Una ley imprescindible: mascotas veganas, ya mismo

Estimados y estimadas progresistas, atentos al cambio climático y ofendidos por la malvada civilización occidental, a veces el cronista no tiene más remedio que traer malas noticias. Se siente, no todo es felicidad en el paraíso. Ahora que acabáis de aprobar una ley de bienestar animal. Ahora que ya he hablado con mi gato que acaba de descubrir que de bebé le castré privándole de oportuna satisfacción, ahora que mi gato y yo ya hemos ido a la oportuna escuela y le he prohibido acompañarme a la farmacia.

Ahora, justo ahora, vosotros y vosotras que sois tan modernos resulta que no habéis caído en algo fundamental. Os lo digo directamente para que vayáis digiriendo el asunto: si los perros y gatos del mundo fueran veganos ahorrarían más emisiones de las que produce un país de cincuenta millones de habitantes.

Estimados amantes de la ciencia y perseguidores de los negacionistas de todo tipo. Para los que dudan de que las universidades estudian cuestiones de importancia. Sabedlo y contádselo a otros.

Una investigación de la Universidad de Winchester ha estimado que si todos los perros del mundo se volvieran veganos, se liberaría una masa de tierra mayor que la de México y más agua dulce que toda el agua dulce renovable de Dinamarca, y se alimentaría a unos 450 millones de personas más, más que el toda la población de la UE.

Si todos los perros del mundo se volvieran veganos, se ahorrarían más emisiones de gases de efecto invernadero que las producidas por España. O sea, vosotros y vosotras empeñados en tratar a las mascotas como hijos o hijas y no habéis caído en lo importante.

El estudio afirma que los gatos y los perros consumen alrededor del 9% de todos los animales terrestres que sacrificamos para alimentarnos (alrededor de 7 mil millones de animales al año), así como miles de millones de peces y animales acuáticos.

O sea, ustedes se preocupan, animados por el ministro de consumo, por las vacas leonesas que se exportan a Inglaterra, pero no habían caído en el penoso efecto de sus “perrijos y gatijos” en el cambio climático. Ustedes quieren que sus hijos, hijas, vecinos y vecinas sean veganos y resulta que sus mascotas tienen peores efectos.

No sólo son los perros. Ya he hablado con Manolito, mi gato, se acabó el bocado gourmet. No vamos a ser menos que el gobierno y sus portavoces.

Me informan los expertos de Winchester que si todos los gatos del mundo se volvieran veganos, se ahorrarían más emisiones que las producidas por un territorio más grande que Alemania, agua dulce que excedería toda el agua dulce renovable en Jordania y alimentaría a unos 70 millones de personas más, casi de la doble población de España.

El profesor Andrew Knight, académico veterinario participante en el estudio, sostiene que “los dueños de mascotas que se preocupan por el medio ambiente o la salud de sus animales deberían considerar alimentos veganos para mascotas nutricionalmente sanos”.

No les sorprenderá: exijo inmediatamente que la ola progresista que nos salvará del horror y la destrucción prohíba inmediatamente todo alimento para animales que no sea vegetal. Hasta aquí hemos llegado.

Eso sí, los veterinarios y las empresas del sector han protestado. El negocio es el negocio.

Pero, estimados y estimadas, déjenme que mientras me preparo para ir a mi taberna de los viernes, ponga en mi cara una sonrisa maliciosa: Los perros y gatos hacen más daño al cambio climático que los toros. No digan que no es para reírse. Hablen con su perros y gatos, anúncienles la buena nueva y ríanse conmigo. Hagan veganos a sus mascotas, es por el planeta.

https://peregrinomundo1.webnode.es/l/una-ley-imprescindible-mascotas-veganas-ya-mismo/

 

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