“Defensores” de la libertad de expresión

El derecho de los titiriteros madrileños a ser unos descerebrados y hasta soeces es discutible, como todo, e incluso defendible. El ofender y agredir a los demás, aunque sea verbalmente, y enaltecer la comisión de delitos ya es otro cantar. Aun así, hay que agradecer el que haya gente que se esfuerce en defender la…