Nunca una errata se aproximó tanto a lo veraz. El diario El Mundo, en su página digital, nos ha ofrecido una errata o quizá no lo era (aunque fue corregida a final de la mañana) que, sin duda, pasará a la historia del periodismo. Haciéndose eco de las preguntas parlamentarias del PP en relación con el escándalo de Jessica (novia, amante, amiga, acompañante, vaya usted a saber de Ábalos) y otras, el periódico escribe: “¿Es habitual la contratación de señoritas que no acuden a trabajar y perciben un salario púbico?” Sí; han leído bien, pusieron “púbico”: reclamaciones, aquí, ninguna.
El sonrojo acude a la tez del lector, no por la errata, sino por su precisión: Freud encontraría en este “lapsus menti” una explicación sicológica, no sé si del autor o de los concernidos. El caso es que tenemos una definición que llevarnos al campo de la economía pública, que será recibida con alborozo tanto por estudiantes de economía y periodismo.
Podríamos reflexionar sobre aquellos tiempos en los que un avinagrado periodista veterano cobraba por corregir los textos de sus colegas. Pasamos, luego, al tiempo en el que el editor decidió ahorrar y pasarle el marrón al redactor jefe. Finalmente se ha encomendado el tema al “señor Word” (paquete Office) que entiende de diccionario, pero no de contexto y la lía. La próxima fase será la de la Inteligencia Artificial y no tendremos periodistas al que ponerle cara de “de ésta te acuerdas”.
Podríamos reflexionar, también, sobre la supervivencia de la erótica del poder. Sobre cómo la belleza de los acompañantes (ellas y ellos) es directamente proporcional al cargo del acompañado o acompañada. (Luego hablaremos mal de los Underwood – House of Cards-).
Podríamos, sin duda, reflexionar sobre el uso y abuso de las mujeres por parte de cínicos e hipócritas, profetas de la igualdad. Naturalmente, sus explicaciones les exculparan. Lo dijo Errejón con acostumbrado poso teórico: este es un asunto del heteropatriarcado y yo no me ocupo de ello.
Pero sospecho que, para nuestro pesar, esto va de otra cosa. Estimados y estimadas (entiendan el modo ironía) no caigan en la trampa articulada por la derecha extrema, Trump y sus seguidores, como Feijóo, o algo así, que no acabo de pillar el orden correcto, según Sánchez.
Señoras y señores, esto es, sin duda, un asunto de progreso y modernidad. La Marca España ha pasado, en brevísimo plazo de tiempo, gracias a las acciones emprendidas por los socialistas, de los calzones del Tito Berni a escoger señoritas por catálogo. Somos la envidia de Europa, atrapada en la cutrez “hispter”, urbanita y pobretona del Tinder: hemos abolido de facto la prostitución para pasar al “scort”, eso sí a precio de salario mínimo, que no está el horno para trigo.
No es solo que ya no hay prostitución que expulsar de las ciudades a los ribazos, como corresponde a la cuaresma que empieza, por cierto; ahora les ponemos un muy decente a la par que elegante pisito (aquí se lo anuncié).
No seré yo quien culpe a las señoras del almanaque. Es la estrategia de portero de prostíbulo la que se convirtió en modelo de negocio de la cúpula del partido de Sánchez y otros.
No obstante, hay que preguntarse sobre el uso y abuso de mujeres por catálogo, siendo la parte más llamativa de la cutrez gerencial de la cúpula progresista. Si esto se hace a las chicas a las que se usa como cosa desechable, qué no se hará con los demás asuntos.
Del tito Berni a Ábalos, de Errejón a Monedero, de Koldo a la panda de los ERE han llevado a la izquierda por el camino del progreso profesional e incluso moral, ya me entenderán la ironía.
Hemos sabido del asunto por documentos encriptados que se escondían, lo que dice mucho de la confianza que reinaba en el mundo de la “pandi” y de la convicción de que alguien les traicionaría algún día.
Ah, aquellos tiempos en que la derecha manipulaba el heteropatriarcado en favor de sus próceres, iglesias y demás. El pasado de la Marca España está protegido. El salario “púbico” universal ha nacido: la ministra de trabajo está en ello.
El uso venal del dinero público es siempre deplorable pero la conversión no solo ha sido tipográfica. Pasar de público a “púbico” nos avergüenza como país y como ideología,
Nunca se les supuso a los ministros y ministras especiales dotes se moralidad, cosa que siempre nos ha irritado a quienes defendemos la política y la participación política. Pero nunca la impunidad nos llevó a límites tan onerosos, política y éticamente, todo hay que decirlo. Chicas por catálogo no es muy glamuroso, muy progresista, ni muy legal. Allá los responsables.
No fue Eva quien destrozó la carrera de los amigos del portero del prostíbulo. Fue la ambición del poderoso que daba su castillo por la causa.
Las empresas públicas (Ineco, Tragsa, las correspondientes cositas asturianas y demás) se usan para contrataciones venales. Las empresas privadas (Teléfonica, Indra, Prisa, para operaciones de Estado). ¿Por qué? Porque nos sale de la cosa “púbica”, ustedes que se han creído. Ya va siendo hora de que entiendan de que va esto.