iván, cuando Pedro caía mal a todo el mundo menos a los acólitos.
Tras el tal Iván volvimos al partido, a ver si nos sacaban las tostadas del fuego. Pero tampoco. Uno, si fuera humilde, podría haber pensado, igual soy yo, pero no. Así que acabado el banquillo del partido y, muy especialmente, habiendo decidido cambiar el ciclo político tenemos que cambiar de asesores.
Es que ahora vienen tiempos de pactismo y moderantismo, toda vez que parece que lo del progresismo global se debilita. Oh cielos, Junts no es progresista, lo de Sumar es un sumidero de votos, lo de Podemos ni te cuento y no se juntan ni para maitines a tomar chocolate con churros.
O sea, que a pactar con la derecha catalana y, si hace falta, con la española, para pasmo de las podemizadas bases del socialismo realmente existente y de la izquierda de verdad verdadera. O, a lo peor, hasta con Corina, para pasmo de Zapatero.
Como consecuencia, y como ya les he dicho aquí, Pepiño no dejó banquillo suficiente y hemos tenido que cambiar el plantel de asesores de nuevo: señoras y señores, bienvenidos a la “gobernanza prospectiva”.
Todos los elegidos (es que son todos ellos, han tenido que buscar a una chica para dejarle la ventanilla del ciudadano –Silvia Cazón-, en tiempos de la cosa sanitaria). Todo los demás son muchachotes muy estudiados en prestigiosas universidades (Oxford o Harvard) que solo tienen un pero: se ignora si son de izquierdas, pero en realidad eso no debería ser un problema: de los ministros tampoco se sabe.
En Ferraz, en víspera del Congreso, se temen lo peor. “Los pijos del marketing” los llaman en la sede socialista y en la colla de los listillos de los que aquí les he hablado y que antes llenaban la nómina de futuros ministros.
Pero no; no toca partido, toca partida. De hecho, dicen algunos del socialismo realmente existente, la partida final. Para eso hemos llenado la Moncloa de expertos en “gobernanza prospectiva”, cosa que a ustedes no se les había ocurrido, pero es que no están al día. No se preocupen: para eso está el cronista.
Como ustedes habrán colegido, con tal denominación, la cosa suele ser de la “inteligencia hispanoamericana”. Se trata de Gobernar con visión prospectiva, es decir anticipándose al porvenir (creo que López Obrador la practicaba hasta que descubrió que el filón estaba en el pasado de hace quinientos años).
Ellos, porque casi todos son ellos insisto, olfatean el porvenir y animan a que el prócer tome decisiones estratégicas pensando en los notables escenarios futuros que nos aguardan. Necesitamos estrategia para fondos europeos que no sabemos gastar, para la financiación autonómica en la que nadie cree, para una vivienda que no pensamos construir y cosas por el estilo. Puro marketing, pero científico, eso sí.
Por ejemplo, Breznev tenía visión estratégica. Una vez se le paró “el bala roja”, camino de la entonces llamada Leningrado, hoy San Petersburgo. Llamó a una brigada de construcción del socialismo para que movieran el tren y los usuarios ignoraran que estaba parado. No digan que no era un estratega.
Por ejemplo, el jefe de Gabinete de Sánchez, el tal Rubio, un ilustre de las universidades de pago y poco de izquierdas, ya no practica el “juego bonito” al que se dedicaba el tal Iván, que cambió la política por el relato y nos regaló las misas de la pandemia.
Rubio no sé si será del Frente Atlético, pero ha hecho de la jefatura del Gobierno un escenario muy a lo “Maquiavelo”: la modernización de la política es el “engaño”; eso es prospectiva y lo demás son tonterías. Suena de izquierdas de narices el aserto, no digan que no.
Nada, Pedro se ha quitado de encima el partido. Eso sí, les ha hecho a los que tenía por allí ministros con notables cometidos: uno, el que era jefe de gabinete será el encargado de cargarse a Ourgoulian y de que PRISA tenga una televisión. No digan que la cosa no vale.
En el partido están molestos. Ser del socialismo realmente existente se va a quedar, se queja Patxi López, para administrar las agrupaciones mientras los listillos se hacen con las riendas del amado y la amada, cuyos amigos, por cierto, van siendo colocados con discreción no en carguitos sino en empresas que es donde mola.
Es el tiempo de los pijos y si les parece poco les ponemos a Urtasun.
“Gobernanza prospectiva” y una urticaria de pijos. Prepárense, Puigdemont se va a reír cantidad y los del socialismo realmente existente ni les cuento.