Todo empezó cuando el creador de “La azotaría hasta que sangre” utilizó una cita, eso sí, sin indicar su autor (era Taibo II, como les aclaró en su momento el cronista), para llamar “putas” a los periodistas. El nuevo presidente de RTVE, José Pablo López, eso sí, citando al autor (Carlos Ruiz Zafón) ha escrito una carta al personal de RTVE donde utilizando a Zafón usa la expresión “hijo de puta”.
En el primer caso podría decirse que utilizar palabras de otro, sin citarlo, para decir lo que uno piensa, es de cobardes. En ambos, cabe decir que es simplicidad: “Puta”; eso lo entiende todo el mundo, menos matices que estorban.
Nada sexista como todo el mundo sabe y mucha corrección política en la “radiotele woke” que se nos promete. No sé qué tiene este personal con las putas; debe ser que la sombra de los calzones del Tito Berni es alargada.
El problema de la cita que concluye la carta del designado a prócer, que ahora les escribo, es que, a pesar de ser un profesional consagrado y buen escribidor, oculta no solo el origen de la cita sino, lo que es más importante, nos oculta el contexto.
El final de la carta, a trabajadores y trabajadoras del ente público, dicho en modo ironía, es “excepcionalmente motivador”. El apoteósico final dice: “La vida es la hipoteca del alma: aunque uno salga con buenas intenciones, ir avanzando implica cometer traiciones, con los demás o con uno. Hay quien tiene la fortuna de no caer demasiado en ello y quien directamente es un hijo de puta, pero el dilema sobre si hacemos o no lo correcto lo tenemos todos”.
Yo les sitúo, antes de saber qué mensaje quiere transmitir el presidente de RTVE. La cita procede de una entrevista de Ruiz Zafón a El Periódico de Aragón, también conviene citar a los colegas, eximio José Pablo. (Ruiz Zafón, C.-2008-, El Periódico de Aragón. Párrafo 4).
La otra parte es que la cita se produce en la presentación que el autor hace de su libro El juego del Ángel (Ruíz Zafón. El juego del Ángel. 2008. Planeta). El contexto es la idea del libro que, según el autor, habla del “pacto fáustico”. Tanto es así que la frase inmediatamente anterior al párrafo que presenta el conductor de la RTVE es “en el fondo, creo que crecer es eso, aprender a pactar con el diablo”. Es lo que tiene trocear citas, siempre hay un cronista que te pilla.
Queda pues claro que José Pablo López ha confesado que ha pactado con el diablo. Lo que no sabremos nunca, salvo que él lo explique, es si esos “hijos de puta” son los que le cesaron en el anterior Consejo o es una profecía: Os voy a traicionar y si protestáis seréis unos “hijos de puta”, es lo que parece decir el presidente de la cosa y la casa.
El cronista se inclina por lo segundo e imagina las carcajadas sindicales y de los trabajadores y trabajadoras de RTVE. En realidad, ellos y ellas han sobrevivido a casi todo, cosa que no sé si es buena o mala, dicho sea entre ustedes y yo.
Decía líneas arriba que la carta no es especialmente motivadora. Parece difícil creer en la independencia del medio, el listado de colaboradores lo expresa mejor que nada, ni sacar pecho de relación con la audiencia.
Para la televisión pública, por mucho que se presuma de revueltas en el share y cosas de esas, un 10% de cuota de pantalla es una vergüenza, dada la inversión que se realiza.
El trabajo dentro del Consejo de Administración, escribe López, “debe basarse en la colaboración y en la descentralización del trabajo”. La colaboración y la descentralización por la que aboga López consiste en que el decreto del Gobierno que reestructuraba el Consejo le da poderes nunca antes ostentados por un presidente de RTVE, como poder firmar contratos de hasta dos millones de euros y nombrar y cesar cargos sin contar con el Consejo de Administración.
Sobre los informativos dice que “seguirán trabajando con la misma autonomía y rigor que hasta ahora para que cumplan un papel central en el combate contra la desinformación”. Unas risas se oyen en la casa sobre el asunto, y afuera ni les cuento.
Pero, en fin, lo que yo venía a decir que algo pasa con las “putas” y con la sombra del diablo y de algún otro. Que se lo hagan mirar.