Aunque falten tres meses para las próximas elecciones municipales y autonómicas, ya estamos en campaña electoral. Todos los actos, acciones y actitudes de los partidos políticos se realizan pensando en ese horizonte. De ahí las broncas entre los socios de Gobierno, que procuran marcar su territorio y diferenciarse de sus compañeros de viaje.

La ley de sólo sí es sí constituye el ejemplo más flagrante, con una empecinada Unidas Podemos frente a un PSOE al que acusa de que le tiemblan las piernas ante los poderes fácticos de este país.

Pero no es sólo esa ley motivo de discordia, sino que hay ya hasta siete normas atascadas en distintos momentos de su recorrido debido a la conducta enfrentada de los socios de Gabinete. Los socialistas pretenden dar una imagen más socialdemócrata, obviando su ejecutoria más extremista, y los podemitas buscan un espacio de radicalidad acorde con sus orígenes. Un tercero en discordia en la izquierda sería Yolanda Díaz, que persigue una posición a la siniestra del PSOE, pero más moderada que Unidas Podemos, a pesar de haber sido designada en su día por Pablo Iglesias para encabezar las listas podemitas.

Si ése es el enredo en que se encuentra la izquierda, no es menor el de la derecha, donde Vox ha acusado al PP de presumir ahora de ser de centro izquierda, quedando ellos solos como única oposición de verdad al Gobierno.

Como se ve, todo el mundo quiere aparentar lo que cree que mejor le posiciona ante sus electores al margen de que sea verdad o una mera simulación. Tenemos, pues, ante nosotros tres meses de cabriolas políticas, donde nada es lo que parece, como las manifestaciones en pro de una sanidad pública que, en el fondo no han sido más que movilizaciones políticas en contra del PP, en general, y de Isabel Díaz Ayuso, en particular,