El espía que busca la oscuridad

Tras el apagón, el Gobierno persiste. Primero, necesitamos un ciberataque (es la forma magnífica de pedirle a la OTAN que acepte los fondos europeos para ciberseguridad como gasto militar). También debemos castigar a las nucleares (todos los expertos aseguran que no intervinieron en ningún sentido en el apagón).

Por otro lado, una vez que la minoría parlamentaria impidió poner un impuesto a las eléctricas, hay que alertar sobre las malvadas operadoras privadas. Incluso, Red Eléctrica es malvada, aunque tiene de privada lo que el cronista de obispo.

Para que me entiendan, el 20% de la operadora es público (SEPI, es el muy máximo accionista), el 70% es capital flotante, no superior nunca al cinco por ciento, o sea como las “matildes” de telefónica en su tiempo, pequeños ahorradores que ya han perdido estos días una partecilla de su capital. Solo queda un 10% para otros accionistas que no pintan mucho. Blacrock ha bajado del 5%, esperen que Amancio Ortega llegue al 5% y entenderán la histeria del Gobierno. El PSOE tiene a la presidenta y seis consejeros en el Consejo de Administración, por cierto, ninguno de ellos experto en energía.

Despidieron al que le enseñó economía a Zapatero en dos tardes para poner a una amiga de Pedro, Corredor. La presidenta es registradora de la propiedad, cobra 546 mil euros. Los demás cobran entre 170 y 190 mil euros al año. Uno es experto en salud; otra dirigió EFE; otro sabe de vivienda; la cuota catalana la cubre una militante del PSC que fue del Consejo Audiovisual; hay un asesor económico de Montero.

Ningún experto en energía. Tiene sentido que un monopolio natural sea regulado. Es perfectamente compatible con la teoría económica. Eso implica intervención del Gobierno en información, precios y políticas. Lo de tratarla como empresa privada carece de sentido.

Quizá recuerden cuando la posibilidad de un apagón era un “bulo”, según Moncloa y la prensa siempre atenta a la persecución de la máquina del fango. Igual los que decían tal cosa tenían mala intención, pero ya no se puede decir que sea ruido de “fachosfera.

Bueno, pues ya no es un bulo, se siente. Así que, para mantenernos atentos a lo que de verdad importa, Pedro persiste en lo suyo: ciberataques, nucleares y ataque a las operadoras. Todo en orden. Incluido el enfurruñamiento de Pedro Sánchez que, un año después de reflexionar, sigue en las mismas.

En consecuencia, el Ministerio de Defensa ha enviado al CNI, nuestros espías, a investigar a las empresas. Nuestros espías saben mucho de energía, saben interpretar el recibo de la luz, entre otras muchas virtudes. Debo recordarles que existe un organismo independiente, más o menos, para regular el sector. ¿Para qué queremos espías, si tenemos un regulador?

Es que el tal regulador no cae bien en la Moncloa: acaba de decir que sí a la OPA del BBVA sobre el Sabadell, enredando en la cosa catalana, cuyos votos necesitan Illa y Sánchez.

Que vayan pues los espías de Margarita, ha dicho Pedro; por si tiene que comerse el marrón, ha susurrado la vicepresidenta segunda, con algo de maldad.

He realizado una nueva experiencia que repetiré alguna que otra vez y de la que les daré cuenta. He escrito en un chat de inteligencia artificial el título de esta crónica.

Esto es lo que me ha respondido: “El espía, conocido como La Sombra, se adentraba en la oscuridad… buscando información vital para su misión” (texto generado por IA generativa, advertidos quedan). Tiene todo el sentido esta IA y cierto sentido del humor, para qué engañarse, y ha leído muchas, aunque malas, novelas.

¿Obtendrá información vital el espía del CNI en su visita a las empresas? ¿Busca algo más que un ciberataque?

Han pasado ya días desde “el apagón” y ya sabemos bastantes cosas. Que todo apunta a Red Eléctrica, que no hay indicios de ciberataque por ahora, por muy viejos que sean los sistemas cibernéticos que usan las empresas, que el acoplamiento de la fotovoltaica es de riesgo porque falta inversión capital en un aparato que la estabilice, que se ha cambiado el “mix” energético, para evitar repeticiones.

Sabemos que antes del apagón el sistema sufría anomalías; sabemos que el peso de las energías no gestionables (en términos de estabilidad) impedía la reacción.

La presidenta de Red Eléctrica se ha pasado, también, a la magia cree -como en el libro de Harry Potter–  que “vivimos tiempos oscuros”: no sabe lo que ha pasado, pero afirma que no volverá a ocurrir. Su aserto es tan sorprendente que los portugueses siguen desconectados de la red española, por si acaso.

El Gobierno sigue pidiendo datos, adelante con los espías. Sabemos que el diésel nos salvó en los puntos críticos y que la energía francesa (nuclear, claro) reinició el sistema. Porque en España nucleares no, pero energía nuclear al lado de los Pirineos, sí.

Pero “El espía, conocido como La Sombra” (denominación generada por la comentada IA, advertencia), va enseñando su carné del CNI, deambulando por los ordenadores de las empresas, buscando el error, para que el Gobierno pueda poner orden.

No somos expertos en energía, pero sabemos que la Alta Tensión, donde se produjo el problema, es de Red Eléctrica y que la Tensión Media es la de las distribuidoras. Lo digo por si alguien desea tomarles el pelo. Corredor, presidenta de Red Eléctrica, y seis Consejeros más deberían hacérselo mirar, antes de que la ira de Pedro, que está enfurruñado, caiga sobre ellos.

Mi solidaridad con el espía que busca la oscuridad. “Luz, más luz”, dicen que decía Goethe en su lecho de muerte. Ciberataque, Nucleares, Operadores Privados gritan en Moncloa.

 

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