¿Quién va a ganar las próximas elecciones?

Aún no se ha disipado el ruido de las elecciones del domingo, cuando volvemos a estar en modo electoral. De momento, quien cree que va a ganar los próximos comicios es Pedro Sánchez, que es quien los ha convocado, adelantándolos cinco meses y dando síntomas de que él será una vez más candidato.

Aunque sea un recién perdedor, razones no le faltan para su inveterado optimismo electoral. En primer lugar, no ha dejado tiempo para que cuaje el desánimo entre sus filas por el fiasco autonómico y municipal ni para que se transforme en un malestar interno dirigido contra su propia persona, dado el carácter plebiscitario que ha tenido la última campaña.

Atajado —o así lo cree— cualquier conato de rebelión doméstica, el adelanto de la votación le ofrece muchas ventajas, no siendo la más desdeñable la recién inaugurada presidencia española de la UE. Otros factores añadidos son el convocarla un 23 de julio, en plena canícula, factor desmovilizador, piensa él, para los votantes de derechas, instalados en un cómodo veraneo y la gresca continua entre PP y Vox para conformar mayorías autonómicas.

Este último hecho, siguiendo La lógica del razonamiento sanchista, puede agigantar el temor a una entrada de Vox en el Gobierno de la nación si gana la derecha y aportarle así votos de indecisos y abstencionistas que han demonizado al partido de Abascal como síntesis de todas las maldades políticas.

Estos son, resumidamente, los argumentos sanchistas para esperar que en la próximas elecciones haya un vuelco y pueda él seguir en La Moncloa, apoyado en sus naturales socios de investidura, lobos todos ellos de distinto pelaje, pero al fin y al cabo lobos que quieren, como hasta ahora, su parte de botín.

Frente a ello, cabe esperar la prudencia de una derecha que no se meta en luchas fratricidas y que demuestre que en efecto ha venido a acabar con cinco años de desmantelamiento del país piedra a piedra por Sánchez y sus aliados. Si, como parece, estamos ante un cambio de ciclo, PP y Vox no pueden cometer errores y sí demostrar que allí donde hayan ganado las elecciones pueden hacerlo mucho mejor que los socialistas. Empeño éste que no será fácil por la falta de tiempo en desarrollar política alguna. Tiempo que, por otra parte, no tiene tampoco Pedro Sánchez, para ir regando el país con dádivas presupuestarias que se le han acabado.

Así, pues, éstas son las razones de unos y otros para una victoria electoral que condicionará los próximos cuatro años y seguramente muchos más.

 

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