Una gestora, pero que no lo parezca. Es la última idea de la sala de las manos quemadas. Han tenido otra: volvamos al relato. Lo suyo fue un error, lo de los demás es corrupción. La suya, por supuesto, es “una corrupción supuesta”, la de los demás, no. Dice Montero, rían conmigo, que pudo haber comisiones, pero no contratos irregularmente concedidos.
Además, por si ustedes tienen alguna duda, Sánchez es el capitán… ¿de quién? De la “familia”… socialista, quizá haya sido un lapsus esa referencia de película de mafia.
Pedro Sánchez, enamorado, maquillado tipo “monster” ha comparecido nuevamente para romper su silencio y advertirnos de que erramos todos los que creemos que está acabado. Ha vuelto el chulito.
Él resistirá, faltaría más. “Después del verano” os vais a enterar. De las medidas hoy anunciadas, tras profunda reflexión, solo hay una nueva: la de los cuatro gestores. Las otras, incluyen la expulsión de Ábalos y el acta de Cerdán.
Era tanto Cerdán que necesitan cuatro para sustituirle: la presidenta, Montse Mínguez y Borja Cabezón, apoyados por la gerente, Ana María Fuentes (brillante gestión, recolectora de subvenciones públicas y cuya estructura -la gerencia- aparece en el informe de la UCO como responsable de la recaudación del “impuesto”). Al parecer, todos y todas, despreciados por Cerdán. Gestora, pero con justicia poética.
La comparecencia de Sánchez no ha entusiasmado a nadie entre los suyos y sus alianzas. Podemos no irá a reunirse, ERC irá, pero no quiere una foto con el presidente, y todo lo demás va más o menos.
En la sala de las manos quemadas solo se oyen lamentos. Entre pócimas, potingues y vendas, llora Chivite, están a punto Montero y Alegría –desplazados del “núcleo irradiador” del bunker-, ahora en manos de Bolaños, que también está en la sala. Está Patxi, también, la ejecutiva y los del bunker.
Nadie conoce a nadie. Nadie sabe cuántos “pendrive” quedan por recibir y escuchar. Todos los expertos sostienen que las quemaduras tardarán en cicatrizar y que secuelas quedarán, mucho maquillaje deberá ser usado. Gestora, pero que no lo parezca; coalición de gobierno, aunque no lo parezca.
Inventario en el campo de los buitres. La señora de Sumar, paloma blanca de la esperanza de los tumbados por Iglesias, dejó de respirar un minuto y se puso a gorronear y ha gorroneado, mientras IU no sabe si contesta, dónde irán que más valgan. Bildu busca la suya (Navarra, Chivite, Navarra). Las derechas (PNV y Junts) se ponen a hacer lo que siempre supieron: extorsionar al gobierno.
Junts con menos elegancia; “extorsión y lo mantenemos en estado de coma”, dice Puigdemont. Uno de los cargos más relevantes del organigrama socialista está vacante: ¿Quién será el gran negociador con Junts? ¿Sustituirá el sospechoso Zapatero a Cerdán? ¿Quería tanto Delcy a Aldama que el gran ZP tendrá que hacer un viaje planetario para ocultarse?
Podemos no ve a Sánchez “legitimado” para gobernar y pasa. éstos no tienen nada que ganar abrazados a un muerto.
No habrá moción de confianza: ya no sale. Hay bloqueo constitucional. La generación que quería acabar con el régimen del 78, decía el periodista y amigo Manuel Ángel Menéndez está mañana, ha fracasado, pero quizá, a fuerza de bloquear la alternancia, igual lo consigue.
Sánchez ha sido derrotado por los suyos y su potencial periplo al averno político será, probablemente, doloroso. Pero no minusvaloremos al artista del maquillaje. Tiene un arma en la mano: la desafección democrática. Los sociólogos medirán el alcance del hastío de la ciudadanía y su presión sobre la abstención, en el campo de la izquierda, pero también en los otros.
Cerdán se llevó consigo el relato, pero Abascal y las trampas permanecen. Mientras Sánchez dirigía una reunión de aplaudidores interminable, RTVE y la extrema derecha preparaban el camino a Sánchez: Feijóo debe presentar una moción de censura. Si Sánchez y Abascal lo piden, el gallego debe huir. Lo dice el manual: deja al adversario que se desangre.
Vale, Feijóo no es la alegría de la huerta, pero sospecho que el país está en momento de conturbación. O sea, precisamente, para gallegos.
Las bases podemizadas del sanchismo deberán reconstruirse bajo nuevos liderazgos que, probablemente, no vendrán de la banda de los cuatro (Page, Susana, Lamban y Vara), sino del mundo de “los resentidos”.
La reconstrucción socialista deberá basarse en una nueva comprensión de la estructura democrática de un Estado, las viejas convenciones constitucionales y, muy especialmente, la recomposición de la confianza de las clases media y sus vástagos en una moderna social. Fuera de ello no habrá salvación, solo corrupción.
Hay muchas formas de abandonar el campo político. El socialismo realmente existente ha elegido el peor: mirar para otro lado y quemarse con los golfos apandadores. Lágrimas en la sala de las manos quemadas. Es lo que hay.