Socialistas madrileños, disolveos

Estimados y estimadas socialistas madrileños. Pelillos a la mar. En un momento en que se amenazan los derechos políticos, todos debemos colaborar. Así que he tomado la iniciativa: he buscado un sacerdote que os ofrece una iglesia en el extrarradio, oscura y cutre, como corresponde, para vuestras reuniones clandestinas.

Es que cuando nos veíamos obligados a hacer esto, vosotros estabais de vacaciones, periodo a restar de los 145 años ésos de los que habláis, y os falta práctica. Sugiero que no os convoquéis por guasap ni por correo electrónico: en Moncloa están muy atentos a esas cosas.

Queda prohibido reunirse. Éste es el diktat de la gestora del socialismo madrileño. Sin certificado de la autoridad competente la militancia del partido no podrá reunirse ni para una copa de navidad.

Ciudadanos y ciudadanas: sacrificad a los niños, capturad a agentes de la autoridad y vendedlos como esclavos, insultad a todos los hombres y mujeres en edad de voto que no voten a Pedro, haced esto y más, pero si veis a un socialista madrileño reunido, llamad a la policía.

Llamad a la Guardia Civil, como en el franquismo, o a Marlaska. Apedread a los reunidos. Si vienen los municipales aleguen que tenían tres órdenes: de Pedro, de Óscar y de la gestora.

Señoras y señores, el cronista tuvo su primer carné político con 17 años (1973) y hasta que fui expulsado (1997) transcurrieron veinticuatro años en los que nadie pudo impedir que nos reuniéramos: para debatir, reflexionar los unos contra los otros, como suele la izquierda, conspirar o expulsar a alguien, de hecho yo lo fui. Pero la reunión de la agrupación era como la misa del domingo: insoslayable.

El derecho de reunión es un derecho constitucional y ninguna medida orgánica o estatutaria de partido puede prohibirlo. Es un ilícito. Sin derecho de reunión no hay partido, sólo secta esperando un dios, prohibir la reunión es disolver la formación. Suspender ese derecho debe ser motivo de castigo judicial.

¿Por qué no puede reunirse una agrupación de partido socialista madrileño? Porque los madrileños son muy chelis y algo levantiscos, hasta hubo comuneros contra los Austrias, por cierto, con barricadas tras la Casa de Correos, que su existencia no viene del franquismo, precisamente.

Es evidente la primera razón: los vicarios del dios descendido de los cielos en Sevilla, que aspiran a ser obispos, lo han ordenado. La segunda es más opaca: evitar la conspiración, en forma de candidatura alternativa, contra Óscar López, designado por el dios para dirigir el tránsito por el desierto estos tres años que vienen.

No se engañen. La gestora franquista, perdón quise decir socialista, está presida por la sanchista Isaura Leal, pero está, como ha dicho Tomás Gómez, controlada por Bolaños, Sánchez Acera y Simancas [*].

De los mismos productores de “quitémosle la llave de la puerta a Tomás”, llega ahora “reunión, expulsión”. Detrás de todo, el eterno trio calavera, ya citado, que como dijera Tomas Gómez siempre estaban con “cositas”.

Los socialistas madrileños habían renunciado en buena parte a contaminarse de populismo y estaban cegados por el moderantismo. Intolerable. Madrid necesita radicalidad y populismo dice el prócer para arrebatarle el trono a la “reina tóxica” -lo dice Patxi López-. Socialistas madrileños, disolveos: lo dice Pedro y llega Óscar.

Óscar López ha presentado credenciales. Ha dicho que se presenta porque conoce a la derecha. Tiene razón, la conoce: pactó una moción de censura en Ponferrada con el concejal acosador y abusador de Nevenka. Viejos tratos con reaccionarios.

Lo que transmite su experiencia está claro: cualquier cosa vale para tener el poder, y si es sin dar la cara, mejor. Pueden preguntárselo a Lobato y a Acera. Así se pone uno al frente de un partido de ganadores.

El cronista es de izquierda, pero no tiene voto. Jamás votaré a Óscar López. Ya voté inútil otra vez, pero lo hice votando a un tipo decente. Cosa que ya no es el caso.

Negocios políticos con un acosador, pasar de un bando a otro según el sol que más calienta. Conspirador frente a Lobato, al que, cierto, no hay quien entienda, jefe de la fábrica de relatos, el plasma y saldremos más fuertes y todas esas cosas de la falta de transparencia. Ese no es mi sitio.

Estimados y estimadas socialistas madrileños. Quizá creáis que esta crónica está llena de ironía o de mala leche; os equivocáis. Quedáis advertidos: os han disuelto. Sin reunión no hay partido político. Esto era la democracia y hoy es un día para recordar que es la Constitución quien lo dice.

[*] Rafael Simancas: antiguo guerrista, el mozo de carga que llevaba el maletín a Alfonso Guerra y que ahora se lo lleva a Sánchez, que quiere expulsar a Guerra. N. de la R.

 

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