Una vez le preguntaron a Churchill qué opinaba de los franceses. Contestó: no tengo opinión, no los conozco a todos. Eso le pasa al cronista con la Guardia Civil. Respeto a una corporación que lleva casi dos centenas guardando orden y caminos, pero como en todo patio de vecino, siendo la mayoría decentes, hay de todo: ineptos, violentos, corruptos, ladrones y venales jefes.
Podría cantarles un “jota valiente”, ustedes me entienden, a los más de doscientos guardias asesinados por ETA. Y a quienes han caído en acto de servir a la gente.
Pero no puedo olvidar a las “almas de charol… que ordenan silencios de goma oscura”, ignorar a los que disparaban en la “muga”, a los torturadores en alguna cárcel, a contaminados por narcos, a algunos directores generales corruptos a los que ningún zaragozano, ustedes lo comprenden, le cantará una jota, ni valiente ni de las otras.
He visto de todo en las unidades operativas, desde especialistas que no distinguían un pc o el sistema Windows de un Mac a papeles de la UCO que debieron ser quemados porque se les fue la mano y desmentidos por los jueces por infames.
Nunca he entendido la pasión de la UCO por calificar delitos, cosa que corresponde a jueces, fiscales o abogados. Han escrito verdaderos libros de patochadas, pero hay que reconocer que, también, simples relatos de indicios, extremadamente útiles para la judicatura.
Hoy, los medios nos ofrecen dos páginas gloriosas del cuerpo: un jefe operativo (le llaman DAO) escribe en un guasap a otro jefe para que tenga cuidado con la información de Ábalos, que es cosa sensible; por supuesto, el ministro responsable nunca sabrá nada.
Al mismo tiempo, la UCO remite al juez unos pequeños pendrives, que no sólo ponen al exministro Ábalos en un apuro, sino que ponen grabaciones en que a Sánchez se le llama Jefe 1 y al exministro, el jefe.
Nada más propio de la maquinaria del fango que sacar un pendrive de un zapato. Cómo puede hablar la UCO de un informe de la Delcy y fecha de llegada conocida por Sánchez. Cómo es posible que se ponga en papel timbrado que el jefe 1 era Sánchez. Fango total.
Es que se empieza hablando de venezolanos y se acaba hablando de Aldama, el amigo de la “pandi”, y conocido, al menos de oídas, según el informe de los guardias por el 1.
Un español firmando un contrato de compraventa de lingotes de oro chavistas; asquerosos seudomedios.
Pero aún es peor: la máquina del fango de la Guardia Civil asegura que no ha acabado con los pendrives ni con los zapatos. En Ferraz tiemblan: cuánto se sabrá, cuánto habrán hablado, cuánto habrán grabado… cuándo acabará esto.
Marlaska, eso es de tu negociado, le dice el ministro que paga dineros para expulsar del mercado a los seudomedios.
La UCO se ha sumado, como era previsible a la corte de los prodigios en la que Ábalos había convertido a su ministerio y a sus gestores. Gran herencia que disfruta el ministro de prístina belleza y gran sabiduría, mientras su ramo fastidia al personal en las estaciones.
Cierto, cabe dudar de que ir de querella en querella hasta la debacle final sea una estrategia adecuada, pero no es menos cierto que se acumulan los datos que llevarán a la imputación de Ábalos, y si sigue el ritmo de alguno más: la tercera autoridad del estado, el “cariño” de algunos anda como que temblando.
La Moncloa tiene un problema: la máquina del fango no está en las webs o los medios que le molestan. Está en la Guardia Civil, y sus jefes no pueden pararlo. El ministro de la cosa, el DAO y alguno más anda, vaya por Dios, en plan policía patriótica, pero no cuela.
El juez de la causa se frota las manos. Si espera un poquito más, en pocos pendrives más, igual pilla un par de piezas añadidas. Es lo que temen en la Moncloa, donde han puesto un abogado de estado residente para que eche una mano: se les acumula la tarea.
Llegará el día en que sabremos qué pasó con los lingotes, quién salvó la línea aérea y todas esas cosas en las que ustedes están pensando.
En fin, yo lo sospechaba hace días: la UCO es un pseudomedio.