No es por ponerme dramático a estas alturas de la película. Pero un fiscal general imputado y una Ley con carácter retroactivo, para defender a los propios, no queda muy fino para un estado de derecho. Yo ya se lo he dicho más de una vez: teman al hombre enamorado. Enfebrecido por la pasión, ha decidido detener el maltrato judicial a la amada y, de paso, librarnos de esas pequeñeces judiciales, como las acciones populares, los jueces instruyendo y otras zarandajas que solo retrasan lo que es evidente: el Gobierno siempre tiene razón y Ayuso, no. A ver si se me enteran de una vez.
Podría, naturalmente, Pedro y su ministro de la cosa, siempre dispuesto al desbarre dogmático, evitar hacer el ridículo. Me refiero a cosas como pedir que las cuentas de la amada sean innominadas de o, más aún, evitar comparecencias tipo “Gila” en Extremadura, para solaz de memes y redes, del amado hermano del enamorado.
Estaba el hombre en ésas, tratando de liberarnos del cotilleo de sospechosas asociaciones en los juicios, cual antaño hiciera su partido, el de la vicepresidenta y compañía, salvando a los jueces de ser engañados por la “fachosfera”, empeñado en limpiar la Constitución de malvados recortes de prensa y hemerotecas malvadas y, como uno no puede estar en todo, se le pasó que la agenda apuntaba a otra cosa: la imputación general.
Así de golpe el fiscal general pasa a ser imputado, junto a un par de los suyos. Sostiene en tribunal que la Moncloa era recepcionista del delito.
Más aún, el juez parece haber convertido a la Agencia Tributaria en Organización criminal, cosa que ya sospechábamos, suministradora de datos impropios al Gobierno. Y para escarnio propio y ajeno, el juez no sólo afirma que el señor Lobato era un señor cabal sino que la UCO es de gran pericia.
Obtenido tan redondo éxito, el señor se puso a buscarnos casa a todos. Porque ésa es la Ley del enamorado: la división de poderes, los jueces y las pericias de los demás se le dan una higa si molestan a la enamorada, cuyo nombre aquí ya saben no se pronuncia, que luego pasa lo que pasa.
En una palabra, les han vuelto a pillar con lo de Ayuso, y es bastante de temer que el mucho ruido que se espera alcance a algún ministro que andaba por allí y a su secretaria, ahora encargados de castigar a la señora Ayuso.
¡Qué bien se le da al enamorado, cuando no está a lo suyo, hacer el ridículo constitucional y político! El hermano, cuyo nombre tampoco será citado aquí, que luego pasa lo que pasa, para no herir corazones enredados por el amor, ha hecho espantosa deposición ante la jueza extremeña correspondiente.
Vamos a ver. Lo primero que uno estima cuando va a un juzgado es tenerse preparado el relato.
Pues bien, el caballero, ducho en arte al parecer, no ha sabido explicar qué son las artes escénicas. No ha podido decir dónde se ubica la gestión de tales artes en la Diputación extremeña, no ha sabido identificar a sus subordinados –colaboradores- y, menos, recordar el cargo del señor con el que más colabora, imagino que para espanto del pobre hombre que ya se ve llamado al estrado a dar detalles de su colaboración.
La jueza crecientemente enojada se ha abstenido de preguntar ¿Y quién es él? ¿A qué dedica el tiempo libre? Y cosas así que la deposición ameritaba. Estos ridículos, todo hay que decirlo, sólo acaecen cuando uno o una se considera impune y libre de cualquier respuesta adocenada. Ya vendrá el Gobierno con una Ley a suprimir el alegato que se le viene encima al caballero.
Convertido todo en una imputación general y sabiendo que Sánchez ya anunció que podría gobernar contra el legislativo, es evidente que pasará ahora a gobernar sin el judicial, cosa que sólo a los timoratos puede infundir temor, pues Él es la justicia. Espero que entiendan el modo ironía.
Desde Junts a los restos del PCE han declarado que la Ley del enamorado, y los del PSOE que en su momento utilizaron la acción popular, no es constitucional. Entre otras cosas, porque tienen algunas cosillas ellos mismos que arreglar, sea Pegasus, policía política o cosa parecida.
¿Quién mato al comendador? ¡Fuenteovejuna, Señor! La mayor acción popular conocida en materia de justicia está dispuesta a pasar a la biblioteca más polvorosa del lugar. Al fin y al cabo, el comendador también era un hombre enamorado.
El estado de derecho se resquebraja entre miserias: desde el nepotismo a las influencias que nacen de las alfombras de amaranto o el odio al adversario.
Ya se lo dije aquí: la UCO es un seudomedio y los socialistas díscolos carne de “fachosfera. Y lo Jueces ni les cuento.
Imputación general ha declarado el juez Herrero, con no pocos daños colaterales, como ha quedado dicho. Recordad estimada izquierda cuando gritábamos: “imputación, dimisión”.
Quizá Sánchez se ha puesto en plan Marco Antonio. Os acordáis cuando bajaba las escaleras del Senado con el cuerpo de su amado César en los brazos, mientras chillaba: “Pero Bruto era un hombre honrado”. Sepan, pues, que Ortiz es un hombre honrado.