No parece que exista nada en común entre el presidente de Vox, Santiago Abascal, y el fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz. Pero algo, supuestamente, tendrían que decirse, o acaso cruzarse confidencias, en una comida que, al parecer, ambos mantuvieron el pasado jueves 7 de noviembre en un conocido restaurante de Madrid. ¿Qué tenían que decirse Vox y la Fiscalía? Un mantel puede hacer extraños compañeros de yantares.

Según fuentes absolutamente bien informadas, el pasado jueves 7 de noviembre se vio almorzar en un restaurante en las afueras de Madrid al presidente de Vox, Santiago Abascal, al que el sanchismo reinante denomina ‘extrema derecha’ o zona cero de la ‘fachosfera’, y al fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, afamado sanchista y azote de derechosos, como el novio de Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid. A la mesa se habrían sentado, según esas fuentes, otros tres comensales. El dato, proveniente de testigos que supuestamente los vieron, no lo ha podido confirmar oficialmente offtherecord ni con Abascal ni con el fiscal.

La reunión, muy animada, según las citadas fuentes, se habría prolongado tras el postre en una larga y amena sobremesa. ¿Qué tenían que decirse el presidente de Vox y el fiscal general del Estado más cuestionado en toda la historia de la democracia española?

De momento, es un misterio, pero hay algunas sombras de sospecha. Álvaro García Ortiz está imputado por el Tribunal Supremo por un delito de revelación de secretos; le acaban de registrar su despacho en la Fiscalía y, además, le están lloviendo las denuncias por razón de sus actos.

La última denuncia es la de la Asociación Profesional e Independiente de Fiscales (APIF), que ha solicitado al instructor del Tribunal Supremo, Ángel Hurtado, que cite a declarar como testigo a un fiscal del Alto Tribunal que vio a García Ortiz con su número dos, la teniente fiscal Ángeles Sánchez Conde, “revisando” un móvil durante la entrada y registro practicada por la Guardia Civil en la sede de la Fiscalía General el pasado 30 de octubre. Paralelamente, la asociación mayoritaria de fiscales ha puesto en marcha la recogida de firmas para exigir la dimisión de García Ortiz.

El registro del despacho de García Ortiz –algo inédito en la Fiscalía General española- se lo había ordenado a la UCO el magistrado Hurtado con el objetivo de incautarse de los dispositivos electrónicos del fiscal general, imputado por la presunta filtración de datos reservados del novio de Isabel Díaz Ayuso, el empresario Alberto González Amador.

En un contraataque también inédito, el fiscal general hizo unas declaraciones que sonaban a amenaza con el “material muy sensible” que maneja: “Si quisiera hacer daño tengo información de sobra”. De confirmarse oficialmente ese encuentro, la pregunta sería la siguiente: ¿Habló García Ortiz de ese material con Abascal? No es de creer. ¿Hablaron de otras cosas? Podría ser. Extraños comensales con supuestos encuentros aparentemente antinatura.