¿Quién tiene derecho a la impunidad?

Oigo con particular estupor a Pablo Iglesias una frase que me pone los pelos de punta: “Es indecente que los corruptos tengan impunidad y que dirigentes catalanes vayan a la cárcel”. ¿A quién se refiere? ¿Quién tiene impunidad para él?

Según mis cálculos, en estos momentos existen en España 90 personas encarceladas por corrupción, 78 con carácter definitivo y otras 12 en régimen provisional, en espera de sentencia. Pero es que hay incoadas 1.700 causas con 500 imputados, muchos de los cuales acabarán en la cárcel un día u otro. Desde los lejanos tiempos en que estuvieron entre rejas empresarios otrora famosos, como Mario Conde o Ruiz-Mateos hasta hoy, han pasado o están en la trena ex ministros como Jaume Matas, ex presidentes de Comunidades Autónomas, como Ignacio González, de Diputaciones, como Carlos Fabra o José Luis Baltar, consejeros autonómicos, alcaldes, concejales… y hasta el presidente de los empresarios españoles, Gerardo Díez Ferrán.

Si esto es impunidad, que venga Dios y lo vea.

Para mayor inri, esperan su turno carcelario importantes personajes, como Ignacio Urdangarín, José Luis Olivas y, si me apuran, muchos presidentes de entidades bancarias, incluido, posiblemente Rodrigo Rato.

Se trata de una limpieza importante, aunque por desgracia aún no definitiva, de la corrupción política, no inferior a la que existe en algunos países democráticos y superior, incluso, a la de muchos otros.

Mientras todo esto sucede, sólo una docena de políticos o agitadores sociales del ámbito catalán han ido provisionalmente a la cárcel, por violar la Constitución y otras leyes, rompiendo la convivencia pacífica, la igualdad de los ciudadanos ante la ley y la seguridad jurídica. O sea, por acciones dentro del Código Penal y no de la política.

Me temo, pues, que el reproche antedicho no es a que los corruptos tengan impunidad, siempre ignominiosa, cuando se da, sino a que no exista impunidad de los políticos para que puedan hacer lo que les dé la gana, aún a costa de provocar disturbios, saltarse la ley e incitar a unas personas en contra de otras. En eso sí que no estoy de acuerdo con Pablo Iglesias, porque siempre será indecente que algunos tengan impunidad para cometer fechorías, sean éstas de la índole que sean.

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