Las técnicas nazis que utilizaron en Podemos para adoctrinar a la población a favor del ‘procés’

Pablo Echenique, secretario de Organización de Podemos, ya proclamó el 20 de octubre de 2017 que “se ha suspendido la democracia” en España. Con esa declaración falaz, Echenique disparó la primera de las balas diseñadas por Podemos para mentir a la sociedad española a gran escala y movilizar a las ‘masas podemitas’ contra el sistema democrático español. El trío Pablo Iglesias, su pareja Irene Montero y Echenique planificaron una campaña de mentiras en torno al procés catalán para desestabilizar la democracia y conseguir por la fuerza lo que no pueden por las urnas. Iglesias y sus pretorianos pusieron en marcha una estrategia para aplicar los principios de Goebbels para una ‘revoluzión a la española’, utilizando Cataluña como moneda de cambio. esa técnica sigue hoy vigente, como ha podido comprobarse

La formación que dirige el trío Iglesias, Montero y Echenique decidió ya hace años cruzar todas las líneas rojas y se inventó una división de bloques en España: monárquicos_abasolutistas contra demócratas. Una gran falacia con la que los podemitas quieren alimentar la bestia del caínismo y del guerracivilismo entre españoles, amparándose en el procés catalán y con el objetivo de gobernar en Cataluña con ERC y desestabilizar la democracia española como medio para llegar a La Moncloa.

Según fuentes de absoluta solvencia, esta campaña fue diseñada por la guardia pretoriana del trío mandamás en Podemos y se puso en marcha nada más aplicar el Gobierno el artículo 155 contra los golpistas de Cataluña; una aplicación que, sin embargo, contaba con el apoyo total de los demócratas españoles: PSOE y Ciudadanos, además de UPN y Coalición Canaria.

En los estudios de Podemos se partió de la base -irreal, pero con cierta lógica- de que hay cinco millones de votantes dispuestos a creer aquello que enarbolen Iglesias y sus pretorianos. Empezaron a arrasar en las redes sociales -su mayor campo de acción, junto a La Sexta y el digital Público- con la frase «El Gobierno ha dado un golpe de Estado”, cuando la realidad era la contraria, que el Gobierno había restituido la democracia, la Constitución y el Estatut en Cataluña. Pero las mentiras de Podemos, basadas en los principios nazis de Joseph Goebbels -un auténtico genio de la manipulación de la masas-, fueron creídas por mucha más gente de la que se piensa. Y esos mismo han puesto ahora en marcha con el juicio contra los dirigentes del procés.

Podemos ya desplegó entonces una batería de mentiras deliberadas y eslóganes de laboratorio para alcanzar sus objetivos. Utilizaron para ello frases de manual perfectamente delimitadas por un equipo ad hoc para influir en sus votantes. Mentiras como las siguientes: “PP-PSOE-Cs usan la Constitución del 78 para romper los puentes” (Irene Montero); “Rajoy quiere humillar a Cataluña” (Ramón Espinar, el hombre que hace negocios con la vivienda de VPO); “Felipe VI ha reiterado que se posiciona políticamente con el PP” (Echenique); “La unidad de España no se puede construir a golpe de porra” (Iglesias); “Estrategia autoritaria con la complicidad de PSOE y Cs” (Montero); “Muchísimo cuidado con quien pacta el PSOE, que los que han fusilado nacionalistas en la historia de este país, nos han fusilado a los progresistas también” (Espinar).

Saben que mienten, pero a los suyos les vale así, porque el objetivo, según la estrategia interna diseñada por la cúpula dirigente, pasa por desacreditar el ‘Régimen del 78’, y el procés es una oportunidad de oro. Según hemos podido saber, los pretorianos de Iglesias proyectan gobernar en el futuro en Cataluña junto con la ERC de Oriol Junqueras, no importa que España se destruya, y creen firmemente que el fin justifica los medios, como dicta el estalinismo elemental. De ahí su contribución decidida al ‘nazionalpopulismo’ y a la utilización de los principios nazis de Goebbels para manipular a las masas.

Los principios para mentir en los que se basa Iglesias

Estos principios que Podemos utiliza para adoctrinamiento de la masa son los siguientes:

Principio de simplificación y del enemigo único. Adoptar una única idea, un único símbolo. Individualizar al adversario en un único enemigo.

Principio del método de contagio. Reunir diversos adversarios en una sola categoría o individuo. Los adversarios han de constituirse en suma individualizada.

Principio de la transposición. Cargar sobre el adversario los propios errores o defectos, respondiendo el ataque con el ataque. Si no puedes negar las malas noticias, inventa otras que las distraigan.

Principio de la exageración y desfiguración. Convertir cualquier anécdota, por pequeña que sea, en amenaza grave.

Principio de la vulgarización. Toda propaganda debe ser popular, adaptando su nivel al menos inteligente de los individuos a los que va dirigida. Cuanto más grande sea la masa a convencer, más pequeño ha de ser el esfuerzo mental a realizar. La capacidad receptiva de las masas es limitada y su comprensión escasa; además, tienen gran facilidad para olvidar.

Principio de orquestación. La propaganda debe limitarse a un número pequeño de ideas y repetirlas incansablemente, presentarlas una y otra vez desde diferentes perspectivas, pero siempre convergiendo sobre el mismo concepto. Sin fisuras ni dudas. De aquí viene también la famosa frase: «Si una mentira se repite lo suficiente, acaba por convertirse en verdad».

Principio de renovación. Hay que emitir constantemente informaciones y argumentos nuevos a un ritmo tal que, cuando el adversario responda, el público esté ya interesado en otra cosa. Las respuestas del adversario nunca han de poder contrarrestar el nivel creciente de acusaciones.

Principio de la verosimilitud. Construir argumentos a partir de fuentes diversas, a través de los llamados globos sonda o de informaciones fragmentarias.

Principio de la silenciación. Acallar las cuestiones sobre las que no se tienen argumentos y disimular las noticias que favorecen al adversario, también contraprogramando con la ayuda de medios de comunicación afines.

Principio de la transfusión. Por regla general, la propaganda opera siempre a partir de un sustrato preexistente, ya sea una mitología nacional o un complejo de odios y prejuicios tradicionales. Se trata de difundir argumentos que puedan arraigar en actitudes primitivas.

Principio de la unanimidad. Llegar a convencer a mucha gente de que piensa «como todo el mundo», creando una falsa impresión de unanimidad.

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