Valencia y los engreídos

Lo peor del ser humano suele ser el propio humano. Pero, misteriosamente, lo mejor del ser humano suele ser el propio ser humano. En Valencia, la terreta que me acogió hace más de 20 años, estoy viendo hombres, mujeres y niños, en medio de la tragedia, dejándolo todo para ayudar sin preguntar.

Hasta hoy día 1º, los voluntarios están siendo una fuerza sin control, un recurso desorganizado y, por lo mismo, desaprovechado. Pero hoy ya la UME y el ejército los están coordinando junto con los ayuntamientos. Bomberos, militares, voluntarios, lo mejor de España.

Carlos Mazón, Pedro Sánchez, el director de la Cuenca Hidrológica del Júcar, los periodistas, la ultraizquierda y la ultraderecha han demostrado ser, en distintos grados, pura cobardía hipócrita, miserable y bastante sociópata.

Seguramente los muertos superarán el medio millar. Si la Cuenca del Júcar hubiera hecho su trabajo, incluso después de descubrir, presuntamente, que las mediciones del caudal del Júcar en domingo y lunes estaban mal y ya indicaban la riada del martes, y hubiera transmitido la información a la oficialidad, la alerta general se habría dado a las 13:00 en vez de a las 20:12 y habríamos salvado docenas de vidas. Pero era más importante, en cada peldaño de la escalera, salvar el propio culo.

No creo que, salvo políticos y vendidos como Keké el humista, de humo, no de humor, que no tiene otra cosa que hacer que convertir en un problema político contra los fachas lo que ha sido una desgracia provocada por la naturaleza, los valencianos hayan pensado ni por un momento en la ideología de las víctimas. Simplemente han salido en tromba a ayudar.

Mazón debió pedir la ayuda del ejército el martes y no el jueves, y los del Júcar debieron levantar la mano y decir Nos equivocamos en las mediciones, la que viene es de órdago. Pero, supuestamente, porque no contestan a mis preguntas y no he podido confirmar su chapuza, prefirieron el silencio y las muertes, 203 cuando escribo, antes que reconocer que mientras bajaba el río anunciando la riada ellos estaban ¿viendo el Madrid-Barsa?

Ver a los militares, a los bomberos, a la UME, a Protección Civil y a la población anónima moverse, trabajar, tragarse las lágrimas y seguir achicando barro entre escombros y con el temor de encontrar cadáveres, me remece el alma y me hace sentir orgulloso de ser humano y español. Hasta que salen Keké, Susana Griso, los cizañeros de La Sexta, la simplona de Sonsoles Onega, el vampiro oportunista de Risto Mejide, etc. Salen con sus garras carroñeras a robar vida, esperanza y solidaridad a las víctimas y a los voluntarios solamente para obtener un punto más de audiencia; eso sí, todo bien disfrazado de solidaridad lacrimógena para que, ante los televidentes, parezcan hermanados, preocupados y con profundo ánimo de ayudar. No creo que sean tan idiotas como para creerse su propia farsa, pero quién sabe: ahí está Pedro Sánchez convencido de que es una mezcla de Disraeli, Napoleón, Tutankhamon y Ghandi y va por el mundo pisando fuerte, así sea aplastando las vidas de la mitad de los españoles.

Lo de los periodistas radio-televisivos es para darles de hostias aparte. Entiendo que es fácil y barato llenar horas de programación sacando las desgracias en vivo de los damnificados. Más madera, gritaba Groucho Marx, y Más sangre parecen gritar los periodistas que solo escarban en las heridas.

Eso sí, vestidos de haute coture mientras deambulan por el barro entrevistando a la que más llore o al que más grite y entorpeciendo los trabajos de bomberos y militares porque, claro, lo primero es informar… de los chismes más escabrosos. Luego, un martini en la terraza del hotel five stars en que se alojan.

No he podido enterarme por Onega, por Grisso, por Mejide, por Ana Pastor, cuáles son los planes de la UME, qué estrategia está siguiendo el gobierno autonómico, qué decisiones están tomando José Mª Ángel o José Miguel Basset —¿quiénes son estos, se estarán preguntando esos grandísimos presentadores de la nada periodística, ponme maquillaje aquí que tengo brillos en la nariz—, cuáles fueron las mediciones de caudal del Júcar del sábado, el domingo y el lunes; cómo se organizan las brigadas de voluntarios para que sean coordinadas por la UME, qué tipos de ayudas están previstas y cuándo llegarán, cómo compara la reacción ante esto con la del volcán de La Palma, qué han establecido las compañías de seguros, qué soluciones se van a dar a corto y medio plazo, etc.

Eso sí, me he enterado perfectamente de que una tal Ana Moya ha sido gravemente afectada por la Dana: se le ha llenado de hojas la pisci y se le cayó la canasta de plantitas. También he sabido de una señora muy gritona que había perdido a su periquito y lloraba como si hubiera perdido a un ser humano (pero a la presentadora le parecía ¿una historia de interés humano?).

Periodistas y políticos, damos asco. Bueno, yo menos, la verdad, mis valores éticos son otros y me esfuerzo en mantenerlos.

 

2 comentarios de “Valencia y los engreídos

  1. Gracias, Lluís. Yo creo que este tiempo oscuro pasará. La reacción de los jóvenes ante esta desgracia me da algo de esperanza, yo los daba casi por perdidos, pero esta lección no la olvidaré: generosos, entregados, organizados… mucho en qué pensar. Un saludo y gracias por comentar.

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