Y todo esto, ¿quién lo paga?

Según relatan sus biógrafos, cuando Josep Pla llegó a Nueva York, en 1954, sus amigos lo acompañaron a visitar las amplísimas avenidas y los innumerables rascacielos de Manhattan. Y, ante el derroche de luces e iluminaciones, exclamó asombrado: “Y todo esto, ¿quién lo paga?”. Hoy, ante el derroche de recursos públicos -tanto crematísticos como no…