Según la Real Academia de la Lengua, rufián, con minúscula, es una “persona sin honor, perversa, despreciable”, y también un “hombre dedicado al tráfico de la prostitución”. Pero, según el PP, Rufián, con mayúscula, es un apellido de un diputado de ERC que su dialéctica sólo está basada en “unos términos absolutamente inaceptables, intolerables e impropios de lo que debe significar la cortesía y la oratoria parlamentaria”. Por esa razón, por sus insultos constantes a otros políticos, al presidente del Gobierno, a las instituciones y a los ciudadanos que no comulgan con su ideario totalitario es por lo que el PP ha pedido amparo a la presidente del Congreso, Ana Pastor, contra los exabruptos del diputado Rufián.

La carta, firmada por el portavoz del Grupo Parlamentario Popular, Rafael Hernando, lleva fecha del pasado 21 de septiembre y se emitió inmediatamente después de la sesión de control en la que el diputado Gabriel Rufián Romero (Santa Coloma de Gramanet, 1982) profirió una nueva serie de insultos y despropósitos contra el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, a quien lo más ‘cariñoso’ que le dijo fue que sacara “sus sucias manos” de las instituciones catalanas. El tono chulesco de barrio de Rufián vino dado por la intervención del gobierno para frenar el golpe de Estado secesionista que, desde la Generalitat, intentan dar en Cataluña contra el orden constitucional.

He aquí al completo la carta de Rafael Hernando pidiendo amparo contra actitudes rufianescas:

“Estimada Presidenta:

“Deseo trasladarle en nombre del Grupo Parlamentario Popular mi profunda preocupación e indignación ante los lamentables hechos acaecidos en la mañana de ayer, miércoles, 20 de septiembre, en el Pleno del Congreso de los Diputados, con motivo de la sesión de control al Gobierno.

“Una vez más, la intervención del diputado Gabriel Rufián Romero, del grupo parlamentario ERC, supuso un hecho gravísimo, al dirigirse al Presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, en unos términos absolutamente inaceptables, intolerables e impropios de lo que debe significar la cortesía y la oratoria parlamentaria, acusándole de una “intervención miserable en cuanto a los alcaldes, a los vecinos …” y “pidiéndole y exigiéndole, por dos veces, que sacara sus sucias manos de las Instituciones Catalanas”.

“La libertad de tribuna no puede amparar, en ningún caso, estos calificativos que van mucho más allá de lo que debería ser la cortesía parlamentaria en los debates que mantienen todos los diputados. No se trata, por tanto, de valorar o calificar el objeto de la intervención del Sr. Rufián, sino de erradicar de la oratoria, esos calificativos.

“Al concluir la respuesta que el Presidente del Gobierno dirigió al Sr. Rufián, se produjo otra situación igualmente grave, ya que los diputados de ERC profirieron frases descalificadoras e insultos contra los diputados del grupo parlamentario de C’s y del grupo parlamentario popular, cuándo aquéllos procedían a abandonar el hemiciclo.

“Como usted misma ha reconocido en alguna ocasión, estas alteraciones reiteradas del orden de la sesión plenaria, con continuas interrupciones, insultos y frases descalificadoras, contribuyen, sin duda, a la pérdida del necesario decoro y respeto al conjunto de la institución, así como al respeto al conjunto de los diputados presentes en esa sesión y que vienen a sumarse a las reiteradas ocasiones en las que ha existido una exagerada relajación de hábitos y actitudes entre algunos diputados, que no hace sino agravar aún más este problema.

“Ya que la cortesía constituye uno de los límites del debate o, si se prefiere, de la oratoria parlamentaria, es por lo que me dirijo a usted, Presidenta, para solicitarle, en nombre de mi grupo, que adopte cuantas medidas sean necesarias para que estas situaciones, o situaciones parecidas, no se vuelvan a producir”.