“Sánchez ha roto con la Constitución”. Es uno de los mensajes básicos, sencillos, simples con los que la nueva estrategia del PP va a machacar las redes sociales, los actos de masas y las comparecencias parlamentarias a partir de ahora. Pedro Sánchez ha dado a Pablo Casado la excusa perfecta al anunciar que rompe relaciones con él. Ahora, los planes del PP pasan por una oposición feroz, con denuncia de la inmersión en el populismo del actual PSOE y sacando todos los trapos sucios de los actuales ministros y altos cargos del Gobierno. Los populares han puesto en marcha el ventilador y su estrategia pasa por originar un choque de trenes en el que la próxima sentencia de los EREs en Andalucía va a jugar un papel fundamental en la política nacional.
Este miércoles va a ser la confirmación de la ruptura total: “Sánchez, lo que está haciendo no es romper con el PP; ha roto con la Constitución”. Es la frase mágica con la que Pablo Casado va a poner en marcha la estrategia de la confrontación directa con Pedro Sánchez. La sesión de control en el Congreso del próximo miércoles será el cruce de un Rubicón que abrirá una guerra total contra el ‘populismo’ de Sánchez. A partir de ese momento ya no habrá marcha atrás.
Forma parte de la nueva estrategia del PP, cuyas líneas maestras hemos podido conocer de fuentes populares bien informadas. El lema básico ya lo lanzó el propio Casado el pasado miércoles, 24 de octubre, cuando en el debate sobre el último Consejo Europeo acusó a Sánchez de ser copartícipe del golpe de Estado perpetrado en Cataluña a partir del 1-O. “Sabíamos que Sánchez iba a reaccionar así, lo que nos facilita todo el trabajo posterior. Es muy fácil sacarlo de sus casillas”, afirman los citados medios.
La estrategia se verá muy clara este miércoles, durante de la sesión de control al Gobierno. El primer punto pasa por un enfrentamiento directo Casado-Sánchez, en el que el primero ahondará en la Constitución y sus valores frente a la estrategia de pacto con los golpistas que estaría siguiendo el presidente del Gobierno para mantener su cargo. En esta labor jugará también un papel efectivo -no está pactado, pero no hace falta, porque se verá arrastrado por los acontecimientos- el presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, que preguntará también básicamente por lo mismo.
Casado va a abrir fuego directo sobre Sánchez en una sesión que se anticipa como ‘espectacular’: “¿Tiene previsto romper el Gobierno la relación con los partidos secesionistas?”. Los populares ya conocen la respuesta: Sánchez, previsiblemente fuera de sus casillas, va a exigir una vez más a Casado que le pida perdón por llamarle ‘golpista’, y Casado va a insistir en que Sánchez ‘jure’ la Constitución y adjure del golpismo. Ése será el punto álgido, el paso del Rubicón, como ya anticipan los argumentarios del PP que ha podido conocer este periódico.
Ataque directo a los ministros más débiles
Seguidamente, los populares atacarán a los miembros del Gobierno que ahora mismo resultan los más débiles: las ministras de Justicia, Dolores Delgado, con sus amistades peligrosas, y de Educación y Formación Profesional, Isabel Celaá, y su imponente patrimonio, así como el ministro de Ciencia, Innovación y Universidades, Pedro Duque, y sus sociedades creadas para pagar menos impuestos a Hacienda.
Contra Delgado va a arremeter la diputada popular Beatriz Escudero, golpeando a la ministra de Justicia en la cabeza de la vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, a quien Escudero pregunta: “¿Considera el Gobierno que defiende la igualdad al mantener a una Ministra de Justicia que hace manifestaciones homófobas y discriminatorias?”, por llamar “maricón” al ministro de Interior, Fernando Grande-Marlaska, en un almuerzo al que Delgado había sido invitada por el policía supuestamente corrupto José Villarejo.
A Celaá, ministra y portavoz del Gobierno, la atacarán en pinza desde varios frentes por su impresionante patrimonio personal que tanto celo puso en ocultar. Por un lado, el diputado Ángel Luis González, que quiere saber si considera la susodicha ministra que está excluida de las obligaciones de transparencia en relación con su patrimonio. Seguidamente, la diputada Silvia Valmaña va a ahondar en esa herida de Celaá: “¿Cuánto se habría ahorrado Vd. si hubiese utilizado un régimen fiscal alternativo al de la sociedad instrumental que empleó?”.
Un argumentario que pasa por la denuncia del populismo
La sentencia de los ERE en Andalucía, que está próxima a salir, va a significar para Sánchez un nuevo calvario político: la estrategia del PP experimentará en ese momento un segundo empujón, según los planes establecidos en la sede del PP en la calle Génova: la frase favorita es que “Andalucía y España ya no aguantan más corrupción, más paro y más populismo”.
Mientras tanto, los populares van a utilizar un argumentario que pasa por denunciar las ‘falacias del populismo’ y enfrentarlo con lo que significa el golpismo en Cataluña. Los puntos básicos son los siguientes:
– Erosión del respeto por las normas democráticas.
– Control de la Fiscalía por el Gobierno para que el poder judicial no investigue las posibles ilegalidades cometidas por miembros del gobierno. Consideran una “estrategia vergonzante” que el Ejecutivo socialista pretenda influir en los magistrados del Supremo para, por ejemplo, absolver a los políticos catalanes presos por supuestos golpistas.
– Denuncia de que los populistas proyectan un trato desfavorable a la prensa, con persecución de medios y de periodistas -como Podemos, por ejemplo, o las declaraciones al respecto de Carmen Calvo y de Isabel Celaá, en línea con lo que pide Pablo Iglesias-.
– Control de los medios de comunicación del Estado, especialmente RTVE, convertida en una ‘caverna mediática’ de Podemos.
– Uso y abuso del CIS, ‘cocinándo’ sus barómetros en exceso. En este sentido, el Grupo Popular en el Congreso ya ha registrado la petición de comparecencia de la vicepresidenta Carmen Calvo y del presidente del CIS, el dirigente socialista José Félix Tezanos, en la Comisión Constitucional para que informen sobre la metodología utilizada para evaluar el último sondeo del CIS publicado el pasado día 25.
En definitiva, desde el PP van a insistir en que Sánchez, como los populistas-estalinistas de Podemos, no es un ‘adversario’ político sino un ‘enemigo’ de la Constitución que cuestiona las normas y reglas claves del sistema y que, por lo tanto, propicia intentos de golpe de Estado como el de los independentistas con el 1-O.