Fue escrito en el siglo XIX, pero es válido en el XXI. La pluma de José de Espronceda era realmente visionaria. El insigne poeta, el poeta-mártir y martirizado por autócratas, déspotas y tiranos, ya preveía, creo yo, la felona existencia del autócrata de 2023. A la patria dedicaba Espronceda su gélido llanto. A la patria se lo sigue dedicando hoy, creo yo, en 68 versos contra el nuevo déspota subido en un Falcon.
A la patria, de José de Espronceda. 68 versos contra la felonía de Pedro Sánchez
- ¡Cuán solitaria la nación que un día
- Poblara inmensa gente,
- La nación cuyo imperio se extendía
- Del Ocaso al Oriente!
- ¡Lágrimas viertes, infeliz ahora,
- Soberana del mundo,
- Y nadie de tu faz encantadora
- Borra el dolor profundo!
- Oscuridad y luto tenebroso
- En ti vertió la muerte,
- Y en su furor el déspota sañoso
- Se complació en tu suerte.
- No perdonó lo hermoso, patria mía;
- Cayó el joven guerrero,
- Cayó el anciano, y la segur impía
- Manejó placentero.
- So la rabia cayó la virgen pura
- Del déspota sombrío,
- Como eclipsa la rosa su hermosura
- En el sol del estío.
- ¡Oh vosotros, del mundo habitadores,
- Contemplad mi tormento!
- ¿Igualarse podrán ¡ah! qué dolores
- Al dolor que yo siento?
- Yo desterrado de la patria mía,
- De una patria que adoro,
- Perdida miro su primer valía
- Y sus desgracias lloro.
- Hijos espurios y el fatal tirano
- Sus hijos han perdido,
- Y en campo de dolor su fértil llano
- Tienen ¡ay! convertido.
- Tendió sus brazos la agitada España,
- Sus hijos implorando;
- Sus hijos fueron, más traidora saña
- Desbarató su bando.
- ¿Qué se hicieron tus muros torreados?
- ¡Oh mi patria querida!
- ¿Dónde fueron tus héroes esforzados,
- Tu espada no vencida?
- ¡Ay! de tus hijos en la humilde frente
- Está el rubor grabado;
- A sus ojos caídos tristemente
- El llanto está agolpado.
- Un tiempo España fue: cien héroes fueron
- En tiempos de ventura,
- Y las naciones tímidas la vieron
- Vistosa en hermosura.
- Cual cedro que en el Líbano se ostenta,
- Su frente se elevaba;
- Como el trueno a la virgen amedrenta,
- Su voz las aterraba.
- Más ora, como piedra en el desierto,
- Yaces desamparada,
- Y el justo desgraciado vaga incierto
- Allá en tierra apartada.
- Cubren su antigua pompa y poderío
- Pobre yerba y arena,
- Y el enemigo que tembló a su brío
- Burla y goza en su pena.
- Vírgenes, destrenzad la cabellera
- Y dadla al vago viento;
- Acompañad con arpa lastimera
- Mi lúgubre lamento.
- Desterrados, ¡oh Dios!, de nuestros lares,
- Lloremos duelo tanto.
- ¿Quién calmará, ¡oh España!, tus pesares?
- ¿Quién secará tu llanto?