¿De quién depende la fiscalía?…Pues eso

Del estado. Y el estado es del Gobierno y el Gobierno es de Él. Esto lo dijo Él en entrevista televisiva… a confesión de parte, no es necesaria la prueba. Es, pues, fácil; cualquier alumno de bachillerato podría construir un silogismo: el fiscal ha sido imputado; el fiscal es el Estado y el Gobierno. Luego, el Estado y el Gobierno han sido imputados.

Es, en consecuencia, comprensible que no le dejen dimitir al fiscal general. Tendrían que dimitir ellos. Hay otras paradojas. Quizá no lo recuerden, pero hubo un tiempo en que el socialismo realmente existente y la izquierda de verdad verdadera gritaban en todos los parlamentos, asambleas e instituciones: “imputación, dimisión”.

También se hablaba de algo desconocido desde hace un par de legislaturas: ¿recuerdan aquello de la responsabilidad “in vigilando”? que acarreaba la dimisión de los superiores jerárquicos, aunque no tuvieran idea de las felonías de los subalternos?

El engaño es la modernización de la política”, sostiene en maquiavélica tesis el nuevo gurú de la Moncloa. Así, el ministro de Justicia se ha puesto al engaño, cosa en la que Bolaños no es inexperto: el fiscal general sólo ha perseguido un delincuente y un bulo.

No; los fiscales implicados, empezando por el jefe de la peña, han hecho públicos datos emitidos por abogados defensores, vulnerando un derecho a la defensa de un señor.

A mí que sea novio de la señora Ayuso y que sea o no culpable se me da una higa, ya lo dirán los oportunos jueces y que la pague si lo es. El enamorado encargó: si tocaban a la señora que fueran a por la otra señora, purita venganza. Así estamos. Marca España.

Que esto sea ilegal del todo lo ha dicho un tribunal de forma unánime, encabezado por una jueza progresista, por cierto. Señal de que los progresistas estamos hasta el gorro del socialismo realmente existente y la izquierda de verdad verdadera.

Se lo tengo dicho: si acosan al hombre enamorado, se arriesgan a que sus datos sean utilizados en daño ilegal.

La imputación de un fiscal general nunca se había producido en la democracia española. Un hito. Por más que las trapacerías del tal García fueran conocidas y abundantes, desde las maniobras contra jueces hasta el abuso de poder, con favor a su anterior jefa. La Marca España ha logrado un nuevo nivel.

Fíjense en la notable paradoja. El imputado es el jefe de los fiscales que deben defender los intereses del pueblo y el Estado de los enredos del imputado y, además, están sujetos a disciplina jerárquica, casi militar: los fiscales tienen hasta tenientes.

El fiscal general se añade a la lista de la agenda judicial del Gobierno.

La primera consecuencia ya se ha anunciado aquí otras veces: concluida la legislatura políticamente, sólo nos queda el ruido.

Y la segunda, no es otra que la debilidad de la presidencia del Gobierno. Nos quedan mil días de presiones, chantajes y cesiones. De votos en contra de los aliados progresistas de la muerte, que ya es gratis, y cosas de todo tipo. Porque ya da igual el programa. Son mil días de fin de ciclo.

El silencio ético de estos aliados ya ha sido aquí comentado y produce urticaria. No hay nada peor para una democracia que una presidencia débil, sujeta a todo tipo de presiones internas y, especialmente, externas: si ahora piensan en Marruecos, en Venezuela, en Morodo o Zapatero, igual entienden algo.

Tenemos un país que queda al albur de tahúres y trileros. El fantasma de Waterloo, el huido chantajista, ya nos dio el titular adecuado: “Queremos a Sánchez en coma, pero no muerto”.

El problema es que somos los españoles y españolas, nuestras instituciones, los que quedamos en coma, presos de tahúres. Cosa que, por cierto, ya le está pasando a Illa y que se prepare cuando los congresos independentistas se vayan acercando.

Todo suena a fin de ciclo a “ideícas” inanes, a tontadicas imposibles, que nada resuelven, pero sobre las que nadie dice nada.

No acosen al enamorado, dicho queda una vez más. Las consecuencias pueden ser terribles, pero no se apuren: todo puede ser peor.

Seguro; otros empezaron con las corruptelas y las trampas. Desde el hermanísimo (o sea, el Guerra) y la sociata “beautiful people” hasta Zaplana. Por cierto, Gürtel empieza por la misma letra que García, el fiscal general. Pero la regeneración no es atender a imputados, sino cerrar periódicos. El Mundo es un pseudomedio, quién lo iba a decir.

Bolaños y García, como son como la CIA ya están en ello. Al fin y al cabo: “¿De quién depende la fiscalía?… Pues eso.

 

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