Sostiene Luis Blanco, excelente amigo, mejor politólogo y brillante contertulio, por ese orden, las cosas son importantes, que no debo usar la expresión “estado fallido”. Al parecer, según su siempre atinado criterio, esto es populismo, cosa que yo detesto. Vale; no lo volveré a utilizar, por ahora, esperaré sentado a que Luis me dé la razón. Pero al igual que Galileo susurró “eppur si mueve” ante la Inquisición, yo farfullaré: los valencianos y valencianas se han visto privados del estado democrático, social y de derecho en este proceso.
Pero no; diré otra cosa, al modo Zola: Yo acuso.
Acuso a las instituciones de no ser capaces de gestionar la magnitud de un desastre natural. La labor de todos los cuerpos involucrados en el rescate está siendo inmensa, dicen ellos, pero con pies de barro, a lomos de barrizal moral como se dijo aquí. No sólo ha sido insuficiente, también ha sido lenta e inexplicablemente invisible. Dejando el territorio a los voluntarios y voluntarias.
Los voluntarios y voluntarias aseguran no haber encontrado ningún trazo de presencia de una administración capaz. No; no hablaré de “estado fallido”, pero sí de absoluta incredulidad.
Ayer comenté la incapacidad de los funcionarios públicos de informar, cooperar o asegurar a los políticos una acción manifiestamente mejorable. No votamos a los funcionarios, así que alguien debería pedir reciclajes, formación y nuevos saberes. Han errado, también, en cualquier labor pedagógica para explicar por qué han sido tan exasperadamente lentos y su limitada respuesta.
Acuso a los máximos responsables de la Administración Pública y la cacareada cogobernanza de falta de cooperación, de cálculo político interesado y de ver quién toma la iniciativa. Acuso a las Confederaciones Hidrográficas, acusadas de malas prácticas de gestión y económicas hace meses por el Tribunal de Cuentas, de irresponsabilidad.
Yo acuso de que España debería disponer de recursos y personal preparados para dar una respuesta ágil y sólida a estos trágicos fenómenos naturales, pero que no se han puesto en práctica con celeridad. Algún día sabremos quién y por qué no lo hizo.
Tenemos dos cuarteles de alta disponibilidad: uno marítimo, a bordo del buque Castilla con base en Rota (Cádiz), y otro terrestre en Bétera (Valencia), que además cuenta con un Estado Mayor internacional. ¿Cuándo, dónde y por qué, estimada señora Robles se movilizaron? El JEMAD ha estado desaparecido y se ha puesto el jefe de la UMED a polemizar con una Administración Pública, la Valenciana.
Yo acuso a Sánchez y Mazón de hacer crecer la desconfianza en nuestras instituciones. Acuso a uno y al otro de carecer de capacidad para una respuesta rápida, transparente y visible.
Sólo dos personas públicas, el Jefe del Estado y la primera dama, que por cierto solo tenemos una, que la otra viaja a la India, pero no a Valencia, han mostrado empatía y valor. Sánchez se ha hecho un “Fuigdemont, más preocupado por limpiarse los zapatos para la rueda de prensa posterior y calificar de extrema derecha a quién le contradiga. Y de llevarse la comisión del estrago al ladito de la riada, por ejemplo, a Torrejón.
Yo acuso a Mazón de haberse visto sobrepasado por la situación y a la Administración española en tardar siete días en hacer un Consejo de Ministros. Acuso a la consejera valenciana que, de malas formas, anunció que no podría visitarse a los fallecidos; a la ministra que dijo que “el que quiera ayuda que la pida” y a los ministros que no han dicho ni buenos días.
Yo acuso al responsable de la Liga de Fútbol, incapaz de sostener el dolor de los deportistas valencianos y valencianas que andaban limpiando las casas suyas y de otros, de mantener su negociete.
Yo acuso a los que toleraron la violencia, forma definitiva de acabar con el estado de derecho. Acuso a los gestores de logística de los puertos más importantes de Europa, a los que fueron incapaces mandar helicópteros con agua. A los que no recibieron a los bomberos que procedían de otro sitio, a los que formularon “fake news”. A los incapaces de llevar medicamentos a los enfermos. A los que han tardado en poner energía y teléfono.
Hoy se anuncian lluvia de millones, como ocurrió en La Palma, donde aún esperan vivienda, recursos y compromisos incumplidos.
Un arbitrista aragonés, envió una vez, en el siglo XVI, un memorándum al rey de Aragón, informándole de que los tordos franceses acababan con las cosechas aragonesas y debían cerrarse la frontera a los tordos.
Creo que, hoy, valencianos y valencianas, creen que ser invadidos por los franceses y sus tordos sería una buena noticia. Nosotros y nosotras sólo tenemos una bomba nuclear: nuestra gente.
Lo dije aquí. Mazón pagará el pato. Pero si en el Gobierno creen que se recuperará la confianza lo tienen claro. Amunt Valencia. Yo, sin más fuerza que la de un jubilado, simplemente acuso.